"Un revolucionario podría estar inconforme..

uno puede estar descontento con razones..

Carajo! pero eso no significa que vayan apoyar a la burguesía..

Que nadie se equivoque!"

(Hugo Chávez, 2012)

 

En estos tiempos cuando el ataque mediático contra los procesos revolucionarios, progresistas o posliberales que experimenta el continente americano han concentrado su fuego sobre los lunares y errores que como toda acción humana tiene el proceso político venezolano, se revela de vital importancia que la revolución apele a su capacidad de adaptación a las condiciones extremas de relación con el entorno político internacional y las dificultades derivadas de una gestión política continuamente torpedeada por las fuerzas opositoras que no han respetado los límites básicos de la relación política entre adversarios para convertirla en una guerra de baja intensidad entre enemigos.

Es nuestra pretensión señalar una diversidad que es importante destacar en el seno de las fuerzas que se identifican con la revolución. Esa diversidad viene derivada de la diferentes trayectorias históricas de los partidos que han decidido aportar desde su propia realidad y convicción a la causa encarnada en la figura de un proyecto de sociedad que está definido en la constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Este aporte adquiere en estos momentos el brillo que reveló en la oportunidad que el aporte de los votos de las fuerzas progresistas diferentes al PSUV propició el caudal suficiente para la victoria. Es decir, desde hace al menos dos procesos electorales, el PSUV no aglutina toda la capacidad de movilización y votos del proceso revolucionario. Poder comprender como esa diversidad denota una riqueza del proceso centrado en la reconstitución de un sujeto político colectivo distinto al que ha caracterizado a la política venezolana en el último siglo, sería reconocer un proceso de arraigo del proyecto en una diversidad de trayectorias históricas que darían al traste con la simplificación con la cual se ha intentado desde la oposición desconocer un complejo y difícil proceso histórico en una sociedad que le toca superar una cultura de lo inmediato y la desmemoria propia de los países cuya economía se centra en el extractivismo como es el caso de la economía venezolana aún anclada en el petróleo.

Esta diversidad de caminos para apoyar al proyecto emancipador iniciado por Chávez se encuentra atacado por varios frentes que buscan simplificar el enemigo y reducirlo a una persona: Chávez en el pasado y Maduro ahora. Se singulariza el apoyo de los partidos políticos a uno sólo: PSUV y se buscar ocultar que otros partidos con una larga trayectoria de debate y confrontación política como el PCV, MEP por nombrar tan sólo dos y de reciente creación como lo es Redes y la aún no legal pero activa en lo que concierne a emitir opinión pública como lo es Marea Socialista, revelan una riqueza y diversidad que sugiere que incluso dentro de la propias filas de la revolución no sólo hay diferencias sino que ellas en sí mismas constituyen mecanismos sanos de renovación política en el más amplio sentido. Poder aprovechar esta diversidad no es sólo un tema de conveniencia electoral sino de necesidad revolucionaria. Concluyamos revisando esto último.

 

 

Una necesidad fundamental de toda revolución la constituye la crítica construida desde la aspiración y la resolución por construir la unidad desde la cual los procesos de emancipación se puedan sostener y hacerse hegemónicos. A diferencia de la hegemonia de las formas establecidas en una sociedad dada, la hegemonia revolucionaria debe ser el resultado de una constante relación dialéctica que permita la revisión de los avances y su vinculación con los principios que la guían. El principio fundamental es la construcción y enriquecimiento del sujeto político que la revolución apoya en su realización.

Hasta hace poco todas las revoluciones estuvieron ancladas en la constitución de una hegemonía de caracter universal. Esa posibilidad ha sido rota y es necesario asumir en los procesos revolucionarios contemporáneos un sujeto político plural en el cual se conjugan fundamentalmente, las necesidades de emancipación y la convicción de la construcción de un nuevo mundo. Acaso por eso, un secreto fundamental para la continuidad de la revolución estriba en apoyarla no desde la hegemonía de un partido sino de la pluralidad de las trayectorias históricas de los partidos políticos, pero también de los movimientos sociales, las diversidades culturales y la convicción íntima de que la construcción humanista, lejos de querer un sólo mundo, aboga porque los mundos dialoguen y se reconozcan.

Precisamente porque esa pluralidad sepulta la simpleza de una concepción hegemónica de la derecha, es que la MUD se ha empeñado en crear un sujeto político estéril. En suma, un sujeto que ejerciendo su individualismo al extremo es capaz de transgredir el elemental reconocimiento del otro. Por eso el bachaqueo no es una agresión contra alguien sino un oportunismo contra todos. De la idea de sujeto político que se quiera ser, de esa misma naturaleza será el ejercicio del voto este 6-D. No estamos hablando de perfectos e imperfectos sino de la más elemental decisión de a quien queremos que defienda nuestros intereses en el foro político de la nación. Porque es evidente que los intereses de la MUD no son los de sus seguidores, sino los de cada quien.. sin ninguna duda.

A Tiempo Los candidatos a diputados en Mérida bien pudieran presentar como credencial para la elección, su postura en los eventos de la guarimba en el 2014. Su silencio los condena, irremediablemente. Procuran legitimarse a partir de un modelo al cual han buscado destruir por todos los medios. Su desparpajo es tan grande como sus ambiciones.