Un pie en el Panteón Nacional y otro en el Congreso de la Patria Viva

Este inusual y extraordinario venezolano llamado César Rengifo

"Yo me siento más indoamericano y afroamericano, que hispanoamericano, iberoamericano y que latinoamericano".(Hugo Chávez, desde Brasil)

Este martes 10 de mayo, llegan al Panteón Nacional los restos de Armando Reverón y César Rengifo. Mayo también es el mes de aquel caballito que comía flores. Nos corresponde hablar –en nuestro caso- sobre el significado de César Rengifo para la nacionalidad. Los restos de César descansarán frente al nicho alusivo a Guaicaipuro y los Caciques y Cacicas de la resistencia indígena, sal y ceniza de la tierra de Suruapo. Los de Armando Reverón frente al primer nicho a mano derecha, siempre con sus ojos abiertos, prendidos al mar y perdidos en el horizonte infinito del cielo azul de los orígenes, traducidos a un sepia vivo y documental para su lectura-testimonio en cada presente. Desde el monumento a los Caciques y al otro extremo de la entrada, estos dos gigantes serán guardianes de la venezolanidad y de la cultura nacional en el máximo monumento de la venezolanidad y del bolivarianismo continental y caribeño. La incorporación de Guaicaipuro el 8 de diciembre de 2001, cambió por completo la concepción guzmancista del Panteón Nacional, al conectarnos -desde el presente- con nuestra ancestralidad originaria para no ver la independencia como un período y el Estado Nacional en antagonismo y negación de los pueblos y comunidades indígenas: ¡esos descastados radicales de la colonia y de la república, siempre en proceso de conquista y colonización! (que no eran parte orgánica ni de la sociedad colonial, ni de la república). Vendrá ahora el Monumento a los Caciques, cuya maqueta nos dejó antes de su partida a otros paisajes celestiales el escultor tequeño Edgar Corrales: maqueta entregada al Presidente Nicolás Maduro el Día de la Resistencia Indígena del año pasado, quien a su vez designó al alcalde de Caracas Jorge Rodríguez para concretar el proyecto de confección de aquella composición escultórica. Guaicaipuro no podía entrar al Panteón Nacional y todos los Caciques y Cacicas de la Resistencia, porque supuestamente, "no eran mestizos"(¿?)… César, al pie de los Caciques y Cacicas de la Resistencia, será el primer indoamericanista, revolucionario, socialista y comunista que entra al Panteón Nacional.

10 DE MAYO DE MÚLTIPLES FACETAS DE LA CULTURA NACIONAL : 10 de mayo, nacimiento de Reverón, Día del artista plástico, lo es también Día de la Afrovenezolanidad, representada en la figura irreductible del zambo José Leonardo Chirino, hijo de un afrodescendiente y de una madre india, que le da a la diáspora africana conexión con este continente y a las viejas alianzas secretas entre indios en resistencia de la alta montaña y negros cimarrones escapados de las haciendas. Esta indodescendencia y la afrodescendencia están presentes en la dramaturgia de César. Desde "Curayú o el Vencedor", pasando por "Los hombres de los cantos amargos". Sin embargo, esta conexión histórico- antropológica entre el indio y el negro continúa invisibilizada por lo que Esteban Emilio Mosonyi llama "el bloqueo cultural". El problema no es sólo racial: blanco y negro, pero tiene su piso racista, biologicista y sociocultural.

El zambo, imitando al supuesto mestizo o "criollo", no puede mirar "hacia atrás", menos autorreconocerse en su propia indianidad a riesgo de convertirse en estatua de sal como la mujer de Lot. Tanto el afrovenezolano, como el indo-mestizo, se convierten en una especie de "tente en el aire" o de "salto atrás" al autorreconocerse en su propia indianidad: vale decir, hay que desindianizarlos a ambos para "criollizarlos" (a imitación de sus opresores mantuanos).Pero al "criollizarlos" o "mantuanizarnos" unilateralmente, ideológicamente, también nos desafricanizan y nos des-hispanizan para "norteamericanizarnos". Porque el problema no es sólo racial sino también étnico-nacional. Es parte del camino a recorrer histórica y culturalmente para convertirnos en renegados de nuestras nacionalidades y de la integración continental y caribeña. Veamos: Si por ejemplo decimos que el Negro Primero o Juana La Avanzadora entran al Panteón Nacional "más allá de lo racial y por encima de una adscripción étnico-cultural", en un intrínguli "trans-moderno" o "trans-cultural"; en el fondo del fondo, con los artificios ideologizantes del criollismo mantuano y reductor, estamos reconociendo que todavía no son aceptados y no pueden entrar como negros, ni con su herencia afro-venezolana, ni como indoamericanos al Panteón Nacional. También decimos de paso, que lo indio y lo negro "no son universales" y que el arte de Rengifo es "localista o parroquiano"…(Un poco tarde descubre Enrique Dussel que la filosofía europea no es universal…) ¡Carajo!¡Hasta cuándo! Tenemos que aceptar nuestra diversidad antropofísica y étnico-nacional en un país multiétnico y pluricultural, de vocación intercultural, en un Estado de derecho y de justicia: lo demás será hipocresía mantuana. La entrada de Guaicaipuro en el Panteón Nacional, tiene –entre otros- ese propósito: desbloquearnos culturalmente y socialmente para tener conciencia etnohistórica y de clase. Pero también para reivindicar la plenitud de los derechos originarios, históricos y específicos de los pueblos y comunidades indígenas que hoy plasma la Constitución Bolivariana. La creación artística de César Rengifo representa, como veremos un abanico abierto de posibilidades históricas, culturales y espirituales para refundar la cultura nacional. Como ayer nos dijera la hermana y camarada indígena Noelí Pocaterra Uliana antes de partir para una reunión en la ONU:

-Lo que ocurrirá el 10 de mayo en el Panteón Nacional es un segundo entierro como lo hacemos los wayuu. Quiero dejar mi abrazo solidario a César Rengifo y Armando Reverón, en su segundo viaje hacia Jepira.

