Nosotros ponemos los muertos

Como decía el gran Alí Primera, "los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos". Después de la caída de la dictadura de Marco Pérez Jiménez que, curiosamente, cayó por oponerse a una base de cohetes en Paraguaná promovida por Eissenhower –presidente en ese momento de los Estados Unidos- los muertos los pone la Revolución.

De ese período, cuando la democracia fue secuestrada fundamentalmente por AD, COPEI y la oligarquía mediante el Pacto de Punto Fijo, la cuenta de los desaparecidos es grande. La de los torturados también.

Haciendo un recuente breve de estos tres últimos años, los caídos están de este lado. En abril de 2013, a unas cuantas horas después de haberse conocido el triunfo electoral de Nicolás Maduro por la Presidencia de la República, Henrique Capriles llamó "a descargar la arrechera", lo que causó trece muertes.

Luego, en 2014, las "guarimbas", por cierto, delito amnistiado en la Ley de Amnesia Criminal, dejaron más de cuarenta muertos que son resultado de la incitación de Leopoldo López a la violencia en lo que se llamó La Salida. Sin embargo, estas víctimas, en su mayoría a causa de las barricadas, no sólo militaban en el chavismo. Algunas simplemente se encontraban ahí y, por ello, fueron el blanco de ataque de quien, por sus aspiraciones presidencialistas impregnadas de golpismo, ordenó acometer contra inocentes.

Eliécer Otaiza, presidente de la Cámara Municipal de Caracas, dirigente comprometido con el chavismo, asesinado el 26 de abril de 2014, es otra víctima de la derecha internacional. Su asesinato coincidió con el escenario de la segunda etapa de La Salida, después de que se le había creado la matriz de opinión, a través de la página de Dólar Today, de que dirigía un comando criminal desde los colectivos. Con la falsa tesis, montada desde hacía meses atrás, creaban las condiciones para que su asesinato pasara desapercibido. También nos quitaron a Robert Serra al poco tiempo.

Hace dos meses, asimismo, fue asesinado el periodista Ricardo Durán, quien venía investigando las fallas de Corpoelec habiendo demostrado la implicación de factores de la derecha como promotores de ellas. Siguieron, y siguen, asesinando a luchadores socialistas, como el activista de la comunidad de inmigrantes haitianos exiliados en Venezuela, Fritz St. Louis.

Definitivamente, por creer en una sociedad más justa, nosotros ponemos la sangre, mientras la derecha incita a la muerte para satisfacer sus intereses capitalistas.



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Isabel Rivero De Armas

Licenciada en Letras de la UCV. Estudios en Lingüística y Análisis del discurso. Articulista de opinión de UN de 2002 hasta 2013. En la actualidad, artìculista del Cuatro F, Ciudad Ccs y VEA .

 @isabelrivero70

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