Dura lex, sed lex, expresión latina que traducida en castellano significa "dura es la ley, pero es la ley". De ahí que se diga que la norma jurídica es general porque rige igual para todos. Pero si de casos atípicos habláramos, quizás el único que escapo a esta regla fue el Rey de Francia Luis XIV, cuando se abrogo el poder absoluto diciendo que "el Estado soy yo"; desconociendo así la clásica separación de poderes que Montesquieu acuño en su obra Del Espíritu de las Leyes, inspirado en los tratadistas clásicos de los sistemas políticos de la Antigüedad (especialmente en la que Polibio hace de la Republica romana, y que incluye además las teorías de Platón y Aristóteles). Desde luego, el comentario va dirigido especialmente a un público culto, y no precisamente a un neófito de las ciencias jurídica que solo ha vivido del chuleo político pues jamás ejercicio el oficio. Si las paredes hablaran qué no dirían cuando le toco fungir de secretario privado del desordenado hormonal Gonzalo Barrios, otro mal entretenido que se excitaba recordando los eróticos episodios de Rómulo Betancourt y Miguel Otero Silva, cuando ambos solían bañarse en pelotas en Curazao durante el primer exilio. Y conste que no lo digo yo, sino Víctor José Cedillo, alias, la Mapanare eucarística, a quien se le atribuye la autoría de una publicación que narra un tropical Sodoma y Gomorra.
En el corto tiempo que lleva al frente de esa desafinada e incongruente Asamblea Nacional, el enano siniestro solo ha pretendido reducir de seis años a seis meses el periodo presidencial; anuncia con desenfado la muerte de Diosdado Cabello; y sin fundamento alguno trata de intrigar a las FANB cuando vocifera que existen tres corrientes disputándose el poder de espaldas a la constitución. Y como a confesión de parte relevo de prueba, cualquier mortal podría preguntarse: ¿Que espera el máximo tribunal para conocer de esta aberrante conducta que pone en peligro la paz nacional? ¿O ahora ser Presidente de la AN es patente de corso para patear la majestad de los poderes en franco desafío al imperio de la ley?
De lo que si estamos seguro Tirios y Troyanos, es que ni sus socios de la MUD lamentaran que el indigestado por el cargo resultara enjuiciado y colocado detrás de las rejas, pues sería hipócrita negar que en el fondo a todos les entraría un fresquecito si el TSJ sacara de circulación a un bufón de circo barato, con humos en la cabeza, que usa tacones y para colmo quiere defecar más arriba del trasero. Menos mal que por la boca muere el pez, y Allup no promete ser la excepción.
