El general Francisco Rangel Gómez, gobernador del estado Bolívar se alzó contra la ineficacia, contra el desdén y la flojera; contra la conspiración contra el Municipio Caroní, contra el burocratismo de del alcalde José Ramón López, antes de ser detenido. Contra su miopía ante los problemas de esta vieja y emblemática urbanización, a penas a cien metros del edificio sede de la Corporación Venezolana, organismo del que fue presidente el propio Rangel Gómez, antes de llegar a la gobernación. Rangel Gómez, se alzó contra la acción retardada del nuevo alcalde encargado. Yo había escrito en Aporrea varios artículos denunciando la falta de vigilancia por parte de la policía municipal, ante la delincuencia desatada en el sector, y la proliferación de kioscos "mata hambre", que inundaron al estacionamiento construido por la CVG para el uso de la comunidad, y lo convirtieron en un escenario dantesco de hediondo a basura, a orine y aguas putrefactas proveniente del lavado de platos de los kioscos… y las francachelas de los borrachos, que con mujeres del mal vivir tomaban el estacionamiento por las noches para beber licor, bailar con música estridente y a todo volumen que molestaban enormemente a los habitantes de la urbanización. Esto se había convertido en un infierno. Nadie hizo caso. Hasta que la cuestión llegó a oídos del gobernador.
El día domingo, recientemente pasado, el Gobernador Rangel Gómez hizo acto de presencia en el estacionamiento para reinaugurar un módulo donde estará un destacamento de la Guardia Nacional Bolivariana, con la orden estricta de sanear este lugar y poner orden. En esta urbanización hay mucha gente de la oposición, pero también hay chavistas, quienes aplaudimos la intervención del gobernador. Sin embargo, señor gobernador, tal vez usted no se dio cuenta de un detalle: al lado del módulo, a tan solos unos 6 o 7 metros está un cuartucho donde se deposita la basura de los kioscos "mata hambre", e incluso es usado por personas que vienen con su carga hedionda de otras partes y la depositan allí. Ese basurero, una especia de cambalache 2, afecta a la comunidad y a quienes tienen que transitar por ese espacio público. Antes de usted llegar un camión cisterna del cuerpo de bombero barrió el basurero y la pestilencia con agua. Pero a dos horas de usted haberse ido, ya el promontorio de bolsas llegaban al cielo. Es inconcebible, señor gobernador, que en el centro de un estacionamiento como ese, y al lado del módulo de la GNB haya ese "depósito" de basura. Hay que derrumbar ese monumento a la desidia y a la desfachatez de las autoridad de la alcaldía del Municipio Caroní, ya que son ellos los responsables de haber otorgado licencias para las licorerías, y los permisos para los kioscos.
El gobernador Francisco Rangel Gómez, en breves palabras, en el acto, expresó que "…Este nuevo punto de control será un aporte extraordinario para alcanzar la paz y prevenir el delito; por lo que el Gobierno Regional, de la mano de las políticas emanadas del Ejecutivo Nacional, en el marco del Plan de la Patria segura, no detendrá su esfuerzo para hacer cumplir las leyes, y garantizar la paz, la seguridad y combatir el delito".
Aporrea ha sido el vehículo mediante el cual se han difundido varios artículos pidiendo actuación de las autoridades en este grave problema. Y gracias a Dios los habitantes de esta zona estamos disfrutando del silencio, a la hora de dormir, gracias a esa acción del gobernador. Estamos durmiendo mucho mejor. Sólo falta que prohíban la venta de licor en las adyacencias del estacionamiento y que se derrumbe ese mamotreto que sirve de depósito de basura, en las propias narices de los Guardias Nacionales Bolivarianos. Mi persona, como habitante de este conjunto residencial Alta Vista Norte, aplaudo su gesto, y deseo que, por su intermedio, se siga poniendo a raya a los destructores, a los borrachos y borrachas, y que se garantice, como usted dice, la paz, la tranquilidad y la convivencia entre los vecinos. ¡Se cansa uno!
