Colombia y su pueblo embrollados entre la aureola sin luz divina, opaca de democracia, entre las llamas del averno, custodiados por el cancerbero de las mil cabezas: Álvaro Uribe Vélez. Perseguidos y acosados por el narco-paramilitarismo ex-presidencial y pos-presidencial; y peor desgracia, no le podría suceder, si con todo este infortunio no hay más viable fatalidad. Han empeñado a futuro su libertad, soberanía e independencia, les han rodeado por sus cuatro costados, han sesgado su ciudadanía, han embarrado sus derechos a escoger y elegir su propio sino. Santos el Pinocho de larga nariz, mentiroso compulsivo, habla para atrás y para adelante, incapaz de admitir tener sobre sus hombros la responsabilidad de gobernar para quienes le "eligieron", hacerlo bien, en pro del pueblo colombiano. Uribe creyéndose pleno de impunidad por estar bien apoyado y por estar bajo el tutelaje del yanquis-terrorismo, ideándose absuelto y concupiscente. Y es tan parecido a Noriega, está tan cerca de su mismo final, el momento le es preciso a la "Gringa Diplomacia"; esa, de reducirles al uso preservativo y una vez ya eyaculado, le desechan y van a parar al trash o a una bowl toilet más. Sus vínculos punibles agravian toda relación fronteril y no sólo con nosotros sus hermanos de la siempre lucha independentista, afectan de igual forma al otro hermano independentista, como le es el de igual Tricolor que flamea su Pabellón Patrio con ídem orgullo bolivariano, al pueblo de Manuelita Sáenz la libertadora del Libertador. Señor Presidente Santos; respete la historia, que a usted también le concierne velar por la integridad de los 13 pueblos del Sur, záfese, libérese del opresor imperialista y débase a la Gran Patria que le vio nacer, al anhelo de nuestros pueblos del Sur, del Caribe y de nuestra indómita Latinoamérica; téngalas bien puestas, saque las 7 bases fuera de nuestros bienaventurados predios, demuestre ser lo que dice ser: Un ciudadano de nuestra América dispuesto a consagrar nuestra dignidad Sureña y a reivindicar la heroicidad de nosotros los hijos de Bolívar.
