El momento de cobrar

Pese a lo que algunos creen, hace mucho más de 60 años que en nuestro país hay polarización política: pobres contra ricos, explotados contra explotadores o lo que es lo mismo proletario contra burguesía. Es muy común escuchar de la oposición, que en el país no había división política hasta la llegada de la Revolución Bolivariana y eso sólo denota manipulación de la información, por no decir ignorancia. Gran parte de la población venezolana no está enterada quizás, que en la Venezuela de 1920 se penaba con cárcel el hecho de ser comunista, lo que es igual a condenar las diferencias ideológicas. Desde el siglo XIX, Marx, partiendo de un análisis materialista aplicado a la historia lo dijo de manera muy sencilla introduciendo el Manifiesto Comunista, "La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases". Esta realidad, muy lejos de ser propia de la dinámica natural de la vida, es producto de una serie de recursos de dominación del hombre por el hombre y suponemos necesaria la evolución de las formas de relación social y producción para acabar con esta pugna histórica. Si era esa la realidad de Europa del siglo XIX y la Venezuela del siglo XX, cómo es posible que la oposición siga sembrando en el imaginario de la sociedad venezolana actual la idea de un Chávez separatista, de una Revolución sectaria, jugando por supuesto con el desconocimiento y el rechazo de algunos sectores populares y desconociendo que muchos de los opositores que hoy forman parte de la administración pública fueron empleados por el mismo Gobierno de Chávez, lo que resulta evidentemente un punto de urgente debate para nuestro PSUV, pero eso es otro punto. Lo cierto es que, la oposición basa gran parte de sus recursos de sabotaje en la intriga, la ignorancia y la generación de conflictos entre las partes, es decir, la máxima romana de divide y vencerás, usada por Julio César, Napoleón y más recientemente EEUU, que pese a su trillado uso nos sigue sorprendiendo con resultados de pronóstico.

Muchas organizaciones de la clase obrera, surgieron en nuestro país para poder enfrentar el dominio arbitrario de las sociedades por parte, bien sea de la burguesía trasnacional, bien sea de los que se rinden ante esta por un manojo de beneficios que no pasan de ser migajas. Han sido muchas las luchas emprendidas por estas organizaciones, de diversas índoles y en diversos espacios, todas pagando altos precios por sus logros (la vida de centenares de dirigentes). Es increíble pensar que un día la lucha se hizo por exigir agua fría y filtrada para los obreros venezolanos de las petroleras extranjeras y así entender que desde ese momento todos los logros, disfrutados de igual manera por simpatizantes y contrarios fueron peleados por la izquierda venezolana, pero sólo ésta puso el sacrificio.

Con la llegada de la Revolución Bolivariana ya no son las reivindicaciones el motor de las luchas sociales, en principio porque estas no son del interés de la oposición actual, luego porque el Gobierno se encarga de la iniciativa de las reformas salariales y legales para los trabajadores, haciendo de la reivindicación laboral una política de Estado, con lo cual los obreros fueron aminorando progresivamente es necesidad histórica del reclamo por los derechos laborales a través de la movilización. Esto habría que contrastarlo con esa frase que ahora rueda la oposición por los medios virtuales "no le agradezcas al gobierno lo que te corresponde por ley".

Desde que se emprende este nuevo proceso de transformación social, hace ya quince años; sólo se inicia una nueva etapa de la pugna antes explicada, es decir, la lucha frontal de clases movida por la desigualdad imperante entre opresores y oprimidos. Como era de esperarse esta batalla se ha intensificado cada día. Por un lado y como es de costumbre, la burguesía se hace de la fuerza del proletario para confrontar al proletario porque no tienen ni la masa, ni el valor de hacerlo por sí misma, pero sí poseen el poder financiero, los medios de producción y los medios de comunicación y desde allí disparan con certeza, ahogan con ambas manos. Por el otro lado, se respaldan por el modelo unipolar que hoy gobierna el mundo a su antojo y cuyo patrón y dirigencia tiene sede en los EEUU, pero no hay que engañarse, son los mismos que manejan Israel, Alemania y otras tantas bases militares con nombres de países.

