Religiosidad alienada y alienante

Independientemente de cualquier apreciación sobre el papel de la religión como elemento de dominación o de liberación y respetando las creencias de cada quien, aprovecho la difusión de disparates que vinculan la modificación de la hora oficial y la atención médica pública con ritos satánicos para llamar la atención sobre al menos dos contradicciones pseudo religiosas discriminatorias y autodestructivas, cada vez más presentes en el imaginario de la media clase venezolana, incluido el de compatriotas que se identifican con el proceso bolivariano.

Chávez despertó un reconocimiento orgulloso de nuestros ancestros indígenas y negros; impulsó el reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos originarios y promovió nacional e internacionalmente manifestaciones de nuestra diversidad cultural, confinada hasta entonces en rincones remotos de nuestra Patria.

Como era de esperarse, en respuesta a ello, los prejuicios "blancos" impuestos inicialmente en nombre de dios por el imperio español y reforzados en nombre de la civilización por la hegemonía cultural estadounidense, negados a perder su primacía, afilaron sus armas para para mantener bajo control las aristas primitivas y paganas de nuestro yo y reavivar el rechazo a cosmovisiones tildadas de "inferiores".

Así, además de fraccionar nuestro yo y nuestro propio orgullo, han logrado lograron que católicos, ateos y creyentes en toda clase de dogmas cristianos pos modernos desprecien y condenen, cual inquisidores, a creyentes y practicantes de cultos derivados de cosmovisiones indígenas y africanas.

Pero la cosa no queda allí, la condena a nuestra raíces y diversidad se ha extendido de individuos y grupos a pueblos enteros, entre ellos a naciones que antes y hoy han contribuido con nuestras luchas independentistas. Personas que reconocen el apoyo de Haití a Bolívar no se interesan por la terrible realidad que están viviendo los hermanos haitianos, pues los miran a través de un distorsionado cristal hollywoodense

Más ingrata aún, la actitud contra Cuba y los cubanos, lógica entre la oposición anticomunista feroz, pero no entre nosotros. Hay rojos rojitos que, reconociendo la importancia de Fidel, desconocen la colaboración que nos presta el pueblo de Cuba, y con una ligereza inaceptable califican a los cubanos de vividores y los acusan de realizar misteriosos ritos de magia negra.

Tenemos que encontrar pronto una manera de impedir que la estratégicamente inducida "religionización" de la población venezolana, observable en calles y redes, siga jugando con cartas marcadas por el enemigo. Siga erosionando nuestra riquísima psique pluridimensional y se convierta en un arma de destrucción masiva de nuestros principios de igualdad y justicia, así como de nuestro respeto y solidaridad hacia pueblos hermanos.



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Mariadela Villanueva

Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular

 mariadelav@gmail.com      @mariadvillanuev

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