6D: el fantasma de Estocolmo recorre Venezuala

Era el 23 de agosto de 1973, cuando dos delincuentes asaltaron el Banco de Crédito de Estocolmo, en Suecia, tras verse acorralados tomaron como rehenes a cuatro empleados del banco, quienes a pesar de las amenazas contra su vida, terminaron protegiendo a sus raptores. Durante y aún después de haber concluido su cautiverio las declaraciones de las víctimas fueron siempre a favor de sus victimarios, incluso llegaron a manifestar entre otras cosas: "No me asusta Clark ni su compañero; me asusta la policía"; "Confío plenamente en él".

A partir de entonces se acuñó el término de Síndrome de Estocolmo para referirse a la reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con quien la ha secuestrado. Estudiosos de la psiquiatría coinciden en afirmar que este comportamiento surge debido a la presión psicológica que tiene el rehén al verse amenazado, aislado y principalmente echado a su propia suerte, abandonado y olvidado por los entes que deben protegerlos.

Si tomamos este concepto y le introducimos sutiles cambios en la composición de sus personajes, resulta congruente aplicarlo a la situación política del país a partir del 6 de diciembre pasado. Identificaríamos entonces a los victimarios con la oposición capitalista venezolana, a las victimas con el pueblo indefenso y desprotegido y a los entes que debieron protegerlos con las diferentes instancias de la Revolución.

¿Cuál fue la situación del país en el año previo al 6 de diciembre? El desabastecimiento y la escasez propiciada desde los sectores económicos y políticos de la derecha apátrida trajeron como consecuencia largas colas, incertidumbre, rabia y decepción, entre un pueblo que se vio solo ante los ataques de los sicarios de la guerra económica.

Yo en lo particular, pendejo de a pie, durante las largas colas cotidianas bajo la inclemencia de un clima hostil, atizado por el calor y resfriado por la lluvia, nunca oí al pueblo achacar las culpas del desabastecimiento al gobierno, mentiría si así lo dijese, pero si oí hasta la saciedad como la gente desesperada se quejaba por la falta de apoyo y de reacción oficial contundente ante estos desmanes, apoyo y reacción que nunca se concretó, que nunca llegó al estrato social más golpeado, ni con planes, ni con leyes, ni con decretos que aún promulgados nunca se aplicaron o se aplicaron a medias, ni con la presencia de los entes del Estado que lo debieron proteger ante tal situación y tales hechos, menos con una actuación sancionatoria ejemplarizante a los acaparadores, bachaqueros, comerciantes inescrupulosos y empresarios hambreadores, que como sicarios, repito el término, a sueldo de la oposición política venezolana (que en su conjunto es lo mismo), materializaron el secuestro colectivo de la esperanza y de la fe hacia un gobierno revolucionario, carcomiendo a través del hambre la dignidad de un pueblo que jamás mereció ser víctima de la guerra más canalla conocida en los anales de la historia contemporánea de la Patria y que lastimosamente aún se mantiene.

Ahora bien, nosotros, revolucionarios y chavistas convencidos y con firmes convicciones ideológicas, no caímos en el juego psicológico de los secuestradores del Banco de Estocolmo, pero lamentablemente no fue a nosotros a quienes apuntaron las armas los victimarios, estas fueron apuntadas sin lugar a dudas a la cabeza y al estomago de esa parte de nuestro pueblo que creyó y aún cree en Chávez y en su legado, pero que no está preparado para soportar, dentro de la revolución, el hambre que padeció en la cuarta república. Fue esa amplia fracción del pueblo noble y trabajador, (que aún hoy por hoy la derecha burguesa y sus serviles la denomina clasistamente "Estrato Social C y D") la victima sin dolientes que vio como única herramienta para cobrar los desmanes a que fue sometida por el abandono oficial, por ser echada a su suerte, Infligir una puñalada al pecho de la revolución a través del voto a favor de sus secuestradores.

No se trata, a mi entender, de buscar responsables con nombres y apellidos, todos tenemos una cuota de responsabilidad en esto, sin lugar a dudas que unos menos y otros mucho más. Aquí me permito citar una parte del discurso de nuestro Comandante Chávez del 06/06/99: "Tú también eres culpable ¡pero yo más que tu!, porque yo soy el primer culpable, pero aquí todos los que tengamos más de cuarenta años, por decir más o menos una línea general, somos culpables de algo. ¿Por qué? Porque delante de nuestros ojos, delante de nuestras narices, se robaron al país".

En este caso, camaradas, la responsabilidad, la culpabilidad, es endógena (más allá de querer o no reconocerlo) y está representada por quienes nos representan, es decir, LA CLASE DIRIGENTE DE LA REVOLUCION, pasando por una buena parte de sus autoridades y cargos en todas las instancias del poder, desde nacional hasta municipal y más allá, comunal, sin desmeritar el triste papel que jugó la dirigencia del partido, en todas sus instancias, salvo contadas excepciones.

Todos sabemos el esfuerzo que puso el Presidente Nicolás Maduro para revertir esta difícil situación, su sólida posición frente al atropello, las mil y una maneras que buscó para compensar a nuestro pueblo por los desmanes a que fue sometido, pero lamentablemente estuvo solo en esto, nunca contó con el estamento que conforma la dirigencia revolucionaria, principales actores llamados a aplicar los planes, a sancionar infractores, en pocas palabras… a hacer respetar al pueblo y a su Presidente.

Planes tales como: Choque Especial contra el Contrabando de Extracción en la frontera con Colombia (2014), Sistema Superior de Abastecimiento Seguro (2014), Plan Eficiencia Mata Cola (2014), Plan para sancionar con privación de libertad a los responsables del acaparamiento, la especulación, la usura y las colas en los establecimientos de expendio de alimentos (2015), Cierres de frontera colombo venezolana para evitar el contrabando de extracción y el paramilitarismo (2015), entre otros tantos, nunca contaron con el suficiente apoyo de ministerios, entidades, instancias, entes, gobernaciones y alcaldías, ni con sus jefes, representantes o dirigentes, salvo muy pocas y contadas excepciones, eso sí, haciendo énfasis en estas palabras, muy pocas y contadas excepciones. ¿Su consecuencia?: La acumulación de ira, de rabia y de desesperanza. ¿Su resultado?: Seis de Diciembre del 2015.

Presidente Maduro, usted cuenta con nuestro apoyo, pero le pedimos, le exigimos, que tome de inmediato los correctivos que hayan de tomarse, que se sancione política y moralmente a quienes, por omisión y desinterés manifiesto, mancillaron el legado de nuestro Comandante Eterno, que no transfiera al pueblo la culpa de quienes han pisoteado su memoria y diezmado su esperanza. Estamos a tiempo de corregir lo que haya que corregir, siguiendo la máxima chavista y bolivariana de BRINDAR A NUESTRO PUEBLO LA MAYOR SUMA DE FELICIDAD POSIBLE.

"No podemos nosotros fallar ahora, ya ha habido demasiada falla en nuestra Historia" Cmdte. Hugo Chávez 19/06/2007.

Vamos a deslastrarnos definitivamente del fantasma que recorre la Patria, vamos a atacar y eliminar de la mente de nuestro pueblo la terrible condición psicológica que representa EL SINDROME DE ESTOCOLMO. Vamos todos.

manuelbastidasmora@gmail.com

 



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