La crisis, los seis puntos de vulnerabilidad y las definiciones políticas del momento.

El escenario principal en Venezuela que condiciona todos los demás es la crisis de la economía capitalista y dependiente, en las calles, en la política, en el rugir de las colas y en las batallas por hacerse de productos básicos, a pesar de que reinan las confusiones, se discute, se señala, se increpa sobre esta situación, datos oficiales de sustento abundan: inflación anualizada de 170%, disminución del PIB en un 7,1%, percepción de acaparamiento de rubros principales 87%, caída de las importaciones de 45 mil millones de dólares a 30 (mm) y una tendencia a caer durante este año en más de 60%, todo esto como consecuencia de la caída de los ingresos petrolero que en el 2015 fue de 68% y que este año tiende a atenuarse severamente.

La crisis no es del socialismo ni del rentismo sino del capitalismo

Sin embargo, y a pesar de que en apariencia nos enfrentamos ante una crisis nacional, a pesar de que a conveniencia política se nos dice por el lado derecho que la crisis es del socialismo, de las expropiaciones y el mal gobierno y por el otro que es la crisis de rentismo, de la falta de productividad; en realidad y muy por el contrario, lo que se ha desarrollado ante nuestros ojos: es la crisis mundial del capitalismo, en la que la centralización absoluta de las fuerzas productivas a la que conducen las grandes empresas imperialistas y la innovación permanente de sus tecnologías genera una sobreproducción y un ejército de desempleados que presiona la caída de la propia tasa de ganancias de los capitalistas; obligados estos a grandes ajustes globales, la gestión del caos en que el imperialismo (asociaciones de empresas multinacionales, la banca internacional y los estados con poder de destrucción masivo), arroja los efectos de la crisis estructural del capital en especial a los pueblos trabajadores, los estados nacionales resistentes y a las burguesías no alineadas (outsiders).

Tan sólo este último año tres estados nacionales europeos han sido intervenidos por la troika imponiéndoles la austeridad a sus trabajadores, también se arrojan los efectos de esta crisis a través de la guerra de recolonización en el mundo árabe que desplaza millones de refugiados, el asedio al estado ruso, el hambre en áfrica, el período de deflación en China, y por último la caída de los precios de las materias primas (recursos minerales, energéticos, insumos agrícolas etc.) en la que se ve afectado toda Latinoamérica.

La crisis del capitalismo conduce a una guerra económica en Venezuela

Al quedar mermados severamente los precios del petróleo, principalísimo enlace con que cuentan los monopolios “nacionales” para conectarse al mercado mundial, se afecta la base material que permitía la convivencia entre el modo de acumulación de la burguesía dependiente y monopolista interna y por otro lado las políticas de asistencia social por parte del gobierno nacional. Hasta antes del estallido de la crisis se había podido consolidar un modo de gestión de la riqueza nacional que permitía el impulso de políticas sociales (salud, educación, pensiones, vivienda, incrementos laborales, infraestructura etc) a la vez que se evitaba una confrontación frontal con la burguesía nacional que no se veía privada de participar de tales ingresos, e incluso de ver aumentar sus beneficios gracias al impulso al consumo del pueblo venezolano.

Ante la postura del gobierno bolivariano, de mantener los esquemas de inclusión social construidos en los últimos años, la burguesía venezolana, rentista e importadora, cuyo principal negocio lo constituye la fuga de capitales y las importaciones, no iba bajo a permitir que se le marginara del reparto del ingreso, no estaba dispuesta a sacrificar su tasa de ganancias, entonces, el choque se hizo nuevamente inevitable.

La Guerra económica: la batalla entre el bloque burgués y la revolución

La guerra económica ha sido el conjunto de acciones y presiones especialmente económicas, es decir, que se dan directamente en el terreno de la producción y distribución de las mercancías y las finanzas; orientadas por los comandos de los monopolios importadores, de empresas procesadoras de alimentos y otros artículos básicos, de los capitales comerciales, los sectores terratenientes y de la banca privada con el objetivo de disputarle la dirección de los ingresos nacionales al gobierno bolivariano.

Una vez que el gobierno nacional impone el control para el otorgamiento de divisas que en los últimos años ha servido para hacer gestión racionalizada de la escasez (caída de los ingresos petroleros); la burguesía no solamente siguió fugando divisas, sino que implementó el dólar paralelo como medio para calcular “la reposición de sus inventarios” (cuyo precio era referenciado por la página Dólar Today o el mercado de divisas en Cúcuta); de esta manera se pecharía a los consumidores, al pueblo trabajador, por la duda o “incertidumbre” por parte de los grandes monopolios para acceder a las divisas de la nación, aumentando así drásticamente los precios de todos los productos. El mensaje de los monopolios siempre ha sido muy claro, por encima de la estabilidad social, está preservar a cualquier costo su tasa de ganancias.

Como acción de defensa, el gobierno de Nicolás Maduro implementó los constantes aumentos salariales y la ley de precios justos que en conjunto con la Ley Orgánica del trabajo y los decretos de inamovilidad laboral constituirían el brazo de protección frente a la avanzada del capital.

La burguesía acepta, pero desconoce los controles, y gestiona la desobediencia organizando una política de boicot, la llamada simplificación de la producción y de audaces mercados paralelos, en la modalidad de doble-facturación de rubros como el pollo entre otros, la fuga de productos a otros países, abastos ilegales y los denominados “bachaqueros”; también gestiona tal paralelismo de los mercados a través de sobornos a los funcionarios públicos y la defensa de los mismos con elementos paramilitares.

