Esperanzas y Realidades del Esequibo

El relato histórico indica que el General José Antonio Páez como Presidente de la República de Venezuela, especialmente en su segundo periodo de gobierno favorece a los ingleses, cuando estos extienden los límites territoriales de su colonia más al Oeste del río Esequibo, debido al interés que generaba al poseer esta región riquezas importantes en yacimientos de oro y otros minerales, permitiendo que se diera la invasión de los territorios y que estos – los ingleses- lo hacen con su complacencia al ser éste alagado por el imperio ingles con honores y obsequios.

Páez, ordena realizar un estudio de la geografía política y física de la República y encomienda al General Agustín Codazzi realizar la obra, de dicho trabajo resulto un documento titulado: RESUMEN DE LA GEOGRAFÍA DE VENEZUELA, la cual fue impresa en el año 1841 en Paris – Francia por la Imprenta de H. Fournier y Compañía ubicada en la Calle de Saint-Benoit, Nº 7 de esa ciudad.

Codazzi resalta que la misma tuvo la siguiente particularidad y dejo escrito en la contraportada lo siguiente: “FORMADO SOBRE EL MISMO PLAN QUE EL DE BALBI Y SEGÚN LOS CONOCIMIENTOS PRÁCTICOS ADQUIRIDOS POR EL AUTOR EN EL CURSO DE LA COMISIÓN COROGRÁFICA QUE PUSO A SU CARGO EL GOBIERNO DE VENEZUELA” Y además advierte Codazzi que: “EN FIN TODA LA OBRA HA SIDO REVISADA POR LOS SEÑORES RAFAEL MARÍA BARALT Y RAMÓN DÍAZ; EL PLAN GENERAL DE ELLA APROBADO POR EL SEÑOR COMANDANTE DE INGENIEROS JUAN MANUEL CAJIGAL, PROFESOR DE MATEMÁTICAS DE LA ACADEMIA MILITAR DE CARACAS, A QUIEN LE FUE CONSULTADO DE ANTEMANO”.

El autor estampa y grafica una realidad: Y la aceptamos.

Señaló el autor como límites y confines para la Provincia de Guayana que limitaba con las provincias de Cumaná, Barcelona, Carácas y Apure y además con terrenos desiertos de la Nueva Granada del imperio del Brasil y de la Guayana inglesa. Describiendo los limites para esa fecha en los siguientes términos con el imperio de Brasil: “…y por esta cordillera, aguas vertientes va hasta encontrar el Rupununi en la desembocadura con el Esequibo pasando por los cerros de Maracapans; así es, que las aguas que vierten hacia los dos territorios, quedan naturalmente divididas por las cumbres de las alturas indicadas.

Allí termina la frontera con el Brasil y entra la de la Guayana inglesa y lo describe así: “La línea se demarca por la margen izquierda del Esequibo hasta su confluencia con el Cuyuni, por el curso de este rio va a encontrar la boca del rio Tupurú, cuyas aguas remontan.se dirige a las cabezeras del Moroco y bajándole va a terminar en el Océano Atlántico, frente al cabo de Nasau en la boca del rio Pumarón. Aquí termina el límite con la Guayana inglesa.”(Sic)
El autor señala una esperanza: y la tomamos.

Codazzi escribe: “…Seria todavía mayor la extensión de Guayana si se comprendiese en sus límites el territorio entre el Apoporis, el Yurupa y el Guamapi hasta subir al origen del Cababuri, según los tratados entre España y Portugal. Entonces se aumentaría 5.600 leguas que ocupan los brasilenses. También aumentaría su estensión si se tomase por límite las cabezeras del Esequibo y del Rupununi: habría en este caso que disputar a las naciones vecinas 2.400. Sumando este número con el anterior se tendrá un área de 6000 l.c. que habría que reclamar…” (Sic) y hoy se sigue manteniendo la esperanza con nuestro reclamo.

Fue Antonio Guzmán Blanco uno de los presidentes que más ha presionado la devolución del territorio usurpado de la Guayana Esequiba e incluso reclamó la devolución de Trinidad y Tobago. Firme en este propósito no dudó en confrontar a Inglaterra, España, Holanda y a Estados Unidos, llegó al cerrar embajadas, consulados y establecimientos diplomáticos de estos países. Sorprendiendo a las potencias mundiales de ese entonces, con su actitud prepotente, iracunda e irreverente ante el poder imperial, conducta incomprendida por ellos, la de un gobernante de una república desposeída: Venezuela. Les expresó y los retó: “! Traigan sus cañones y empiecen a dispararlos, porque Venezuela no quiere dejarse robar más diplomáticamente!”.

