Colas con historias

Los ciudadanos no sabemos cuántas historias se cuentan en el montón de colas que tenemos, hoy en Venezuela; colas de una guerra económica inducida desde la sociedad de corporaciones transnacionales desde el exterior –casi todas de EE.UU- con sus ramales locales que algunos consideran una manga de cipayos.

Las conversaciones, críticas, a favor de grandes sanciones a quienes están abusando de la población y otros que esgrimen banderas culpas en contra del presidente Maduro por no asumir fuertes medidas de castigo.

"Aquí sucede que la falta de valores en los hijos, por parte de los padres, es lo que ha generado esa bestial conducta de los bachaqueros, porque esos son hijos sin ninguna clase de valores que salen de los hogares", decía un profesor mientras hacía una cola para comprar pan.

-"Acuérdense que esto es una guerra, que viene de afuera", ripostaba otro desde un puesto adelante.

-"No me vengan con cuentos; no creo ni en la oposición ni en Maduro. Apenas llegó Antonio Ledezma a la Alcaldía Metropolitana, botaron a unos dos mil empleados, yo entre ellos y todavía un problema sin resolver, cobrando unas prestaciones por partes", dice el trabajador despedido.

-"El asunto es que, ¿por qué tenemos esas colas a estas alturas? ¿Acaso el gobierno no puede eliminarlas y sancionar a todos esos caraj… con cárcel?

-"Y con multas fuertes", añadió otro, muy molesto por el fuerte y picante sol sabatino.

-"Como nadie hace nada en este país, estamos jodi…. Fíjate que como las destartaladas camionetas cobran ahora Bs. 35 y el domingo Bs. 40, ahora el Metrobus, con sus dos ramales, uno hacia Lídice el otro a Manicomio, suben y bajan superllenos, lo que quiere decir que nadie está de acuerdo con el aumento del pasaje de esas camionetas, y los tarados del Metro de Caracas, que no se dan cuenta, no meten mas buses para Lídice y Manicomio", arremetió un caballero entrado en años.

-"¿Cuántos dueños de supermercados están presos? Los detenidos son un cargamento de malandros criollos formados como paramilitares, porque ya hay unos cuantos muertos, pero lo que no hay es un encopetado como Mendoza preso, dijo una señora que ansiaba por intervenir en la colectiva conversación.

-"Tengo entendido que le han estado metiendo mano a un poco de bachaqueros", dijo otro.

-"¡Ahhhh, por eso es que ahora no se ha visto cola en el Día a Día de que está en Los Robles! ", añadió otro.

-"¿Y dónde están metiendo a esos presos? ¿En el Sebin? ¿Por qué no los meten en una penitenciaría donde están los pranes, los tipos peligrosos?

-"Bueno, y ¿cuándo comienzan a vender el pan?, soltó un moreno de espejuelos.

-"Ya entregaron los números", interrogó una señora.

-"¿Cuál número señora? ¿Esto es por números?, preguntó el de los lentes.

-"Dicen que a las 11 am", respondió el profesor.

-"¿Usted cree que pueda ir casa unos minutos y me guarda el puesto?

-"¡Vaya tranquilo, que habrá tiempo!

Como era de esperarse, cuando el hombre llegó de nuevo a ubicarse en la cola ya habían repartido los números y siguió la recomendación de sus vecinos de cola, de ir a ver si la entregaban un número, pero se encontró con la respuesta de una morena que le indicó:

-"Haga la cola de nuevo y espere la segunda tanda de pan, que será como a las 3 y 30 de la tarde".

-" ¡Qué bolas tiene esa tipa!, ¡Si Luís, yo te aviso!



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Pedro Estacio


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