Tal desobediencia es ejecutada de forma tan eficaz que podríamos decir que la burguesía ha derrotado la política de control de precios del gobierno bolivariano, de tal manera que los artículos regulados quedaron confinados a escasos mercados privados y del estado, y el propio presidente Maduro ha anunciado una política de subsidio a la población vulnerable (bolsas de comida, tarjeta de misiones etc.) con la que abandonaría gradualmente la política de subsidio a los productos.
Los seis puntos de vulnerabilidad y desgaste social.

Los seis puntos de vunerabilidad

Mientras la burguesía presiona la destrucción de todos los controles estatales, forzando a que el gobierno asuma el costo político de la crisis y no se prevén soluciones a corto plazo, se va configurando en conjunto con el período de sequías un escenario de emergencia social que denominamos los seis puntos de vulnerabilidad y desgaste social, estos son:

a) La crisis de acceso a los productos básicos, en la que por la paralización de empresas, y por la propia guerra económica se va agudizando el desabastecimiento de rubros básicos, las colas se hacen cada vez más grandes y en las que se consiguen cada vez menos productos, va creciendo el malestar, la desesperación y se dan episodios de desorden y violencia, al margen, los mercados paralelos imponen sus precios, algunos de los cuales se apoyan en la seguridad que les brinda el soborno de efectivos del orden público.

b) El incremento de la violencia delincuencial, de la que se comienzan a observar no sólo un incremento de los conocidos asesinatos por ajustes de cuenta y la guerra entre bandas sino que re-aparecen los asesinatos por robo, linchamientos, atentados contra instalaciones policiales y nuevos fenómenos como el control territorial por grupos paramilitares y recompensas públicas por asesinatos de efectivos del orden público.

c) La emergencia eléctrica, en las últimas semanas se ha percibido y generado malestar el incrementado de los apagones, también la angustiosa gestión de la empresa pública eléctrica, a través del ministerio de energía eléctrica que al diagnosticar la disminución de los niveles del agua del río Caroní que abastece a las centrales hidroeléctrica que suministran más del 60% de la demanda nacional, se prevé pueda llegar al nivel crítico de funcionamiento, ante tal situación, el gobierno nacional ha aplicado el decreto de emergencia eléctrica de la que entre otras cosas disminuyen en un día la jornada laboral para el sector público, sin embargo se espera a que de continuar bajando los niveles de agua, se tengan que poner en marcha nuevas medidas de racionamiento.

d) El problema público del transporte privado, también la cantidad de busetas disponibles en la que se traslada la clase trabajadora, han sido paralizadas progresivamente por las asociaciones privadas de transporte, argumentando la escasez y aumento de precios de los repuestos, lo que ha generado un gran malestar social combinado al aumento del pasaje lo que impacta directamente el salario del pueblo trabajador.

e) El problema del agua, También el servicio del agua se ha visto mermado a causa del fenómeno El Niño, los principales embalses de los que se sirven las principales ciudades registran sequías, y también ha tenido que ser racionado este servicio.

f) La escasez de medicamentos, en el que se ven perjudicados principalmente pacientes de enfermedades crónicas; recientemente el gobierno nacional denunció una anomalía en la distribución comercial de medicamentos y tomó la decisión de conservar la distribución de estos rubros a través de una línea telefónica, sin embargo la escasez de muchos de estos productos genera un gran desgaste anímico en la población.

El gobierno y las fuerzas revolucionarias no pueden saltarse tales emergencias y lanzarse a la batalla política, por el contrario, este es el escenario principal de la batalla política; para el pueblo trabajador que recibe directamente los latigazos de la crisis, estas son sus preocupaciones centrales, y en la resolución de las mismas se volcaran para decidir en favor de cual proyecto desenlazará esta coyuntura.

El poder popular debe pasar a tomar en sus manos los asuntos públicos.

Para las fuerzas del poder popular es medular aprovechar la crisis y lanzarse a tomar en sus manos asuntos públicos que antes eran monopolio o del estado o del capital privado, avanzar por ejemplo, en un acopio eficiente de medicamentos y su distribución racional, en un sistema de producción y distribución de alimentos y de productos básicos uniendo a los trabajadores con los campesinos y las comunas, uniendo a la producción con las necesidades de las familias, organizando los cortes eléctricos con oportuna información en conjunto con trabajadores de la empresa eléctrica, promoviendo iniciativas legales, políticas, culturales y de vigilancia contra el desborde de la violencia delincuencial, organizando rutas de transporte, estos son los desafíos del momento, las crisis son adversidad pero también grandes oportunidades, los que quieran los fines deben querer también los medios, y esto parte por generar espacios de encuentro y de lucha conjunta de las organizaciones del poder popular para optimizar su acción y ascenso como sujeto político potencial a organizar un nuevo orden social. Las cartas están echadas.

Soplen tempestades, que los revolucionarios haremos molinos.
Solo el Poder popular salva al pueblo!


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Ricardo Adrián

Comunicador Social, Marxista, Militante revolucionario por la causa de los proletarios, activista por el Poder Popular.

 construccionsocialista@gmail.com      @rradrian

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