Las consecuencias de la actitud arrogante de Guzmán las sufre la República, en el mandato del General Cipriano Castro que ante la negativa de reconocer los reclamos y la suspensión de los pagos de la deuda como pretexto, Alemania e Inglaterra resuelven bloquear las costas venezolanas aplicando la Diplomacia de las Cañoneras y además en razón a esto imponen el Laudo Arbitral de Paris del año 1899 y concretan el despojo del territorio Esequibo. La Venezuela, sin flota para enfrentar a los agresores, el presidente Castro se defiende, y deja para la historia la proclama: "¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!".

El General Juan Vicente Gómez no reclamó, al contrario facilito la participación en connivencia con las potencias europeas y norteamericanas para que explotaran y el saquearan los recursos naturales del territorio, así como la instalación de empresas trasnacionales para producir y suministrar combustibles y minerales especialmente a países como Inglaterra, Holanda y otros para mantener su hegemonía imperial, industrial y comercial en el mundo.

El Gobierno de Isaías Medina Angarita en 1944, elogia la participación de Severo Mallet-Prevost, en el "Laudo Arbitral de París” de 1899, y le confiriere la "Orden del Libertador“ y quizás otras cosas más, esto, en agradecimiento por su intervención para que Venezuela conservara por lo menos su soberanía sobre el rio Orinoco, también pretendido por los ingleses y dispuestos a ir a una guerra como así lo amenazaban.

Se cuestiona: ¿y porque no lo hizo en vida? Esto conllevó que se solicitara la revisión del laudo arbitral de 1899.

El acuerdo de Ginebra obliga a Caracas y Georgetown a regirse por su articulado para tratar los asuntos relacionados con el reclamo del Esequibo. No se descarta que tal acuerdo, que tiene como fin llegar a un acuerdo, fue producto de la intolerancia política, de la guerra fría una estrategia de sus principales actores USA-URSS y los intereses geopolíticos que arrastraron a países asociados y satélites de ambos lados.

En ese tiempo Guyana y Venezuela, estuvieron a punto de guerra y el casus belli el desconocimiento y cumplimiento por las partes del Acuerdo de Ginebra de 1966 y cuyo principal promotor de los desacuerdos fueron los EEUU, este, para tal fin dotó a Venezuela de equipamiento militar, especialmente de un Sistema de aviones de combate, tipo F-16 y las verdaderas razones de estas actitudes era acabar con el proyecto político socialista y cooperativista que se implementa en Guyana para esa década y el gobierno de Rómulo Betancourt, quien en esa época se prestaba a secundar y proteger los intereses capitalistas e imperialista de los norteamericanos.

De ahí las Contradicciones del Acuerdo, pues, resulta ingenuo pensar que de motu propio Guyana le regresará a Venezuela tres cuartas partes de lo que considera su territorio heredado al momento de su independencia y del cual ostenta la administración y ocupación, como también la de reconocer la independencia de Guyana sin antes haber solucionado con el Reino Unido el problema de la frontera, a pesar de existir la salvedad de que se reconoce al nuevo estado al Este del río Esequibo y que se reserva sus derechos de soberanía al Oeste del mismo.

El Presidente de la República, Hugo Chávez, realizó una visita histórica a Guyana dónde expresó: “El Gobierno venezolano no va a oponerse a ningún proyecto en la región que vaya en beneficio de sus habitantes, proyectos de agua, vías de comunicación, energía, proyectos agrícolas, y segundo, que ante el surgimiento de cualquier proyecto más sensible, inmediatamente nos activamos ambos para revisarlo, en la comisión binacional de alto nivel y buscarle salidas”
Destacó que ambos Gobiernos no podían permitir que el diferendo entre Guyana y Venezuela “los transformara en países de espalda que nos llegaron a tildar de enemigos; nosotros más bien somos hermanos”.

Finalmente, a causa de estos los problemas heredados de límites territoriales y en cuanto a su proximidad geográfica, a su relación histórica, y de las aspiraciones humanas, serán los pueblos de Guyana y Venezuela, así como también el resto de Sur América y el Caribe, que tendrán la última palabra para dirimir los antagonismos y concilien sus diversidades para amalgamar la unión y la gran patria suramericana.

Son los pueblos unidos e integrados los que lograran la tarea de crear su total independencia y el desarrollo integral de la zona que beneficie a ambos países. Todo esto como una acción necesaria y prioritaria para sobreponerse a la inexorable carga del tiempo histórico, con el propósito de desarrollar una nueva sociedad indoamericana empoderada, con expresión de consciencia progresista, humanista y socialista en este Siglo XXI. Sólo entonces, el Esequibo será realmente para nosotros.

mararvelaez@hotmail.com


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