Paquidermos de una era política

Proboscidio categorizado de piel curtida no está en desuso político, por lo menos no, en la política venezolana; asombra ver tales ejemplares en el jurásico parque de aquel sabanear proselitista proveniente de AD-COPEI y derivados. Pero no se puede ni negar ni esconder uno que otro del lomo del novísimo socialismo. Pesadas huellas de aquella fiesta Pachydermata nos chispea o salpica, tenemos nuestros placentarios mamíferos en los charcos pantanosos dándose el acostumbrado baño para refrescarse del duro calor político. Según Cuvier son animales de casco, son pesados y tienen feroces instintos que en vieja política se manifiestan al atraso de la convertibilidad requerida para dar paso a la política-evolución-revolucionada. Atropellan y destrozan a los que les inquieten u obstaculicen su camino hacia el poder. Lo omnívoro le es ejemplar en cuanto a la política y le permite alimentarse de un ideal y de otro; por aquello de: estar bien con dos y tener grisácea piel de acamaleonadas tonalidades según la ocasión. Y así, se conducen por la selva política varias de nuestras especies: Mamut, elefante, rinoceronte y muy en especial el hipopótamo valga bien la redundancia de su pleonasmo. Lo político cambiante en la dinámica de la ascensión de una revolución es determinante en enmarcar el desuso de lo que desvirtúa la originalidad del nuevo pensamiento en desarrollo o a implantar al neo partidario ideal, la cautela juega un gran papel y de ella deriva la credibilidad necesaria para avanzar con el menor de los atrasos posibles e instaurar con firmeza la plural convicción. Y por supuesto, que innegables errores son inevitables, pero su omisión, antes o después, es imperdonable, acarean luego la desconfianza y ésta se hace difícil de reponer. El buen político no omite afronta valiéndose de su destreza y de capacidad de captar y resolver una situación embarazosa o momentánea. Estamos quizás en medio de una tormenta política superficial, de la habilidad dependerá el éxito inmediato y la perdurabilidad en el tiempo que nos garantice una equilibrada posición sin los pasados enmaestres o era paquidérmica, que prive la actualización.-



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Omar Ignacio Pinto


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