No más petimetre

Le hemos dado un espacio altísimo mediático al actual encargado de la Asamblea Nacional. Lo hemos convertido en prácticamente en un omnipresente personaje con un aurea del misticismo político vernáculo. Que si dijo esto o aquello, que hizo esto o aquello, que levantó el dedo medio y se lo metió en el bolsillo trasero e hizo una mueca. En fin, ya el fulano libanés ha vendido al contado y con sobreprecio su ya manida y añeja apariencia y monsergas, para tratar de estar en la diaria diatriba pública. Es el mismo de hace años y ha hecho lo mismo por años. Los de la MUD lo colocaron como premier de la AN, por aquello de que es un jetón beligerante que sacaría de sus cabales al gobierno y veían al cejudo muy conciliador o hasta "entreguista" para su gusto y para este momento. Pero, el tipo en su permanente desvarió desenfundó su bífido apéndice y emitió una suerte de disposiciones que no gustaron mucho a sus acólitos, que ahora están pendientes de él para disculparlo o que entiendan su alocada alocución.

Pero, no podemos pasar los tiempos pendientes y entrampados del léxico embaucador y las sandeces de este petimetre y sus lechuguinos. Debemos actuar, somos gobiernos y nos corresponde proceder con todo el arsenal constitucional y reimpulsar el poder popular, no solo con jergas nacionalistas y emocionales, sino enfrentándonos más a la realidad circundante que a la pajarera de la oposición. Al tipo este le vamos a colocar como "edecán" al diputado Pedro Carreño y que este sacrificadamente se encargue de él y no le suelte la huella. Pero, esta hora menguada necesita de una activación del gobierno y las huestes revolucionarias, tanto las cercanas, como las que a pesar de su discordante posición contra el ejecutivo, deben por obligantes circunstancias no hacer vivas al gobierno, pero si fijar posición del lado de él.

No podemos sentirnos que estamos como gato panza arriba. Hay pueblo frustrado y esa frustración los llevó a votar en contra del Gobierno Bolivariano o no salir a votar. Pero, esa misma frustración los ha llevado ahora a sentir que la "regaron" al votar por los enemigos naturales de los procesos socio-políticos reivindicadores y están viendo como ahora estos "elegidos" están asomando sus colmillos y zarpas con la agenda nada oculta de quitarle poder al pueblo rehabilitado. El pueblo espera la reivindicación pero no de manos de la MUD. Espera que sea el Gobierno Bolivariano la alternativa válida y natural, no solo rescatando el legado de Bolívar y Chávez en fotos, o murales, o carteleras obligantes en los espacios educativos o divinizándolos. No, eso va mucho más allá. Es la acción de gobierno, real, tangible, que genere bienestar, atacando las causas como la corrupción, la ineficiencia, los yerros en la economía y la improductividad, con un sistema mediático a la altura de las circunstancias y que todo esto reproduzca un saldo político organizacional fuerte e inquebrantable; que garantice la permanencia suficiente de un Gobierno del pueblo y que las alternativas contra natura de la derecha capitalista no sean más una opción.

Siempre he oído que el tiempo perdido hasta los santos lo lloran y ya no podemos vivir de lamentaciones, de no aceptar críticas valederas o razonadas, pero tampoco de oír críticas estériles de culpabilidad reiteradas. Si a la MUD los unió su animadversión hacia el Proceso Bolivariano y lo que significa Chávez, ¿por qué nosotros no podemos unirnos, no en torno a un resentimiento como ellos, sino como una valedera causa común de lograr la prosperidad del pueblo y hacia ese buen vivir del cual tanto pregonamos? Ese es el trabajo, esa es la misión. Demostrar al pueblo de manera ideológica, pero con praxis revolucionaria, con trabajo, con denuedo y con acción de gobierno contundente, que la revolución se fortalece no solo con la savia de las batallas conquistadas, sino que se vigoriza al levantarse con fuerza para afrontar las que vienen, después de haber caído. El pueblo quiere ver de nuevo la revolución en la calle y el pueblo quiere salir a la calle de nuevo. No esperemos más.

Sin el legado de Chávez no hay Revolución y todos somos Chávez en esta Revolución



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Carlos Contreras


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