Detrás del llamado al Referendo

No cabe la menor duda de la intencionalidad desestabilizadora y golpista de la oposición santurrona venezolana al querer presentar, cubriendo su teatro con la Constitución Bolivariana, la posibilidad de darle finiquito, "por la vía legal", a la gestión que preside Nicolás Maduro, y, de esa manera, pretender tomar por asalto el Poder del Estado venezolano para usufructuar nuevamente de sus riquezas y dar fiel cumplimiento a los objetivos que les han encomendado el imperialismo estadounidense y el gran capital internacional. Ese llamado a referendo revocatorio -repetimos, teatral- aun no concretándose en su activación final, cumpliría sus propósitos desestabilizadores, pues forma parte de la estrategia fijada por esa oposición apátrida subyugada al Poder del gobierno que hoy conduce el Premio Nóbel de la Paz, Barack Obama.

Son miserables las numerosas acciones adelantadas por esa extrema derecha de la política nacional, direccionadas con el único propósito de aniquilar el proceso de cambios profundos que en la sociedad venezolana iniciara el Comandante Hugo Chávez desde que, por voluntad soberana de la mayoría del pueblo elector, asumió la presidencia de la República en el año 1999; jamás aceptaron los componentes de la falsa democracia puntofijista el haber sido desplazados, no sólo de la conducción del Estado venezolano, sino, prácticamente, del escenario político con el surgimiento del liderazgo del Presidente Chávez, liderazgo que se fue acrecentando y fortaleciendo con las políticas de reivindicación y de inclusión dirigidas a las grandes mayorías, siempre marginadas y reprimidas por los gobiernos de Acción Democrática y de Copei. De igual modo, los herederos o derivados de esa política cuartorepublicana, opresora y asesina, representantes hoy de la élite burguesa de este país, también han asumido la práctica de la violencia elevándola al fascismo, con miras a tratar de doblegar la voluntad del pueblo que decidió transitar el camino hacia el necesario socialismo humanitario.

En ello han puesto su nefasto empeño, sin importarles un bledo las numerosas víctimas fatales, los centenares de heridos y las multimillonarias pérdidas que a diario han venido ocasionando a lo largo y ancho del país; por supuesto, aun bajándose los pantalones, como en efecto públicamente lo han hecho, se sienten guapos al estar apoyados por los EEUU a través de la CIA, de la USAID, del Comando Sur, por aquellos parásitos que direccionan organismos como la OEA y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, de igual modo se han envalentonados con su alianza con el paramilitarismo colombiano y bandas delictivas; cuentan con el irrestricto apoyo de las grandes empresas internacionales como la Procter & Gamble y la Polar, participantes ambas de aquel dañino paro empresarial del 2002; tienen el respaldo de los medios internacionales manipuladores de la comunicación, CNN, ABC, con sus derivados criollos, El Nacional y Tal Cual; y para colmo, se sienten orgullosamente protegidos por Felipe González, Aznar y Rajoy, quienes aún se creen capitanear la Pinta, la Niña y la Santa María. Ésa oposición ha alimentado su egocentrismo con el nefasto triunfo de Macri en la Argentina y añora el derrocamiento de Dilma Rousseff en Brasil; de tales eventos les nace la patraña del llamado referendo revocatorio al mandato constitucional de Nicolás Maduro. Al obtener el recién pasado diciembre una mayoría circunstancial en el Poder Legislativo nacional, han intensificado, sin rubor alguno, su intención de ponerle punto final, no sólo al gobierno nacional, sino al proceso revolucionario y al liderazgo de Hugo Chávez que trascendieron las fronteras venezolanas, irradiándose a buena parte del continente latinoamericano y caribeño.

A la estrategia desestabilizadora de la derecha oligarca venezolano-mayamera, engolosinada con la guerra económica, las crisis del agua y de la energía eléctrica, así como con la intensificación de los hechos de violencia delictiva –sicariato y crímenes selectivos- no podemos obviar el que, como caldo de cultivo, se le agregan las grandes fallas existentes en las instituciones del Estado venezolano y de las organizaciones políticas –PSUV, POLO PATRIÓTICO- que apoyan al gobierno y al proceso: la incoherencia en la aplicación de algunas políticas del Ejecutivo nacional, de mucha verborrea y poca acción; la corrupción, la ineficiencia en esas mismas instituciones gubernamentales, igual en gobernaciones y alcaldías –el ejemplo lo tenemos en Sucre: Fondades, Fundasalud, Alcaldía de Carúpano-; la debilidad ideológica, la no formación de cuadros revolucionarios, que conlleva al fanatismo irracional y a la carencia de liderazgo; la errada designación a dedo de candidatas y de candidatos a cargos de elección popular; el temor o la represión a la crítica constructiva, el entierro de las tres R, de las cuales, inútilmente, nunca vió su aplicación el Comandante Chávez; la manipulación partidista de los Consejos Comunales y, por ende, el no fortalecimiento de las Comunas y del Poder Popular. Todo esto ha contribuido a la fortaleza del plan macabro de la Mesa de la Unidad Democrática, la cual, después de haber pateado a la Constitución Bolivariana, pretende utilizarla invocando su artículo 72 que facultaría al ciudadano elector a tener la opción de revocar, mediante un referendo, el actual período constitucional de Nicolás Maduro. A tan grotesco montaje desestabilizador debemos afrontar con decisión y firmeza.

 

¡El Socialismo se construye con trabajo honesto y conciencia revolucionaria!

jorgenunez04@hotmail.com



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