La guerra contra Venezuela

Cada día que uno vive en Venezuela, no tiene más remedio que admirarse de la tranquilidad y paciencia con que el gobierno maneja los ataques que desde el interior del país y los gobiernos de España, EEUU y Colombia se producen diariamente, el gobierno permanece impasible y relajado sin tomar ninguna iniciativa que no sea la de responder tímidamente a los ataques cada vez más frontales y virulentos.

Desde hace más de un año se habla de guerra económica, escasez de productos, ataque a la moneda, fuga de material y alimentos por la frontera, y un largo etcetera. El gobierno reconoce la guerra económica pero no ha tomado ninguna decisión que haga que estos enemigos desistan de su actitud de ataque.

Los países que de verdad están en guerra y tienen escasez de productos establecen una tarjeta de racionamiento pero por un pudor de que nos llamen comunistas, ni se habla de eso.

Resulta que la España de Franco, la Inglaterra de Churchill y hasta los Estados Unidos racionaron los productos que eran escasos, no eran comunistas, evitaban que los avispados se quedaran con los productos que debian alcanzar para todos.

Yo prefiero hacer una cola mensual y recibir lo que en proporción me toque, que hacer una cola semanal donde es una suerte que se consiga alguno de esos productos.

Con respecto a la violencia, desde hace más de 10 años hay denuncias de la infiltración paramilitar con su cobro de vacunas a pequeños negocios y a los barrios, asesinatos selectivos de funcionarios policiales, guardaespaldas, soldados, comerciantes, y nosotros relajados sin estresarnos por nada, es hora de que el estado se alarme y actué ya que nos enfrentamos a grupos poderosos e inescrupulosos capaces de cualquier atrocidad a los cuales no podemos seguir enfrentándo con una mano atada en la espalda por aquello del "que dirán", pues si estos personajes toman el poder, no dudo que nos masacraran sin tenerle ningún miedo a la opinion publica, pues los poderosos medios de comunicación no dirán nada como pasa en Colombia.

Actuemos con seriedad y decencia, que es la única manera de salvar la revolución, seriedad primero para investigar a nuestros funcionarios, sospechando de cualquier mano que gaste más de lo que se podría esperar por sus ingresos y decencia para expulsar del entorno cualquier tipo de corrupción ya que permitir la corrupción es como darle balas al enemigo que nos dispara.

Hay que perseguir la cultura del avispado en cualquier modalidad raspa cupos, bachaqueros, mafias en la entrega de vehículos y línea blanca, así como alimentos protegidos por el estado.

Cuenta con un pueblo consiente no permita que pierda la fe y la esperanza por culpa de la decidía y la negligencia.

 

luislopezbaturro@gmail.com

 



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