Grupo Madera: "Canto para que la vida tenga una razón". A 35 años de impunidad

Para una parte de la juventud venezolana el grupo artístico Madera evoca una muy lejana tragedia acaecida en el río Orinoco en el mes de agosto de 1980, sin saber además que los orígenes de este grupo están vinculados, entre otras cosas, a las luchas de las comunidades de los cerros de Caracas contra los desalojos, y como una manera de encausar la rebeldía natural de los jóvenes que, no necesitaron de una orquesta sinfónica juvenil para llevarlo a cabo, lo lograron desde la trascendencia y la investigación sobre sus raíces.

En el año 1971 se aprobó la ordenanza que definió a los cerros de San Agustín como zona verde, sin tomar en cuenta que gran parte del mismo ya estaba habitado y por ello se adelantó ante el registro público una investigación para establecer la titularidad de la tierra. La investigación determinó que un total de 645 parcelas tenían títulos legales. Ambos pasos fueron dados para dar comienzo al proceso de desalojos.

Detrás del macabro plan de desalojos estaba el Grupo Occidente, del que formaban parte Pedro Tinoco, Ciro Febres Cordero, Enrique Delfino, Edgar Espejo y Arturo Pérez Briceño (que apadrinaron a egresados de la UCAB precursores de la doctrina neoliberal del que formó parte el flamante fundador del sistema de orquestas en Venezuela), quienes recibieron de la administración del presidente Caldera contratos para construir Parque Central y renovar San Agustín del Sur, sin la supervisión de la Contraloría General y con recursos ilimitados en el tiempo. Las obras abarcarían tres etapas y afectarían toda el área que va desde San Agustín del Sur hasta La Hoyada.

Así nace el grupo Madera, al calor de las actividades que conformó un comité en el barrio Marín (de San Agustín del Sur), para, entre otras actividades, explicar por toda la parroquia en qué consistía y cómo los afectaría aquel plan de reubicación propuesto por el Centro Simón Bolívar.

Fueron los acontecimientos y las experiencias experimentadas en el seno de una comunidad, lo que dio origen a la creación del grupo que desde el primer momento de constituirse, definió su conciencia ética, moral e ideológica en una correlación directa con su cotidianidad, en el proceso de la interacción social, en donde los propósitos se afirman constantemente y que de una manera o de otras, les imprimía el concepto político que terminaba imbricado en la propuesta misma, en el mensaje, en el pensamiento y de allí, el inmenso reconocimiento social que obtuvo el grupo entre las comunidades a quienes estaba destinada su misiva:

Felices cantamos, a ti pueblo hermano Y HOY VENGO A DARTE LUZ...canto con fuerza y emoción hasta llegar al corazón de nuestro pueblo (Himno del Grupo Madera).

Antes de esto, el barrio Marín, en San Agustín del Sur, había sido siempre una cantera inagotable de músicos de elevada catadura que habían establecido una dinámica virtual entre los maestros (que hacían vida en grandes orquestas, o como solistas), y los jóvenes aprendices de Marín, afincados todos ellos en las tradiciones caribeñas, y es que además, en la Avenida que bordea el barrio, estaba el flamante Teatro Alameda, inaugurado en 1943 por el entonces presidente Isaías Medina Angarita y en donde había actuado todo lo que brillaba del escenario musical nacional e internacional de aquel entonces.

Es a partir de las persistentes descargas callejeras en el barrio que se encuentran sus integrantes, gracias también al entusiasmo que le impregnó el hoy fallecido promotor y muy experimentado inspirador de estas descargas (y de muchos grupos musicales en la parroquia) el Sr. Jesús Blanco, conocido cariñosamente como "el pure" (padre de los reconocidos músicos Felipe y Jesús "Totoño" Blanco).

