Tenía que pasarnos!

Es curioso y hasta a veces ambiguo ponderar las opiniones de la gente sobre el Estado, y particularmente sobre uno como el venezolano. Esto viene de larga data, cuando el Liberalismo Amarillo de Antonio Leocadio Guzmán se peleaba con el Conservadurismo Paecista. Recuerdo que para comprender la disputa, no había que devanarse los sesos buscando teoría política novedosa, o si los choques que motivaban la férrea militancia de ambos bandos venían fundados por grandes contradicciones de concepción del aparato del Estado, formas políticas de Gobierno, estratificación social en castas, o sobre el tema económico de producción del campo en contraposición con las rutas comerciales dominantes de una burguesía parasitaria todavía en estado pre-larvario.

Pues ninguna de las razones anteriores eran apuntaladas como piedra angular para la construcción de ambas tendencias partidistas. En realidad se trataba de algo más simple: El grado de intervención del Estado con respecto a la esfera privada. Al respecto tenemos antecedentes como la promulgación de la Ley de Libertad de Contratos de 1834, la cual fue muy bien recibida por los hacendados y grandes terratenientes; posteriormente en 1849 vemos otra cara de la moneda en la cual el Estado interviene nuevamente a fin de aplicar la Ley de Espera y Quita, concebida para responderle a esos mismos hacendados insatisfechos por los efectos ahora adversos de la Ley de 1934.

Es decir, el Estado sirvió en la medida que la élite política (Liberales y Conservadores) que al final era la misma, consideraban en riesgo sus inversiones, poder económico y por supuesto el político. Entonces, el Estado y su DÉBIL estructura, recién formada luego de una separación forzada de Colombia, significaron su mínima organización, comprendida en una Administración Pública frágil con poca capacidad de establecer Políticas de Estado y planificación a largo plazo.

Ese germen es el que a lo largo de los años le ha hecho tanto daño al país. Lo que está claro después de guerras y disputas internas es que la concepción del Estado-Nación italiano desde su raíz maquiaveliana no fue creado para solucionar los problemas a las bases sociales oprimidas por el sistema, mucho menos nuestro particular Estado en el cual, el régimen de extracción petrolero ha socavado la capacidad de diversificar las grandes potencialidades que tenemos de creación y producción de múltiples ramos: turismo, producción de alimentos, telecomunicaciones, petroquímica, minería e industrias básicas y pare de contar.

Con la industria petrolera encontramos la diversificación sólo en apariencia de un Estado todopoderoso, una fachada atractiva para creer que se solucionarían los mismos problemas que arrastramos del siglo XIX, pensamos que todo sería mejor. Pero la cantidad de dinero que entró por negocio petrolero, era eso mismo!, un negocio para las élites de siempre y la pantalla de abundancia que vivió la Venezuela de la "inversión", de la "moda", de algo que no era propio, sino prestado, y como todo lo prestado había que pagarlo en algún momento, y precisamente no lo pagaría el "empresariado".

Y es que en nuestra Venezuela, a diferencia de otros países de la región NUNCA existió una burguesía nacional, o por lo menos nacionalista. Por algo dicen que este es el país de los empresarios (ahora emprendedores) y de las empresas quebradas de maletín. Porque a lo largo del tiempo resultó más fácil importar, y por ende estafar al Estado, porque siempre fue más fácil pagar todo afuera y como dicen la costumbre termina siendo más fuerte que el amor, o en este caso que la Razón de Estado.

Y mientras esto seguía ocurriendo ¿Quién refutaba esto?, ¿quién se hacía eco de las grandes carencias, malestares y difícil situación que se avecinaba?: Los movimientos sociales, la izquierda revolucionaria, los de a pie, los pendejos.

Es por ese gran descontento y el agotamiento de un sistema político que la contemporaneidad avizoró la entrada en escena de un ser humano, militar, fusionado con las grandes luchas de antes, que pensó al igual que Bolívar más allá de su tiempo, más allá de lo que pudo, pues como lo dijo en su discurso del 15 de febrero de 2009 en el Balcón del Pueblo "Me consumiré en cuerpo y alma por alcanzar la Patria", y así lo hizo, por lo menos la parte de consumirse, lo de conseguir Patria lo plantó en nuestro ideario, en nuestras ganas de seguir adelante por las causas justas. Basta esgrimir la siguiente metáfora: imaginemos por un momento que entramos a un cuarto oscuro y sólo podemos escuchar susurros, pudiésemos pensar que no pasa nada, que todo está tranquilo, pero al encender la luz nos damos cuenta que había muchísima gente que estaba en el mismo cuarto pero que nunca habló, porque nunca se le vio, porque nunca se les permitió hablar. Eso hizo Chávez, darle voz a quien no tenía y conocer que había gente invisible quienes nunca fueron incluidos, quienes vivían al margen, en la periferia. Chávez logró iniciar el proceso de redistribución de la riqueza petrolera en un Estado cargado de vicios, de una Administración Pública ineficaz, imbuida en la corrupción más grande. Y así empezó a dotar a la clase pobre de las bases materiales mínimas para recomponer el daño socio-político y cultural tan grave.

Este Estado que aunque los opositores digan es Socialista, no lo es, es el mismo Estado Venezolano rentista que ellos mismos crearon, pero es más fácil usar retórica barata para crear acólitos basados en el odio de clase. Siguen por allí con la misma receta de antaño: "tú puedes ser un empresario", "tú puedes ser un emprendedor", "la libre empresa es la clave del progreso", es decir, volver a lo de antes.

De la difícil situación que atraviesa el país podemos decir que tenía que pasarnos!, porque en algún momento y, creo que es el actual, cuando hay que tomar por las riendas y no por los pies la capacidad de planificar, de producir para ser verdaderamente soberanos. Si esta coyuntura nos sirve de algo es para consolidar el aparato productivo que parta de una concepción de Estado distinta, que no se centre en el burocratismo, sino que se afiance cada vez más en las bases y movimientos populares revolucionarios. Hay que hacerlo, no hay otro punto de inflexión, es una oportunidad de oro…. "O inventamos o erramos", sino, está en riesgo la semilla sembrada por el Comandante Chávez, lo que significaría volver al siglo XIX.

Lic en Estudios Internacionales 
 
Lic. en Ciencias Políticas
 

jcmatinella@gmail.com

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1290 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter