Pildoritas 36 (año IX )

Embajadas y consulados ante la arremetida mediática

Venezuela, para nadie es un secreto, es uno de los objetivos más apetecibles para el imperio en su exacerbada voracidad por conquistar todo el planeta y convertirse en único dueño de la riquezas con que la Providencia dotó al mundo, y cual ave de rapiña saciar el hambre que en su afán consumista, cual espada de Damocles, tienen sobre su cabezas y y que les llevaría a una inevitable caída, corriendo la misma suerte que todos los imperios del mundo han corrido.

Dios. como sabemos, privilegió a nuestro país con enormes riquezas naturales que el monstruo del Norte tiene en mira, para, como lo ha hecho en otros países, apropiárselas, a fin de prolongar su existencia, sin importarle con ello, sembrar destrucción y muerte a civilizaciones enteras y desaparecer incluso la posibilidad de vida de generaciones futuras.

Ejemplos sobran, con hechos que registra la historia reciente, que por sus resultados devastadores dejan el genocidio de Hitler como un juego de niños.

Lo lamentable es que, junto a sus planes de depredación, tengamos que ser testigos de cómo en esas patrias y también en la nuestra, han encontrado traidores suficientes que les vendan su alma a fin de, desde dentro, facilitarles las cosas y prepararles el terreno, por cualquier vía, a fin de que cuando nos invadan lo hagan sin los daños que en otras acciones invasoras han tenido, por la resistencia de patriotas como lo estamos viviendo ahora mismo en la digna Siria, que valientemente ha evitado la concreción de los planes de colonización.

También somos testigos las generaciones que integramos la sociedad venezolana de cómo, desde que llegó la Revolución de la mano del nunca bien recordado Presidente Chávez, se nos declaró la guerra y por ello nos hemos visto sometidos a toda clase de ataques, por ahora, producto de una guerra llamada no convencional, la cual ha sido tan despiadada y terrible, que han logrado sacar del medio al personaje más relevante y significativo, no solo para nuestra Patria, sino para la llamada Patria Grande e incluso para buena parte de ciudadanos del mundo.

Una de las tantas aristas de esta guerra es la que tiene que ver con los ataques mediáticos de todo el abanico que en el mundo forman una especie de oligopólico de la comunicación al servicio de los planes imperiales y que tienen el papel de lograr, con mentiras repetidas, el desprestigio de un nuevo experimento de gobierno de corte socialista del siglo XXI, al cual no le pueden permitir ser exitoso como lo ha sido en múltiples aspectos, simplemente porque ello sería un muy mal ejemplo para los pueblos del mundo que añorarían tener en sus países gobiernos como el nuestro que en solo 17 años, aceptando con humildad que ha habido errores, es capaz de presentar logros de mejoramiento social de tal magnitud, que bien podemos afirmar, es difícil encontrarlos en el resto del mundo.

Ahora bien lo que muchos nos preguntamos es: ¿ Por qué si se sabe, sin ningún género de dudas, que por donde más daño se le hace a la Revolución es a través de los múltiples y numerosos frentes mediáticos muy poderosos, no hemos sido capaces de enfrentarlos y lograr en tiempo real, que la tecnología hoy en día permite, revertir los daños o mejor evitar que estos logren su objetivo adelantándose a sus perversiones?.

Tenemos con qué, se supone, por ejemplo, que en cada país nuestras embajadas tienen un Agregado o Agregada de Prensa que es un profesional cuya misión entre otras debe ser, el apenas en los medios del país sede, es decir donde se cumple la misión, salga una noticia o un articulo o declaración que afecte la verdad de lo que en realidad sucede aquí, salga preferiblemente junto al Embajador a desmentir, con pruebas en la mano que deberían tener, y visiten todos los medios escritos, radiales y televisivos, sin conformarse con enviar una simple nota que por lo general, van a tirar al cesto de la basura.

Ahí tenemos un caso que ha venido siendo utilizado como bandera por la mediática al servicio del –imperio; según lo que se publica en la mayoría de los países es que el bien llamado Monstruo de Ramo Verde es un angelito, un niño de pecho que no ha quebrado un plato, lo han presentado como un perseguido político y han llegado a una especie de sacrilegio de tal magnitud, pues se han atrevido incluso a compararlo con el gran Mandela o hasta con Gandhi.

Los muertos y heridos que su irresponsabilidad causó, para muchos fueron víctimas producto de la represión del gobierno y lo peor es que mucha gente se lo cree, tanto que para quienes no tienen la verdadera versión de los hechos, aquí existe una dictadura tal, que de ser defenestrada la Revolución muchos aplaudirían a rabiar, como lo hicieron con Irak, Libia y han estado a punto de hacerlo en Siria para solo nombrar tres casos de los tantos que la historia registra, sin ponerse a pensar, pues sus mentes han sido apocadas de tal forma, que cuando pase el tiempo y la verdad reluzca, van a tener sobre sus conciencias un carga que al menos les va a hacer, aunque tarde, caer en cuenta de que fueron víctimas de mentiras muy bien elaboradas por la misma gente que hoy apunta sus cañones sobre nuestra Patria.

¿Por qué, por ejemplo, cuando el Secretario de Estado, el Jefe del Comando Sur o el mismísimo Obama salen a declarar las sandeces que les conocemos, nos contentamos con un simple comunicado de nuestra Cancillería? o una declaración presidencial, lo que no está de más, que por lo general van a ignorar, pero que deberían estar acompañados con pruebas irrefutables, que las tenemos, que desmonten la ya perniciosa práctica de lanzar dardos cargados de un veneno, que a esos funcionarios, seguramente le ha sido suministrado por, entre otros, por las grandes corporaciones mediáticas, que lamentablemente, operan con toda libertad, en nuestro país, a pesar de la "férrea dictadura" que aquí padecemos.-

Nuestras Embajadas y consulados a los largo y ancho del mundo, deberían ser incorporados de manera significativa y con metas claras, a accionar todos los mecanismos posibles para enfrentar °in situ° la guerra mediática, que ya sabemos tiene un poder, tan devastador o más que las armas convencionales que ciegan vidas y destruyen sin piedad.

 



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Saúl Molina


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