EEUU es el representante modelo, de eso que hace mucho reconocemos como el "sistema", y que habría que llamarlo por su nombre y apellido, Sistema Capitalista; o en su defecto, por el nombre de su versión más actualizada, neoliberalismo. Este modelito de manera muy frecuente y bajo la absurda tendencia del colonialismo, es copiado por algunos y seguido por otros, buscando el regazo del monstruo para evadir su furia, gozar de su condicionada protección o en último caso pensar remotamente que siguiendo sus pasos lograrán desarrollar un imperio de igual magnitud, sin entender que EEUU no dejará crecer ningún país que pueda amenazar su hegemonía imperial.

Tal hegemonía es confrontada por otros países, unos con igualdad de condiciones como Rusia o China, otros con evidente desigualdad pero un orgullo inmenso; en este grupo estamos nosotros los venezolanos, emulando la lucha bíblica de David contra Goliat. No hay que disimularlo, estamos en guerra, estamos resistiendo. El imperio ataca y seguirá atacando con todos sus recursos, unas veces velado, otras no tanto.

Nunca falta quien diga, que el saboteo del sector productivo del país parece darle pérdidas económicas a la burguesía en su afán por derrocar al gobierno, nada está más lejos de la realidad. Cada día la burguesía se reinventa evadiendo su muerte y con ello, nuevas formas de presión al pueblo y de lucrarse. Cada día son más inclementes presionando al pueblo para lograr quebrantar su voluntad democrática a la fuerza, ya que por la vía electoral no han podido, esto es una muestra de violenta imposición del poderoso hacia el menos aventajado, es un vulgar bullying (palabra más afín de su propio dialecto). Financiados por el capitalismo internacional y acompañados por un lobby de diplomáticos mediáticamente añejos, la burguesía importadora, comerciante y financiera se juega el todo por el todo.

Que puede importarles ya, dejar de generar capital a través de los medios acostumbrados, si son financiados por los EEUU y el país cada vez está más cerca del colapso. Es aquí donde vale citar la frase "el fin justifica los medios", todo lo que dejen de ganar en este período de sabotaje lo ganarán con creces si lograsen derrocar al Gobierno revolucionario, puesto que los controles de precios e intereses bancarios, los financiamientos de rubros de primera necesidad, la inmensa inversión social, la nacionalización de empresas y el amparo legal de la clase obrera serán vetadas desde un principio. Esta frase, también supone una doble moral, pues evidencia que a eso ha jugado la oposición desde hace quince años, criticar las políticas del Gobierno mientras se le sabotea, lo que es igual señalar el mal estado del país mientras se participa de su colapso.

En el argot gallero hay un término que se usa cuando el gallo ha llevado a su oponente a un estado de gravedad y tiene que terminar la pelea o corre el riesgo de ser vencido, a esto se le dice cobrar. Pues con grandísimos esfuerzos de constancia por parte del Gobierno bolivariano, y demostraciones de participación democrática del pueblo consecuente, junto al desfile de errores colosales cometidos por la oposición, ésta hoy no cuenta con una dirigencia sólida; está desmovilizada y a duras penas tratan de juntar la participación electoral que sus mismos dirigentes han dispersado al sembrar la desconfianza en el CNE y oficializar la violencia como única opción política. Para explicarlo mejor, en medio de esta lucha histórica y sin tregua, la oposición, quien se sabe gravemente herida ha desatado todas sus fuerzas contra la Revolución bolivariana, porque parecen entender que este escenario los pone al filo de la derrota definitiva. Entendamos nosotros la decisiva circunstancia y respondamos al momento histórico con la altura que hemos heredado de Bolívar y Chávez; asumamos sin condiciones los nuevos espacios de lucha que se nos presentan, seamos contundentes y prioricemos la unidad. El seis de diciembre es el momento de cobrar y recordemos que el que no hace le hacen. Me despido, no sin antes citar al camarada Alí: "Si la lucha se dispersa, no habrá victoria popular en el combate".



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1107 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter