Una aventura golpista de 14 años, ¿La podemos parar?

Desde el momento en que las huestes imperiales percibieron que la revolución bolivariana, encabezada por el Comandante Chávez, lejos de postrarse ante los designios del imperio norteamericano y la burguesía nacional, se convertiría en un polvorín en la América Latina y el Caribe, se inició la estrategia desde los laboratorios de la CIA y la llamas comunidad de inteligencia, cuya meta estaba destinada a impedir la posibilidad cierta de la emancipación de Venezuela y de evitar a toda costa se completara el proceso de independencia nacional, iniciado por Bolívar y retomado por Chávez; de allí la fracasada y criminal aventura golpista del 11 de abril del año 2002; intentona que nunca ha cesado hasta la fecha, solo ha cambiado en sus formas e introducido variantes, ya que, los autores son los mismos.

El punto de partida de la arremetida imperial y su contraparte nacional, la aprobación de las 43 leyes habilitantes, principalmente la Ley de Tierras y la Ley de Hidrocarburos, que apuntaban al corazón de la burguesía criolla y al del gran capital transnacional, principalmente el de los Estados Unidos de Norteamérica; el arma fundamental de la contrarrevolución, la guerra mediática; nuestros errores capitales: inadecuadas políticas monetarias, fiscales y cambiarias; burocracia, corrupción e incapacidad para formar los cuadros medios; no politizar, organizar e ideologizar a nuestra gente; así como, inexistencia de una política comunicacional al nivel de las circunstancias planteadas por las trasnacionales de la comunicación, principalmente en la guerra de cuarta generación.

Hoy después de 14 años del golpe militar del 11 de abril y luego plaza Altamira, ambos eventos en el campo político; se insurgió luego en lo económico con el paro petrolero y posteriormente siguen las guarimbas; todos estos eventos, aunque fracasaron fueron acumulando fuerzas en el campo de la reacción y el fascismo, con dos elementos constantes: por un lado, presencia de líderes que se identificaban, daban la cara; y por el otro, el protagonismo de la mayoría de los medios de comunicación privados, alentando y promoviendo todos estos eventos, ante la debilidad manifiesta de los paridos de la derecha y ultra derecha; desatándose entonces la más feroz guerra de cuarta generación, para instalarse en las neuronas de un importante sector de la sociedad venezolana.

Ahora bien, en esta nueva fase de la guerra económica, los mismos autores políticos del 11 de abril, también con el mismo propósito, en esta oportunidad, tumbar al camarada Maduro, montada esta guerra sobre la bases de nuestros errores fundamentales ya señalados, pero se introduce una variante demoledora, muy bien pensada y mejor explicada por el Psicólogo Heriberto González, la guerra de los hombres sin cara, donde nadie aparece llamando al bachaqueo, acaparamiento y a la especulación desmedida, pero estos se desarrollaron vertiginosamente, sin posibilidad alguna de que nuestro gobierno reaccionara oportunamente, ya que, no tenía a quien señalar y atacar. Resultados relevantes: escasez, especulación e inflación, que pulveriza el salario de los trabajadores e incide en la desestabilización como estrategia del golpe suave.

La derecha venezolana y sus dueños imperiales, ante la evidente cadena de errores cometidos por nuestro gobierno y el partido, en el campo político, social y económico, lograron acumular fuerza electoral, que aunque circunstancial, les permitió tener una cabeza de playa con la mayoría en la asamblea nacional; y desde allí, los mismos autores, con el mismo propósito golpista intentan, con apoyo de los Estados Unidos la continuación de la aventura golpista que han venido tejiendo en los últimos 14 años.

La construcción de un nuevo modelo económico productivo, bastante tarde, frente al modelo rentista, consolidado en la última década; nuevo modelo con base en la activación de los 14 motores; el congreso de la patria en el campo político, el mantenimiento y mejoramiento de las conquistas sociales y laborales, el aumento de la gasolina, el ataque a la corrupción y al burocratismo, que debe profundizarse, así como, la inclusión en el gabinete de actores de la calidad política e ideológica de Aristóbulo Isturiz y de Jesús Farías, entre otros; representa de alguna manera el renacer de la esperanza para la revolución bolivariana y la posibilidad cierta de parar la aventura golpista que se ha mantenido en estos últimos 14 años, y que en este trimestre se profundiza la desestabilización, la violencia en el calentamiento de la calle y los asesinatos selectivos.

Lo cierto es, que mientras el imperio ha venido optimizando sus métodos a través de la curva de aprendizaje, en su propósito permanente por ahogar tempranamente los procesos emancipatorios de América Latina y el Caribe, lo cual se demuestra con la introducción de variantes; pareciera que en la izquierda no lo hemos hecho, allí tenemos la amenaza que se cierne sobre Bolivia, Ecuador, Brasil y la caída de Argentina en manos del Capital transnacional.

Afortunadamente, en el caso venezolano, por ahora, la derecha ha desperdiciado el capital político que dispuso con la mayoría a la Asamblea Nacional, lo cual da un respiro para la reorganización de las fuerzas chavistas, hasta el punto que prácticamente Obama asumió de lleno la dirección política de la MUD, al renovar el Decreto que presenta a Venezuela como una amenaza inusual, la declaración permanente de sus voceros; la insistencia en aplicación de la Carta Democrática acordada con Almagro, la declaración de la emergencia humanitaria y la participación de la Alianza Parlamentaria Democrática de América.



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Roger Lázaro


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