¿Qué está pasando?

Hay situaciones que por más que intentamos entenderlas nos dejan pensativos, sin llegar a una conclusión satisfactoria. Y es que sencillamente desde el punto de vista de la lógica no tienen explicación.

Por ejemplo ¿Que explicación a tiene sacar de su espacio natural a una luchadora social, como la camarada Enma Ortega, nombrarla en un acto solemne, titular de un nuevo ministerio, presentarla ante los medios para que hable de sus proyectos y expectativas, para luego a los 15 días, vía twitter destituirla? Exponiéndola al escarnio público, porque de inmediato vienen las reacciones y no precisamente para solidarizarse con ella, sino para destruirla.

Nadie piensa que fue destituida, sin haber iniciado sus funciones, por una razón valedera y sobre todo cuando el propio presidente Maduro había dicho al país, que los cambios y nombramientos en el gabinete habían sido cuidadosamente estudiados. No hay razón para eso, porque Enma Ortega tiene una hoja de servicio como luchadora que merece el respeto y admiración de todo revolucionario.

Desafortunadamente con ese desatino del alto gobierno, los indeseables de las redes sociales encontraron un rico filón para dar rienda suelta a su misoginia y a su desprecio por las mujeres del pueblo.

Ahí se están divirtiendo, destrozando a esas dos compatriotas. A Enma por abuela, por ser la ministra más breve de la historia y encima de todo, campesina. A Lorena Freitez, quien la sustituyó en el nuevo ministerio, no le perdonan que sea una joven profesional, identificada con su pueblo, miembro del equipo fundador del colectivo "Tiuna el fuerte·, Las burlas despiadadas, causan indignación, por lo degenerado de quienes las emiten, que pareciera que no tienen origen en la preñez de una madre. Es posible que su disociación y fanatismo fascista les haya hecho olvidar que tienen madre, abuela o hermanas, porque novia lo dudamos mucho, con ese odio y desprecio que destilan contra las dos damas.

Cuando nos encontramos con aberraciones como estas donde se pone de manifiesto, pero en alto relieve la descomposición social que padecemos, con la pérdida de los mas elementales valores y el episodio que dio origen a esta deleznable cobardía, no podemos menos que con estupor preguntarnos: ¿Que está pasando?



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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