Tarek W Saab, Interpol y las drogas

El poeta Tarek William Saab ha sido vertical desde su adolescencia en la defensa del hombre, de la humanidad, de la justicia, de los derechos civiles y de la vida. Su padre fue siempre un guía y un viejo amigo que recuerdo con admiración desde la calle Guevara Rojas de El Tigre, por donde dejamos también las huellas de nuestra infancia, en nuestra ciudad natal de El Tigre, corazón de Mesa de Guanipa, del merey, del mastranto, del maní y del petróleo. Por otro lado, su señora madre Alia ha sido siempre una férrea defensora del bien, del amor, de la paz y de la igualdad. Muchas veces visité su hogar y ayudé a una de sus hijas menores con alguna tarea académica. El más joven hermano, Douglas Saab fue igualmente un camarada que vivía con igual fervor los ímpetus revolucionarios de Tarek en la poesía, en el verso, en la prensa, en el combate en el liceo a favor de los estudiantes. Un día de comienzos de los años ochenta el joven poeta se fue a Mérida, a la Universidad de los Andes a estudiar Letras, y pero cuando yo llegué, con igual propósito, Tarek se había venido a Caracas para cursar Derecho en la Universidad Santa María. Ahí se graduó de abogado.

Muchos panfletos, entrevistas y materiales impresos en esténciles distribuimos entonces para apoyar la lucha ideológica del Flaco Francisco Prada Barazarte y Douglas Bravo en aquel movimiento denominado Tercer Camino y en RUPtura. Sin embargo, la aparición de Hugo Chávez Frías en el escenario político la madrugada del 4 de febrero de 1992 cambió todo. El poeta se sumó de frente, sin miedo, a la causa chavista. También me tocó animar estas batallas en la isla de Margarita, y puedo decir con absoluta franqueza que fui el primer ciudadano en ponerse una franela con Chávez pintado en el pecho esa misma semana del 4 d febrero de 1992 en la plaza Bolívar de Porlamar, porque mi amigo Gasolina, quien vendía café en los bulevares me ha hizo en exclusiva. Ese gran amigo revolucionario, Gasolina, vive en Caracas y tengo muchos años sin verlo, con su grande barba blanca e inmenso corazón patriota.

La obra poética de Tarek William Saab tiene el signo de la lucha política, del amor, de los sueños y la esperanza. Si bien no ha mostrado nuevos poemarios, porque a confesión propia que me hiciera en julio pasado mientras cenábamos en el apartamento del gran poeta hermano Ramón Palomares, "el trabajo político no le deja casi tiempo para escribir", su tono lírico es de compromiso y fe, y de recia bravura por la justicia y el bien. Ciertamente se ha mantenido ocupado como legislador, como gobernador y ahora como Defensor del Pueblo. Durante su desempeño al frente de la gobernación del estado Anzoátegui le criticamos fallas evidentes de su gestión, principalmente la falta de atención de la carretera El Tigre-Pariaguán y Pariaguán-El Chaparro; fallas éstas que tampoco logra subsanar el actual mandatario regional Aristóbulo Istúriz. En esa vialidad caótica han perdido la vida muchos familiares y afectos muy sentidos. ¿Cuándo será la hora de hacer una carretera nueva, propia de la Faja Petrolífera del Orinoco "Hugo Chávez Frías"?

"Los ríos de la ira", "El hacha de los santos", "Príncipe de lluvia y duelo", "Al Fatah", "Cielo a media asta", "Ángel caído ángel", "Memoria de Gulan Rubani", "En un paisaje boreal", comprenden algunos de los títulos de la poesía de Tarek William Saab. Seguramente Interpol lo sabe. Debe saberlo la CIA y en Pentágono. Por supuesto, la DEA, la NSA, el FBI y el New York Times. La sola presuposición de que el poeta Tarek William Saab forme parte de un cartel internacional de las drogas, y que le detengan por tales presuposiciones en un aeropuerto mexicano, pone de manifiesto de qué son capaces los gringos cuando se trata de atacar a Venezuela. Si ha sido una simple confusión o un error, igualmente resulta intolerable este tipo de escarnio, esta humillación. ¿Tendrá el Departamento de Estado de los Estados Unidos las pruebas de tan grave falta? ¿Cómo debe reaccionar nuestro país por esa provocación tan puntual? Al parecer los gringos no tienen ningún reparo para meternos los dedos en los ojos con absoluta desfachatez, utilizando las plataformas cómplices de algunos estados como México, Colombia, Guyana, Perú o Chile para humillarnos con crueldad, con alevosía.

La sola excusa de revocarle la visa al pasaporte estadounidense del poeta Tarek, no es una justificación válida para exponerlo como figura del narcotráfico, sabiendo las repercusiones internacionales de este montaje mediático. Europa, por ejemplo, se hace eco inmediato de todas las porquerías lanzadas contra nuestra patria, nuestra identidad, nuestro destino político y nuestra cultura e idiosincrasia. Bastante nos han humillado y tacado desde que Hugo Chávez asumió la defensa frontal de los destinos de Venezuela. Todavía la muerte del Comandante Eterno es un misterio mayor, y no es casual la sospecha de que le hayan inculcado un virus mortal en 2006 en la cumbre de presidentes celebrada en Italia, ante la cual la CIA apersonó su equipo más sofisticado de espionaje y terrorismo político, según reveló Eduard Snowden. Por eso repito hoy estos versos del poema "Resteados" del poeta Tarek, con la rabia que nos causan estos ataques artilleros de los gringos y sus combos de adláteres: "Yo hace años firmé una declaración de guerra/ marcado al designio sin paga/ de luchar hasta morir". Esa es nuestra razón de vida y de lucha por esta patria grande de Simón Bolívar y de todos los venezolanos. Las luchas políticas deben dirimirse políticamente, sin golpes bajos, sin montajes. Quien se preste para estos juegos es un miserable, y sabemos de venezolanos que están jugando a destruir a Venezuela desde los Estados Unidos.

La crisis económica actual del país es inocultable y sabemos también algunas de las causas que la acentuaron. En primer lugar, Rafael Caldera dejó al país en peores circunstancias que las actuales. Chávez intentó un primer rescate de la economía. El paro petrolero supuso un gran atrás, con pérdidas materiales irreparables. El subsiguiente golpe de estado empeoró las cosas. La oposición quería la muerte de Chávez e hizo lo imposible para lograrlo. Pues bien, murió el Comandante Chávez y ahora claman por él, lo preferían vivo. ¿Quién entiende estos disparates? También es razonable admitir que el altísimo grado de corrupción imperante en el país melló la moral nacional, como melló la moral nacional la corruptela de la cuarta república, y que en ese saco caen políticos, empresarios, militares, funcionarios de aduanas, jueces, abogados, docentes, obreros, bachaqueros, en fin. Sin embargo, no todo está podrido, no todo está perdido. Tenemos dignidad de país, dignidad de patria y por esa dignidad no debemos permitir que la bota yanqui, ni ninguna otra bota imperial, nos pisotee el trasero. En nombre de nuestra más cara dignidad nacional manifestemos un absoluto rechazo a las amenazas imperiales y a los ataques soberbios de quienes quieren hundir a Venezuela. Y usted poeta, no se deje doblegar jamás en su lucha emancipadora y humanista.

Isla de Margarita, octubre de 2015



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José del Carmen Pérez


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