Momento conclusivo para Venezuela

Venezuela vive un momento conclusivo para su existencia como nación libre y soberana, para la libertad y soberanía recientemente conquistadas, por segunda vez. La amenaza proviene de Estados Unidos, obstinado en recuperar el dominio que perdió, particularmente del petróleo, pero en realidad del conjunto de riquezas con las que Dios Todopoderoso dotó a Venezuela; cuenta para ello con aliados europeos, la complicidad del gobierno de Colombia, la organización criminal paramilitar a su servicio y la oligarquía colombiana que fomenta con engaños el odio hacia los venezolanos y con énfasis contra la Revolución Bolivariana, por temor a que el ejemplo de justicia social encienda en el pueblo colombiano. Por si fuera pequeña su amenaza, Estados Unidos fabricó otro frente, en complicidad con el nuevo presidente de Guyana, quien intenta provocar un enfrentamiento con Venezuela, para justificar la agresión armada que le permitiría recuperar la Faja Petrolífera del Orinoco.

Semejante despliegue de fuerzas y complicidades debería ser suficiente para entender la importancia estratégica de Venezuela, para el propósito norteamericano de establecer su hegemonía sobre el planeta, lo que parece disiparse entre sus garras, por la oposición de Rusia y China, que silenciosamente se prepararon para este momento. Para guinda del pastel, que obstaculiza el plan de hegemonía, chinos y rusos acordaron la alianza que jamás antes lograron. La reacción de USA no se hizo esperar; provocó un conflicto y acrecienta con su intervención en Ukrania y fomenta inestabilidad en la comunidad del Mar de China, contra el gigante asiático. La obsesión estadounidense y sus provocaciones conducen a la humanidad al borde de una guerra mundial, desenlace que parece inevitable. La más grande potencia sobre el planeta no cejará en su propósito y para lograrlo amenaza a una mayoría creciente de países, negados a someterse a ésta o cualquier otra dictadura despiadada. Esa decadencia del último imperio son las circunstancias que amenazan a Venezuela, que ha sido instrumento de Dios para acabar con él.

Interpretar equivocadamente este momento y la amenaza inevitable y desplegada para aplastar la rebeldía de Venezuela sería fatal para esta nación, que juega una vez más, y como hace dos siglos, la posición caliente del Continente Latino Caribeño. El venezolano quiere Justicia, Libertad y Paz, pero las tres no son posibles por ahora. Para preservar el modelo de Justicia Social y Libertad, que nos legó Chávez, debemos estar listos para defenderlas de inmediato. En un ejercicio de sabiduría y paciencia, Maduro evitó caer en la provocación del presidente guyanés e interpretó la guerra económica, el contrabando de extracción, el desabastecimiento y la despiadada violencia paramilitar como la garra de Estados Unidos, que ejecuta estas acciones por occidente, para provocar desmoralización en la población venezolana que habita la frontera, desabastecer a Venezuela y posicionar calladamente al ejército de mercenarios que está introduciendo en su territorio, como hizo en Irak, Libia y Siria.

Cerrar la frontera fue un golpe maestro de Maduro y en el más oportuno momento. La siguiente decisión es más difícil y motivó esta reflexión. Mantener el cierre de la frontera es la única opción favorable, no me permito exponer públicamente la razón fundamental para esta convicción, pero sí que la opción alterna sería infinitamente peor que el más indeseable de los escenarios por mantener el cierre. Abrir la frontera, para preservar la paz, sería un retroceso desmoralizador, nos costaría la Libertad que conquistamos tras dos siglos de espera. Pido a Dios Nuestro Señor que nos conceda la sabiduría y coraje necesarios, para elegir el camino cierto, por muy difícil que parezca.



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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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