Gasolina y fronteras

El contrabando de combustible venezolano por las fronteras de los Andes, de los Llanos, de Guayana y del Oriente del país tiene el denominador común de la mano armada, sucia y corrupta de nuestra Fuerza Armada Nacional. No pocos generales, coroneles, tenientes-coroneles, mayores, capitanes y sargentos se han aprovechado de este gran negocio, valiéndose de su uniforme verde oliva. En la isla de Margarita aún persiste la triste y cándida historia del general Pedro Celestino Pérez, hoy desarmado y preso o prófugo, o cualquiera que sea su estatus actual. Igual se le recuerda por corrupto y los tribunales dan cuenta de ello. Por eso no sorprende que parte de la tripulación del buque petrolero Negra Hipólita dispusiera de una carga ilegal de diesel de aproximadamente sesenta mil litros, y le retuvieran en la refinería de El Cardón, Península de Paraguaná. El gobierno cree haber descubierto el agua tibia con ese "simple" caso.

Los barcos pesqueros que faenan en aguas internacionales desde los muelles de la isla de Margarita tienen este lucrativo negocio desde hace muchas décadas. La Guardia Costera y la Guardia Nacional Bolivariana lo saben. Muchos militares reciben su mesada. Bien saliendo de Juan Griego, de Pampatar, de Punta de Piedras, de Coche, de Manzanillo o la Península de Macanao, estas embarcaciones albergan grandes depósitos para transportar gasolina y diesel, y hasta disponen de compartimentos especiales para trasladar considerables cantidades de drogas hacia aguas internacionales. Eso lo sabe la Fuerza Armada Nacional y lo sabe también el General trisoleado Carlos Mata Figueroa, ex ministro de la defensa, quien funge de gobernador de la entidad insular. Que quieran hacerse los bobos y que nosotros nos hagamos los tontos, es otra cosa.

Santa Elena de Uairén es otra expresión evidente del comercio de combustible por parte de militares corruptos. Estos llenan los vehículos que les sirven de mulas en la estación internacional que surte a los brasileños, a través de un área exclusiva que han dispuesto para eso. Incluso, los choferes testaferros empleados por estos militares tienen sus turnos semanales. Una vez extraído el combustible deben depositarlo en tambores o pipotes que estos militares tienen ocultos, para luego trasladarlos hacia las minas. Me informan en Santa Elena de Uairén que un tambor de gasolina es sobre preciado por estos militares hasta en doscientos mil bolívares, de los cuales pagan a los choferes diez mil bolívares al día, por cada carga y recarga en la estación de servicio internacional. Surge así una pregunta: ¿Dónde está la tan efectiva, meritoria y noble división de Inteligencia Militar? ¿Son tan inteligentes que no han podido descubrir el modus operandi de estas bandas corruptas de nuestras Fuerzas Armadas para degradarles el rango y empujarles veinte años de cárcel?

La situación en la frontera del estado Táchira no era poca cosa. Sé de un amigo que cerró una pizzería en Juangriego para irse a San Cristóbal a contrabandear combustible, ufanándose de lo fácil y conveniente que era o es, "trabajarle" a los militares que facilitaban o facilitan la extracción de gasolina y diesel por ahí. Por eso soy uno más de quienes desconfían de ese cierre "técnico" y de esas medidas de prevención del contrabando en el estado Táchira y el estado Zulia. Hasta ahora no se ha detenido a los militares mafiosos de esas fronteras. Militares nuestros que también aplican sicariato, que amenazan, que ostentan poder económico y militar, tienen armas ilegales, aplican vacunas, extorsionan, intimidan y matan. No son cuentos. La gente lo sabe y sabe sus nombres. ¿Por qué el Presidente Nicolás Maduro no autoriza una investigación profunda, honesta, sincera y creíble? ¿Es incapaz el CICPC, Inteligencia Militar o el Sebin de cumplir la Misión Corrupción Militar Cero?

Las grandes cantidades de drogas que salen hacia el Caribe por Güiria, Cumaná, Carúpano, Guanta, Araya, Península de Macanao, el Delta y demás sitios estratégicos tienen detrás de sí la mano peluda, sucia, anti patriota y miserable de algunos militares de alto rango y de los cuadros medios que posibilitan el tráfico de estas mercancías ilícitas. Además, es increíble el matraqueo al que someten los guardias nacionales a los camioneros que atraviesan el país para transportar alimentos, equipos e insumos diversos, y eso no es guerra económica sino ladronismo con uniforme militar. Por eso el tema de la gasolina es apenas la tapa del frasco. Todo huele a podrido y da asco. Es lamentable, pero es la verdad. Ese frasco de las aceitunas huele a podrido. Da asco.



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José del Carmen Pérez


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