Nicolás Maduro: la amenaza inusual

Han pasado los tres primeros años de gobierno empedrado de obstáculos y boicot contra la nación venezolana y contra Nicolás Maduro, al que, además, el gobierno estadounidense presidido por Barack Husseín Obama se ha propuesto deponer por las vías que fueren, por una razón, tal vez, la única real: Nicolás Maduro Moros representa "una amenaza inusual para los Estados Unidos de Norteamérica", porque con su voluntad pacifista y su rebeldía emancipadora, no cae a los brazos del imperio decadente, ni comparte el gobierno, en la paz de las colonias sombrías.

Han sido más de tres años que ha tenido el heredero del fiel del Comandante Hugo Chávez, sin tiempo de recular, ni de vivir de leyendas, como lo canta la voz rebelde y eterna de Alí Primera, porque Nicolás Maduro, con toda honestidad, ni quería ser presidente, ni se sentía preparado para serlo, pero, las circunstancias y la mayoría del Pueblo chavista, en la circunstancia histórica, así se lo impusimos, depositando toda la confianza en él, sin que sospecháramos cuán ruda sería la guerra económica y cuánto han aprendido las fuerzas oposicionistas al servicio del imperio estadounidense, las que fuerzan por la restauración de la IV República.

Ahora bien, aunque todo el peso de la carga recae sobre Nicolás Maduro, dada su condición de Presidente de la República, presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y líder fundamental de la revolución bolivariana, socialista y chavista, también hemos de reflexionar en cuanto a que la revolución no la hace sólo un hombre, por cuanto funcionarios y Pueblo tenemos responsabilidades, unas compartidas y otras no.

Es por ello que las culpas por las fallas y carencias tienen una responsabilidad individual, así como también se reconocen éxitos en beneficio colectivo que hemos alcanzado por la acción individual. Por ejemplo, gracias al Comandante Hugo Chávez, hoy tenemos Patria soberana, el Pueblo se ha emancipado y empoderado, por lo que estamos construyendo la ruta de la revolución democrática, que, aunque lenta y gradual, se ha ido convirtiendo en un hecho cotidiano.

Igualmente, gracias al Presidente Nicolás Maduro, hemos gozado de estabilidad política y gobernabilidad en Venezuela, contra toda agresión y violencia que intentan imponernos los más rancios sectores de la derecha criolla, además de que estamos revirtiendo los embates de la crisis del capitalismo global y la caída de los precios del petróleo provocada por el dumping petrolero del gobierno estadounidense, el que vende petróleo robado en alianza con el ISIS y Turquía, con la finalidad de quebrar economías nacionales como la venezolana.

Nicolás Maduro es, por decirlo en palabras francas, el culpable de que en tres años se hayan construido tantas viviendas dignas para el Pueblo en más de un millón y los programas sociales hayan sido fortalecidos con mayor inversión de recursos en inversión social.

Es culpa de Maduro el que los salarios de los trabajadores hayan aumentado gradualmente para paliar la devoradora hiperinflación planificada en los laboratorios de guerra sucia.

Ahora, también es culpa de Maduro el que la Misión Barrio Adentro se fortalezca en alianza con Cuba, además de que la tercera edad sea beneficiaria de pensiones dignas y la muchachada ingrese a la universidad sin ningún tipo de discriminación.

Nicolás Maduro es el culpable de que los países denla ALBA-TCP, UNASUR, CELAC y PetroCaribe, no sean victimas del chantaje imperial con el petróleo. Nicolás Maduro es, en definitiva, una grave amenaza para los intereses imperiales, porque con Nicolás Maduro, a pesar de tanta adversidad, el legado del Comandante Hugo Chávez, ha crecido y se ha fortalecido. El obrero presidente, Nicolás Maduro, también es Chávez.



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Luis Alexander Pino Araque


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