Alto Apure

Resulta inconcebible que transcurridos varios meses, que incluyeron la navidad y el año nuevo pasado, los trabajadores adscritos a la Alcaldía Mayor del Alto Apure, no hayan recibido la justa paga que merecen por su trabajo. Resulta aun más increíble que estando antes la Asamblea Nacional en manos del PSUV y sus partidos aliados y encontrándose ahora esa misma Asamblea Nacional en poder de la MUD, ninguno de esos diputados haya hecho absolutamente nada para subsanar una situación, que ya no sólo pone en juego la vida de aquellos trabajadores y de sus familias, sino la vida económica de toda una región y que violenta de forma flagrante la Constitución y no pocas leyes de nuestro país. Pero así nos tiene el trópico, irremediablemente jodidos. Desde la muerte de Hugo Chávez, una pequeña pandilla que se dice heredera de su legado, con el gobernador de esa entidad, Ramón Carrizalez al frente, ha hecho todo lo que ha tenido a su alcance para aniquilar a la Alcaldía Mayor del Alto Apure, mediante una incomprensible e injustificada diatriba política cuya primera víctima, resulta ser precisamente el pueblo que lo eligió a él y al actual Alcalde Mayor.

Y es que la historia de esa región, azotada por guerrilleros colombianos y criollos, por el hampa común, el narcotráfico y todos los males que nos aquejan por igual a todos los venezolanos, pero que en ese espacio geográfico se amplifican notablemente, es como para echarse a llorar. Antes de Chávez, de ahí nos quedó la incurable herida de la masacre de El Amparo. La reinstitucionalización de los denominados Teatros de Operaciones (TO), que en tiempos de Caldera mantuvo por casi toda esa legislatura las garantías constitucionales suspendidas, con los consiguientes abusos contra dirigentes campesinos y sociales que reclamando mejores servicios de salud, agua potable y energía eléctrica, eran detenidos y duramente reprimidos por la Fuerza Armada que hacía vida en el TO1, de donde salieron por cierto, después de haber ejercido funciones de comando, los generales Medina Gómez y González González, cabecillas del Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y devenidos posteriormente en próceres de Plaza Altamira. Luego por disposición de la Asamblea Constituyente, se creó el Distrito Especial Alto Apure y su Alcaldía Mayor, la cual meses más tarde permitió al pueblo elegir a sus autoridades. Por aquellos días, posteriores a la inundación de Guasdualito, fue que conocí a Jorge Rodríguez, el actual Alcalde Mayor, estando yo en ese entonces como Director de Asuntos Comunitarios del Ministerio de Salud, durante la gestión de María Urbaneja.

De él puedo decir que es un hombre con raigambre popular, incansable trabajador y de firmes convicciones. De su primera gestión fui Comisionado de Asuntos Fronterizos y en su segundo periodo, Director de Desarrollo Social y aunque no fueron pocos los desencuentros que tuvimos sobre cómo hacer las cosas, me consta que si se hiciera un balance despojándonos de nuestras mezquindades políticas, debemos decir que sin lugar a dudas, han sido muchos los beneficios que esa nueva institucionalidad trajo a esa extensa región, en obras de infraestructura tales como carreteras, vías agrícolas, acueductos, escuelas, centros asistenciales – como la clínica popular indígena en la comunidad de El Manguito 1, en la zona del Capanaparo Riecito - así como apoyo crediticio a los productores de la zona y seguridad. Obras que por cierto no hubiesen sido posibles sin el apoyo y el compromiso de cientos de hombres y mujeres que laboran para esa institución y que hasta el día de hoy tienen 7 meses sin cobrar sus salarios y que prácticamente anulan todo intento de progreso para ese sufrido pueblo. No hay derecho a que se someta a tanta gente, durante tanto tiempo a tanto sufrimiento, mientras se pronuncian discursos de socialismo, revolución, inclusión, igualdad y justicia social, invocando a Hugo Chávez las 24 horas del día. Por dios!!!. Después se preguntan por qué la gente los odia. Después preguntan por qué pierden elecciones. Pierden porque hacen todo para que la gente los odie. Por eso pierden.

Por indolentes. Por insensibles. Por hipócritas. Vaya desde aquí mi solidaridad con todos mis compañeros – que no ex compañeros – de trabajo del Alto Apure y mi exhorto al Presidente Nicolás Maduro a que atienda esta grave situación que confrontan no sólo los trabajadores de la alcaldía, sino todos los alto apureños, porque allá Presidente, no es donde termina la patria. Allá es donde comienza. Y la patria es el hombre.

 

 

Rubén Villafañe.

 



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Rubén Villafañe


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