En el marco del decreto de emergencia económica, y los necesarios cambios estructurales de los mecanismos de producción e inversión dentro de una dinámica no rentista, se crea una cartera enmarcada en esa teoría que en su momento el Comandante Supremo Hugo Chávez expresaba en cuanto al impulso agrícola desde la ciudad, con un enfoque comunal, endógeno, colocando como ejemplo, experiencias bien simples y sencillas, desde la agricultura artesanal ya existente, el conuco o tras tantas maneras de autogestión agrícola que hoy con la crisis mundial de alimentos, los costos bajos del barril de petróleo, y la privatización de productos que han inundado el mercado con agroquímicos y alterando la realidad de nuestra naturaleza en su esencia ancestral y diversa.
Hoy se retoma con más fuerza esta necesaria herramienta para acabar con un sistema de consumo viciado y lleno de variaciones que afectan su distribución, costos y cantidades justas para una población que se acostumbró a los excesos sin medir consecuencias, abandonando los campos en un alto porcentaje, y creando una demanda gigantesca que hoy depende del 60% de importación y un 40% que es insuficiente, además de la guerra económica, el contrabando de extracción, la especulación, la baja de niveles de producción de rubros necesarios dentro de la cesta básica, que triplica el sueldo mínimo de un venezolano y una venezolana.
Es por eso que aplaudimos que se retome con más fuerza y seriedad el impulso de la agricultura urbana desde cualquier espacio de la ciudad, es necesario retomar las instituciones, movimientos y colectivos desde hace mucho tiempo habían sido incluso señalados de locos y burdos, y que ahora la realidad y la verdad les da la razón y ahora se convierten en una alternativa necesaria, y una experiencia necesaria para atacar los problemas económicos de consumo, y todo lo que significa el mercado agrícola del territorio.
Una Caracas productiva debe ser ejemplo y piloto de un torbellino de ideas enmarcada en la visión de que cada familia, cada sector, urbanismo, barrio, tenga las herramientas mínimas y sin mucha teoría, sino las ganas y la práctica lo lleve a sembrar lo que consume, esa magia inmensa que hoy nos rocía esa hermosa frase, que cualquiera puede producir en un jardín o matero, y que hoy debemos masificarlo en cada rincón de la ciudad, y eso nos ayudaría a romper con los especuladores, con aquellos que hoy juegan con la necesidad de nuestro pueblo.
La semilla es el ánimo, y las ganas de cada quien, es por eso que cada institución junto a la juventud y movimientos y colectivos deben convertirse en un musculo organizativo y productos y darle ese empuje necesario, para la agricultura urbana que hoy empezamos a redescubrir.
Las escuelas, huertos, fabricas, conucos, invernaderos, ese debe ser la línea, igualmente aprovechar nuestros viveros, jardín botánico, nuestro Warairarepano, y la Gran Misión Vivienda Venezuela, como punto y circulo de niveles de capacitación y producción agrícola urbana, de igual manera las escuelas técnicas, deben ser fábricas de conocimiento y ser masificadores de la idea en la acción de la germinación y producción de semillas, pero también es necesaria impulsar las leyes, decretos y ordenanzas que estén acordes al decreto de emergencia y los 9 motores, para que todos y todas participen en una diversidad que conlleva a la concreción de este modelo innovador en las ciudades.
Caracas debe ser la cuna de la cultura agrícola urbana, nuestra juventud, debe tomar conciencia, y lo más importante que los medios alternativos, comunitarios, y todas las organizaciones sociales deben ser promotores de esta modalidad con compromiso y voluntad política, aplicando la autogestión y la reciprocidad de cada idea y plan.
Juntos podemos hacerlo, ya tenemos experiencias, y espacios que hoy son ejemplo de quien tiene la voluntad de dar y crecer lo hace sin esperar que otro lo haga.
Una Caracas productiva es nuestra consigna.