El grupo Madera surgiría en el año 1977 y hace su primera presentación formal (ya tenían tiempo tocando en el barrio) el 18 de noviembre de 1977 en la Casa "Monagas", realizando en lo sucesivo alrededor de 60 presentaciones entre los años 77 y el 78; a diferencia de otras agrupaciones culturales de entonces, no contaron nunca con ninguna subvención del Estado. Ensayaban en casas particulares en el barrio, ellos mismos financiaban el vestuario y los instrumentos musicales con las entradas económicas de los integrantes: los músicos profesionales del grupo y quienes trabajaban en otras áreas (secretarias, una trabajadora social y un motorizado), todos ellos dejaban un aporte para financiar al grupo Madera cada fin de mes.

Su dinámica no era como las demás agrupaciones, con ensayos y presentaciones puntuales, ellos tenían talleres permanentes de enseñanza que implementaban a través de la recopilación de las danzas, las poesías y las expresiones musicales de raíz africana que existen en Latinoamérica, aunado a un objetivo didáctico que se apoyaba en investigaciones, además de hacer presencia solidaria en las luchas sociales de las comunidades de Caracas, y entre otras cosas, manifestaron pública y notoriamente su apoyo a los procesos de lucha de Nicaragua y El Salvador.

Su repertorio, contenido en el único disco que grabaron, es una declaración de amor y un juramento de lucha con los obreros, campesinos y habitantes de los barrios:

Compañeros de cantos y labores

compañeros de la libertad

Esta definición clara y tácita les comenzó a cercar espacios en las casas disqueras, ya que los empresarios tenían miedo de ser reprimidos o censurados en virtud de que todas sus canciones tenían un sentido humano, social, nacional y latinoamericanista. Pero a pesar de ello, en 1980, la agrupación gozaba de amplia aceptación y poder de convocatoria e impactaron el medio musical con una canción emblemática "Compañeros".

¿Qué fueron a hacer los integrantes del grupo Madera en los confines del Orinoco?... ¿Por qué arriesgarse en tan azarosa travesía?

A comienzos de los 80, una serie de incidentes fronterizos asociados a la presencia en nuestro territorio de los mineros ilegales de Brasil y los misioneros de las Nuevas Tribus, colocaron sobre el tapete el tema de la soberanía (¿suena parecido a algo actual?). El cineasta Carlos Azpúrua había adelantado algunos intríngulis de esta dramática situación, y un grupo de antropólogos y científicos sociales, y unos cuantos militares, estaban alertando al alto gobierno sobre la seriedad del asunto, y aunque desde diferentes ángulos, todos coincidían en que se estaba dando un abandono progresivo de las zonas fronterizas y había que desarrollar un plan de rescate o integración.

El gobierno de entonces diseñó un programa orientado al resguardo del territorio a través de la defensa de la identidad nacional que se implementó en dos planes: los campamentos fronterizos (casi para-militares) y un plan de animación cultural; ambos proyectos serían llevados adelante por el Ministerio de la Juventud y el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC, creado en 1975) respectivamente.

Es así como al grupo Madera se le propone realizar una gira por el Territorio Federal Amazonas. Las poblaciones a visitar serían Puerto Ayacucho, Samariapo, San José, Moriche y San Fernando de Atabapo en un viaje de doce días, que luego se modificó y redujo a siete. De las dieciocho personas que para entonces conformaban el grupo viajaron solamente catorce.

Es también poco conocido que miembros de el grupo teatral "El Chichón" dirigidos por Armando Carias y otros jóvenes de la Unión Cultural de Barrios procedentes de Barquisimeto, les acompañarían en el fatídico viaje, junto a un grupo de excursionistas del Ministerio de la Juventud.

Aquel viernes 15 de agosto, uno de los responsables de las actividades del "Mosquito", José Morillo, se extrañó de que la compuerta de proa estuviese abierta y llamó la atención sobre aquello, luego junto a Armando Carías, director de "El Chichón", emplazaron al capitán Lucio Silva:

" ... Armando Carías se preguntaba si lo de la compuerta era realmente normal. Muchos desconocían el peligro al que se enfrentaban, confiados en la pericia de la tripulación, seguían absortos en la contemplación del paisaje. Navegaban por un punto lleno de islotes y declives que producen furiosos remolinos. A lo lejos un grupo de aborígenes de la etnia yekuana se dedicaba a pescar. Mientras Rengifo acomodaba los instrumentos, Carlos Daniel Palacios sintió que la colchoneta se mojaba.

