Equipos comisionados inalcanzables para el pueblo

Me alegra que la crisis induzca un giro positivo para pensar en lo nuestro. Que se retome el concepto de nuestra independencia científica y tecnológica como base sobre la que se sustente nuestra economía.

Hoy despliego las alas del espíritu para honrar a los ancestros y los maestros quienes orientaron y vertieron sus experiencias y conocimientos sobre todos nosotros; no excluyo a ninguno, pero quiero hacer mención del Profesor Freddy Gil, porque ayudó en mi formación, formó parte de un equipo humano y profesional que atesoro en respeto y afecto, y es el padre del ministro Yván Gil.

El ministro Gil prácticamente esparcía las cenizas de su padre cuando se conformaba y juramentaba la Alta Comisión para la Independencia Científica, Tecnológica y Económica, y creo que sobre los hombros de este ministro pesa la enorme responsabilidad por una parte dar continuidad a la herencia de saberes y por la otra desatar los nudos de dependencia que nos tienen acoquinados a los venezolanos y nos hacen vulnerables agroalimentariamente inseguros.

Es probable que yo haya idealizado las capacidades de un ministro que, en Agricultura y Tierra tiene todas las prerrogativas de ser asistido por instituciones adscritas en todas las áreas imaginables inherentes al agro: financiamientos, investigación, extensión, capacitación, ejecución, control, tierras, maquinarias, agro – servicios, silos y almacenes, distribución, infraestructura, presencia nacional, capacidad de interactuar en Consejo de Ministros, Consejo Federal de Gobierno y hablar directamente con el Presidente Maduro, donde vamos a estar claros, un ministro, además de ser un brazo ejecutor del presidente, también es o por lo menos debe ser un competente consejero.

¿Cuán rápido puede actuar una Comisión para establecer tareas inmediatas, si la integran personas que ostentan innumerables funciones? ¿Cuán profundo es un consejo cuando se tiene poco tiempo para pensar? Estas reflexiones surgen de mi experiencia de vida.

El fondo de este escrito además del objetivo planteado para la Alta Comisión de lograr la mayor producción de insumos y materias primas para potenciar la producción y disminuir las importaciones, recoge el sentimiento de desabastecimiento inducido por la guerra económica, la angustia y lágrimas de padres ante la impotencia de acceder a la compra de alimentos en estados fronterizos desde El Zulia hasta Apure y la convicción personal y profesional de que podemos revertir esa situación si hay voluntad política; y esta último la hay, por lo menos en el Presidente Nicolás Maduro.

Desde el espíritu de las palabras del presidente, sería importante retomar propuestas y proyectos agropepecuarios que están engavetados esperando salir a la Luz con los que se pudiera dar respuesta en lo inmediato a las necesidades más sentidas de los productores tales como la disponibilidad, oportunidad, calidad y precio de los alimentos para animales usando recursos locales y/o nacionales.

No se si por la rutina del día a día o la mala costumbre de importar todo sin pensar en cómo producir haya impedido abordar con propiedad el proyecto "Producción de Harina de Pescado a Partir de Peces que Permanecen y Mueren en Aguas Temporales" presentado al ministro Gil y a la línea de Gerentes del INIA en el año 2010, cuando él fungía como presidente del INIA.

Desde el año 2011 por iniciativa privada se continuaron con los cursos/talleres sobre la producción de alimentos para peces, aves y cerdos usando recursos locales que se iniciaron en el INIA en el año 2010, pero con la diferencia que se abordaron integralmente en aspectos inherentes a pequeñas empresas.

Junto a los productores, numerosos profesionales y técnicos de instituciones adscritas al MPPAT se han capacitado en la construcción de conocimientos. Los resultados obtenidos experimentalmente los han replicado los productores y los avances que ellos han aportado son sorprendentes en términos de calidad de los alimentos y manejo de la alimentación lo cual se traduce en enorme economía en las materias primas sustitutas a la soya y al maíz, y tasas de conversión óptimas; a los productores también se debe el haber simplificado y abaratado los procesos en la generación del modelo venezolano, en que lo más resaltante es el respeto a las vocaciones y a las realidades locales.

En el primer trimestre del 2015 trabajé ad honoren con un equipo conformado a mi entender por varias direcciones y viceministerios del MAT, para afinar una propuesta nacional de sustitución de importaciones de maíz, soya y harina de pescado con fines de alimentación animal, usando recursos locales.

Con la data del Ministerio: agroindustrias públicas y privadas, los sub-productos que generan, capacidades instaladas y volúmenes de producción a nivel nacional, confiamos que con el escalamiento de la tecnología que hemos venido transfiriendo en pequeña escala, era posible sustituir las importaciones en el primer año, del 100% de la harina de pescado, 50% de soya y 50% de maíz destinados a la alimentación animal. A punto de abordarse la fase de campo que consolidara el proyecto, sustituyeron al viceministro quién había solicitado mi apoyo sobre las bases de las informaciones compartidas con él durante años, quedando de lado los avances que estoy refiriendo. El nuevo viceministro ni siquiera entendió que la información que quise presentarle fue generada por un equipo humano de su gabinete y que yo, ente externo, no buscaba nada sino que estaba ofreciendo una solución que debía concretarse desde la cartera de ese ministerio. Rigidez de paradigmas...

Yo entiendo que una propuesta de sustitución de importaciones tiene muchos enemigos tanto internos como externos, y la "costumbre" de comprar afuera es ridícula cuando se compara con las motivaciones que se derivan del negocio de las divisas, de las materias primas estratégicas, y del monopolio de la transformación en alimentos, del cual los venezolanos se benefician muy poco.

La transferencia tecnológica se ha continuado realizando en pequeña escala por iniciativa privada y el apoyo de productores y algunas instituciones; sin embargo una propuesta de transferencia masiva de conocimientos a través de la capacitación en línea ha tomada fuerza y ha sido presentada a instituciones de envergadura nacional sin que hasta el momento haya trascendido, aun cuando estamos razonablemente convencidos que la producción masiva de alimentos a nivel local y a cualquier escala, con un pequeño apoyo del Estado, son las verdaderas bases de la independencia.

No es exagerado cuando hemos expresado que la capacitación masiva del cómo producir alimentos usando recursos locales dirigida a quienes ostentan cargos de alta y media gerencia, técnicos de campo que la puedan llevar a los sitios más apartados y productores es la base para alinearnos con nuestro paradigma, hacer reingenería del pensamiento y rescatar la herencia cultural; el impacto socio – económico que esto pudiera generar sería el segundo evento más importante después de la verdadera nacionalización del petróleo.

Bueno, en alguna oportunidad Arturo Uslar Prieti dijo: "o no pudimos, o no supimos, o no quisimos sembrar el petróleo" Hoy podemos, sabemos, queremos y necesitamos el petróleo sembrado, y si se siguen haciendo las cosas de la misma manera como se han venido haciendo, no hay cambio posible.

Gloria a Dios, a nuestros ancestros, a nuestros héroes, a Chávez y al bravo pueblo venezolano.

 

vecontreras@yahoo.com



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