ESTE INUSUAL Y EXTRAORDINARIO VENEZOLANO LLAMADO CÉSAR RENGIFO

Este inusual y extraordinario venezolano llamado César Rengifo nace en Caracas el 14 de mayo de 1915 y muere en su ciudad natal el 2 de nov. de 1980, tiene un profundo significado histórico y deja un mensaje imperecedero, una señal casi profética para las nuevas generaciones de nuestro país:

-Su arte comprometido como dramaturgo, pintor, muralista, ensayista, poeta, alfabetizador, periodista, titiritero, pedagogo de la liberación, se inscribe dentro de nuestra historia, la identidad nacional y cultural, nacional y continental bolivariana, anticolonial y anti-imperialista como símbolo de la anticonquista: "¡rechazo la Orden Diego de Losada y pido en su lugar la de Guaicaipuro!".

-Su visión de la historia de Venezuela, plasmada en su creatividad artística, su dramaturgia, su pintura, su muralismo, comprende todas las fases de nuestra memoria, desde los milenios del poblamiento indígena, pasando por la conquista y la resistencia indígena a la conquista (la anticonquista), los tres siglos de la colonia, la independencia y la república, la guerra federal y el advenimiento del petróleo hasta hoy. Es la contemporaneidad de todos los tiempos, sin negar lo específico de cada presente, de cada coyuntura histórica en que le toca vivir y luchar como revolucionario. En la subcultura del petróleo, como Rodolfo Quintero, vislumbra una nueva conquista. Como se replantea hoy, en esta nueva arremetida imperialista y de la ultra derecha continental.

-Entiende Rengifo que el poblamiento indígena no concluye en 1492. Que la conquista no termina en el siglo XVI, ni la colonia termina en el siglo XVIII, ni la independencia en el siglo XIX, ni el neocolonialismo en el siglo XX, con el petróleo. Vivimos el presente concreto de todas estas manifestaciones históricas, económico-sociales y culturales y ello se expresa mucho mejor en su creatividad artística que en su ensayística(gran parecido entre la visión de la historia manifiesta en el arte de César Rengifo, con Enrique Bernardo Núñez y la visión histórico-antropológica de Esteban Emilio Mosonyi). En la cantata, muy del agrado del Comandante Chávez, "Esa espiga sembrada en Carabobo", hablan todos los tiempos de nuestra historia y todos los sujetos, actores y actrices de nuestra venezolanidad, lo nuestro americano de Abya Yala.

-Caracteriza la obra de Rengifo la inclusión progresiva de todos los sujetos, actores y actrices en el proceso de construcción de la venezolanidad, buscando siempre los términos de justicia y equidad frente a cualquier intento manipulatorio de crear falsos conflictos y violencia horizontal de pueblo contra pueblo: en justo lugar, están presentes en su obra los pueblos y comunidades indígenas que hoy se incluyen en la Constitución Bolivariana, los afrodescendientes, nuestra indo-descendencia irreductible, nuestras gloriosas mujeres indias, negras o mantuanas, los campesinos, la migración compulsiva del campo a la ciudad, la marginalidad urbana, la ternura del niño, la juventud, la tercera edad, las personas con discapacidad, los perros callejeros, su música interior y la descolonización estética de la venezolanidad en el destape de la creatividad colectiva y personal, pasando por la ruptura de la cadena de la vida con el petróleo y la penetración imperialista hasta el advenimiento de la clase obrera. El cantor del pueblo Alí Primera, amigo y alumno del Maestro César, también le canta a todos estos sujetos y actores. Al propio César… Y a Reverón.

-Sabe Rengifo que no hay arte ni cultura neutra en toda sociedad de antagonismos sociales y económicos. No por ello esclaviza la estética degradándola a simple propaganda política. Por el contrario, la pone en el plano donde se expresa con su propia dinámica interna: es esencialmente política, pero no reductible a lo político. De paso también reconoce una responsabilidad ética y política del artista como creador y como educador. Entendiendo, que toda cultura viene del pueblo y al pueblo debe reintegrarse para su plena realización humana y espiritual.

-Se expresa la creación artística de César Rengifo en todo un complejo entramado del problema de clases sociales con la dominación racial, étnica, sociocultural, lingüística, territorial y espiritual, que nos lleva a replantearnos de alguna forma, la sobrevivencia de ciertos rasgos de la sociedad de castas de la colonia y de la actual cultura occidental dominante en antagonismo con la naturaleza y el desequilibrio del planeta. Desde "Las Torres y el Viento", que caminan en la magia del mundo indígena -como lo ha visto acertadamente Lourdes Manrique- esos fantasmas de otro mundo desconocido, que ahora hablan en inglés y donde César clama por el restablecimiento de la cadena de la vida. ¡Honor y gloria al camarada César Rengifo y al compatriota Armando Reverón!.



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Saúl Rivas Rivas


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