Arepa con mantequilla conmigo pasa trabajo

Nada es más fácil que desmontar el sonsonete de quienes critican a Maduro en nombre de Chávez, basta hacerles algunas preguntitas para ponerlos a dar un rodeo tal que se muerdan su propia cola de paja.

Al escuálido yo se lo acepto pero al que pretenda hablar en nombre de Chávez, yo lo despacho a punta de mayéutica, y más rápido que a una arepa con mantequilla.
Y, por cierto, hasta eso, el empaque de harina de maíz y el envasito de mantequilla pretende desaparecer Gorgojo Polar, pero ya veremos quién es quién.

El campo de batalla es la cabeza, el escualidismo es una enfermedad mental de reciente data en Venezuela y muchos de ellos parecen ya ser enfermos sin cura; otros parecieran ser curables pero, son testarudos y, como mulas enzapatadas se dejan arrear por quienes no deberían.

Ah, pero del lado de acá también hay algunos que sin ser propiamente escuálidos se dejan llevar por ciertos profetas camuflados de chavistas pero que, bien lejos, lo que son es rolitrancos de sinvergüenzas, no tienen coraje para atacar a Maduro sin tratar de cobijarse con el Comandante Chávez.

A esos yo les sugiero que ataquen, que le echen plomo a Maduro, “tabien”, pero que lo hagan como hombrecitos, desde sí mismos, desde sus propias bases, y no tratar de ganar indulgencias con escapulario ajeno.

Quien tiene aquí autoridad moral de sobra para hablar en nombre de Chávez precisamente es Maduro, todos sabemos lo que Chávez dijo de Maduro; lo que pasa es que hay mucha cobardía de por medio en muchos quienes se las dan de entendidos, y no hay que ser muy brillantes para percatarse de que los despiadados ataques de ellos contra Maduro, son en verdad un nada solapado ataque contra Chávez, pero ellos carecen de valor para asumir su barranco, entrompar directamente contra el Comandante Chávez, y lo hacen a baipás (bypass).

Defender a Maduro por la calle del medio requiere de argumentos que, para qué exponerlos aquí, bah, prefiero no gastar pólvora en zamuro.

Otan:
A los lectores inteligentes, que son la inmensa mayoría, mi amplio respeto; pero a los guabinas, zape gato, ¡fo!





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Guillermo Guzmán


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