Calderilla y billetes de baja denominación contra la Guerra actual

Ante la fuga de los billetes de máxima denominación (de 50 y 100 bolívares), porque en Colombia los están comprando con créditos a cuentas bancarias del vendedor y, por supuesto, con un bonito recargo, la misma banca privada que, por supuesto también, debe hallarse complacida con esta guerra, habida cuenta de que podemos dar por descontado que todas las empresas privadas fabriles, comerciales y financieras son enemigas juradas de la presente Administración chavista, ante esa merma de tales billetes, esa misma banca privada, decimos, está usando los billetes de muy baja denominación para cubrir los retiros de sus taquillas internas.

La molestia que eso significa para sus cuentahabientes podría perfectamente servir para pasarles factura a los detallistas cómplices de esta guerra. Así, paguemos en lo adelante con esos billeticos de 2; 5 y 10 Bs.F y con la calderilla, con inclusión, sería mejor, de las moneditas de Bs.F 0.01.

Salvo algunas limitaciones cuantitativas, todas las monedas y billetes deben ser admitidos por los comerciantes, incluidos los bachaqueros; ha sido el consumidor quien ha preferido no usarlos por la incomodidad de cargar tantos billetes para realizar sus compras. Bien, esta incomodidad bien valdría la pena sufrirla ahora para que esa fiesta que están haciendo todos los días celebrando la obtención de tantas ganancias diariamente, se les pudiera aguar, por lo menos.

Es que si el Estado no arbitra mecanismos eficaces, más allá de los comisos y multas que sólo sirven para animar al especulador a desquitarse con nuevas alzas de precios porque, hasta donde sabemos, sus empresas siguen abiertas y su inhabilitación para comerciar no se les cancela, lo cual nos parece una falla garrafal, si el Estado se pendejea más de lo que lo ha hecho al no tomar medidas más contundentes, el bachaquerismo se desarrollará con consecuencias peligrosas. No crea ni piense nadie que este bachaqueo, estos acaparamientos, estos comisos, estas multas, permanecen constantes en el tiempo; no, su duración, por el contrario, sólo permite ir perfeccionando sus estrategias y tácticas de especulación.

Podría llegar la fase en que comerciante que se niegue a remarcar precios sea sancionado, no por su proveedor, sino por los mismos bachaqueros ya organizados y bien armados. Estas fase de ahorita podemos empezarlas a ver como los prolegómenos de un Estado paralelo mafioso que pasaría a controlar todo el comercio.

21/08/2015 05:41:44 p.m.



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Manuel C. Martínez


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