–  -Esta vaina como que se está hundiendo – dijo sorprendido.

https://cronicasdeltanato.wordpress.com/madera-la-tragedia-del-orinoco/

La nave fue inundándose poco a poco y de pronto se presentó un caos, los que acudieron a buscar los chalecos salvavidas se encontraron con la sorpresa de que solo habían cinco, y al preguntarle al maestre por más chalecos éste respondió:

– ¡¡Que salvavidas del carajo, sálvese quien pueda!!

https://cronicasdeltanato.wordpress.com/madera-la-tragedia-del-orinoco/


Lo demás fue angustia y desasosiego... los pocos sobrevivientes (del Madera solo sobrevivieron tres: Marcela, Carlos Daniel y Felipe Rengifo), una vez salvados por indígenas Yekuanas, recibirían luego la noticia en tierra de que sus compañeros habían fallecido.

Tuve la dicha de ver nacer al grupo Madera y compartir con ellos debido a mi gran amistad con Jesus Chú Quintero, con quien compartía escena acompañando a Gloria Martín y otras actividades musicales, y a mis frecuentes visitas al barrio Marín, especialmente a la actividad que ellos llamaron "El Afinque", que consistía en una jornada artística (generalmente un sábado), en donde llegaron a presentarse las más destacadas orquestas de la música afro-caribeña de Venezuela, toda una cátedra musical, una escuela itinerante; las agrupaciones consideraban un honor que se les invitara, no había honorarios para nadie: es por eso que el velatorio de los fallecidos conmocionó al ambiente musical y a la sensibilidad social y poética de todos los venezolanos (Alí Primera compuso la canción Tin Marín bajo un gran pesar).

¿Qué Sucedió Después de la Tragedia?

Nunca hubo una investigación a profundidad, todos los pasajeros sobrevivientes coincidieron en señalar la cantidad de irregularidades que se presentaron desde el momento del abordaje a las 5. am:

  • los pasajeros fueron embarcados sin recibir ningún tipo de instructivo por parte del mando de la nave; tampoco fueron distribuidos dentro de la chalana, los dejaron a su libre albedrío, por lo que cada quien tuvo que acomodarse en donde pudiera;
  • la nave arrancó desde el principio con la compuerta de proa abierta, situación que fue advertida en varias oportunidades por algunos de los pasajeros, pero que fue ignorada por la tripulación de la nave; el capitán, lejos de subsanar el problema, aumentó la velocidad, lo que hacía que el agua entrara con mayor fuerza;
  • no había sino 5 salvavidas que estaban bajo llave y además, estaban inservibles;
  • los mismos infantes navales entraron en pánico en el momento álgido de la tragedia generando mayor confusión y angustia: los guardias se lanzaron al río y abandonaron el transporte que siguió avanzando.

Toda la tripulación se salvó: ¿una acción premeditada?

El ministro de la Juventud Charles Brewer Carías aseguró que no hubo negligencia y responsabilizó a los pasajeros de la tragedia, cuando al entrar agua a la embarcación, corrieron de un lado a otro sin atender (según él) a las indicaciones de las autoridades, lo que provocó movimientos bruscos en la nave que provocaron su hundimiento (¿?).

El mismísimo presidente Luis Herrera Campins también responsabilizó a los pasajeros al manifestar:

"Ustedes saben… las circunstancias en las que se producen estas tragedias son indiscutiblemente muy variadas, y que uno cuando está en ciertas edades es de todo menos previsivo".

El CONAC por su parte, presidido por José Luis Alvarenga, trató de camuflar y escabullirse de las responsabilidades y en orquestación con las autoridades del alto gobierno, llegó a afirmar por medio de un vocero, la inusitada posición legal de que más bien la agrupación Madera estaba en deuda con la institución, pues aún le faltaba cumplir con la mayor parte de las funciones contratadas.

