Mi delirio sobre la talanquera

"Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces."

Es la primera vez que estoy en la cima infame de ésta talanquera roñosa, desde donde, a pesar de sus escasos metro y medio de altura, puedo divisar el mundo cuan redondo e ignorante es. No puedo evitar recordar otros insignes saltadores de talanquera, que sin embargo saltaron para triunfar: Caldera (Rafael) y su acto mágico de saltar la talanquera para caer en el mismo sitio; Teodoro y su finísimo acápite después de saltar, llamándonos estúpidos a los que pensábamos que saltar era malo; o los saltadores profesionales, que antes o después de cada elección uno los ve de éste o de aquel lado, luego de haberlos visto en el lado contrario, con ese admirable gesto imperturbable y su vista fija en el horizonte infinito, como si estuvieran posando para un retrato.

Me asaltan las dudas y me doy ánimo diciéndome que a todo gran triunfo lo precede algo de incertidumbre, y no es que saltar es triunfar, pues ya sabemos cómo han caído de platanazo más de uno, teniendo que regresarse con las tablas en la cabeza, muchas veces siendo condenados al ostracismo de vivir en el limbo de la ignominia, purgando penosamente su osadía hasta que las afortunadamente ligeras memorias venezolanas se resetearan, como cuando Caldera (Rafael) saltó y cayó en los brazos de una muchedumbre de protochavistas que sólo recordaban de él su emocionado discurso del 5 de febrero de 1992.

Y siguen pasando por mi mente esos saltadores egregios; Américo Martín, que dejó sus peces gordos en un pasado post adolescente de lecturas emocionantes, marihuana y fotos del che en tamaño póster; o Gabriel Puerta Aponte y su prostituida Bandera Roja, buena para limpiarse el CUerpo del sudor de las guarimbas pagadas en dólares. Entonces descubro que el enigma filosófico entre saltar y no saltar está arraigado a los fundamentos del mundo, cuando por ejemplo Caín le saltó la talanquera al mismísimo Dios, o cuando los humanos saltamos la talanquera y dejamos de andar en cuatro patas, aunque no hayamos dejado de meterlas las cuatro juntas hasta la cintura.

En este momento magno que es la disyuntiva entre saltar y no saltar, ¿cómo saber que no se está saltando de la sartén al fuego o viceversa? ¿o cómo saber que no se ésta saliendo de Guatemala para entrar en guate pior? Saltar, dijera el llanero, puede ser lo mismito que cambiar una vaca flaca por un burro gordo. Aunque también sé que chivo que se devuelve se esnuca, por lo que salga sapo o salga rana, ésta decisión de saltar es indevolvible, dijera otro sublime saltador.

En la cima del mundo que es esta talanquera enmohecida, escucho lejos en mi conciencia una vocecita que me susurra seductora: "saaltaa! Saaltaaa! Salllataaa!", y no puedo saber si es el eco de mi destino triunfador o una trampa del diablo, que me hará despertarme en los brazos de Chúo Torrealba sin condón, poniéndome una vacuna de ciento cincuenta palos para no enviarme de regreso, como botellazo e Pura.

Y es que a los saltadores de talanquera los reciben siempre en el otro bando con mayor o menor emoción, y nadie les dice saltatalanquera, y en el carnet del nuevo partido no dice saltatalanquera, ni si te postulan a algo te ponen en el tarjetón saltatalanquera; pero vérciale, vamos a estar claros, cada vez que uno ve a un saltador lo primero que se le viene a la mente es "SAL TA TA LAN QUE RA HI JO DE PE TRA".

Pero me renuevo como el águila y me dejo caer, totalmente dueño de mí; teniendo absoluta certeza de que no estoy huyendo, sino avanzando; de que no es un acto de traición, sino un escalar en la jerarquía humana; de que los que no me siguen se lo pierden, de que no es un adiós mundo cruel, sino un aquí voy!...y sabiendo que siempre se puede regresar y hacerse uno el loco, como que no hubiera pasado nada, y achantarse por ahí hasta que pase un poco la mamadera de gallo (porque lo que duele no es el regreso con las patas quebradas, sino la mamadera de gallo), y quien quita se olvide pronto la vaina y ya.

abogadosuceve@hotmail.com

Abogaducho Chaburro.



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