La falca donde ocurrió el accidente era propiedad de la Fundación del Niño que en ese entonces estaba presidida por la primera dama Betty Urdaneta de Herrera Campins, "que guardó silencio y no se responsabilizó al respecto".

El 15 de agosto del 2013, en el Correo del Orinoco, Armando Carias declaró: "Regresamos al puerto donde zarpamos y yo, con mis propios ojos observé que salió una embarcación repleta de salvavidas que fueron regados en el río como para decir que sí estaban en la embarcación".

Así que además de la impunidad que caracterizó el escueto proceso de investigación, hubo intenciones de sembrar evidencias falsas.

Canto para que la gente sepa lo que siento

Canto para que la vida tenga una razón

Quiero dar un buen ejemplo a todo el que canta

Nada puede impedirme dejar de cantar

Ha de cantar el que canta a un sin fin de cosas

la realidad de este mundo tiene que expresar

el canto debe ser arma de usar en la lucha

porque su canto lo escucha el que va a luchar

Cántale al pueblo sin odios y sin falsedades

llévale con tus cantares toda la verdad...Y

Diles que todos podemos lograr la vida de plena igualdad

y pensar en el mañana, con la victoria final.

Madera

A ustedes:

Juan Ramón Castro, Jesús "Chu" Quintero, Ricardo Quintero, Héctor Romero, Lesvy Hernández, Luís Orta, Alfredo Sanoja, Ricardo Orta, Alejandrina Ramos, Nilda Ramos, Tibisay Ramos; también a Carlos Daniel Palacios, Marcela Hernández y Felipe Rengifo (sobrevivientes de la tragedia); Nelly Ramos, José Rivero, Faride Mijares y Miriam Orta (miembros del grupo que no viajaron al Orinoco).

Armando Carias, integrante del Grupo de Teatro Infantil "Chichón" (sobreviviente de la tragedia)

David Colina, integrante del Grupo de Teatro Infantil "Chichón" (fallecido).

Para una documentación más completa de los pormenores asociados a la impunidad que rodeó este caso, recomiendo leer el artículo de Nelly Ramos: A 30 años de la tragedia en el Orinoco: ¿Qué era el Grupo Madera? http://www.aporrea.org/actualidad/n163346.html

En cuanto a la cotidianidad e imaginario de la agrupación, recomiendo también adentrarse en este valiosísimo testimonio del cineasta venezolano Jabobo Penzo: El Afinque de Marín

salud!!!



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Diego Silva Silva

Compositor- Guitarrista- Investigador-Articulista-Conferencista. Licenciado en Educación. Ha recibido, entre otros reconocimientos (en las áreas de la música sinfónica, de cámara, electroacústica): Seis Premios Nacionales de Composición, Siete Premios Municipales de Música; el Premio Latinoamericano de Composición Casa de las Américas; ha presentado sus obras en Moscú, EEUU, Cuba, Nicaragua, Francia, Inglaterra, España, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Siria y Canadá; Investigador de la música del pasado colonial de Venezuela (restauró un extenso legajo de Canciones Patrióticas Sinfónico Coral caraqueñas desconocidas); ha estudiado las diferentes manifestaciones de la gran diversidad que representan las músicas de América y el mundo no occidental; fue asesor del departamento de investigaciones culturales del Ministerio de Cultura de Nicaragua (1983-1987); fue Vice-presidente de la Sociedad Venezolana para la Música Contemporánea y Presidente de la Comisión Artística de la Orquesta Filarmónica Nacional. Ha dirigido la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Municipal de Caracas, de los Llanos, de Falcón, de Aragua, la Filarmónica y otras agrupaciones orquestales incidentales. Ha sido guitarrista acompañante de: Gloria Martín, Alí Primera, Lilia Vera, Cecilia Todd, Los hermanos Godoy, Isabel Parra entre otras y otros. En los años 70 fue miembro Fundador de la Camerata Renacentista de Caracas en donde se desenpeñó como laudista, vihuelista, violinista y percusionista.


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