¿Quién inventó el "Rodilla en Tierra?

Es el 24 de junio de 1821, alrededor de las 11:00 de la mañana, está perdiéndose la Batalla de Carabobo y el comandante Ferriar recibe la orden de enfrentar con su Legión Británica al Batallón realista Burgos que bloqueaba la entrada al campo. Por dos veces la mortífera unidad del rey, apostada en la altura de la colina de El Chaparral había barrido con los intentos de paso del Bravos de Apure dejando una amplia estela de muertos. La Legion, con el tricolor en manos de Ashdown, avanzó a paso ordenado, en perfecta formación, causando consternación en los llaneros con aquella forma desconocida de guerrear que tenían los europeos. Los "zamuritos", como habían chistosamente bautizado los llaneros a los ingleses, por sus uniformes verde oscuro, se situaron disciplinadamente en posición y distancia de tiro, e Ilderton Ferriar, ese irlandés valiente, loco y soñador ordenó al corneta John Hill, de 19 años, la orden ¡play kneel down!, "¡toque rodilla en tierra!", una de los muchos movimientos ensayados que componian su repertorio.

Eduardo Blanco narra de manera romántica como aquellos hombres bajaron de los caballos, soltaron los morrales, hincaron la rótula y se convirtieron en una "pared humana". La fusilería sincronizada de los ingleses causa estragos en el Burgos, quienes impedían a las fuerzas de Paez entrar por el paso de La Mona, un camino secreto conducente al flanco derecho de la sabana y que los baquianos de Tinaquillo recomendaron a Simón Bolívar para sorprender a los españoles, quienes esperaban el ataque por el frente o por la retaguardia.

Retrocede el Burgos, y el Mariscal De La Torre, en una jugada magistral, rodea a los británicos con los batallones realistas Infante y Hostalrich, ahora eran tres contra uno, se cierra completamente la entrada al campo, la vanguardia patriota esta detenida y siendo aniquilada, comienza el infierno.

En medio de aquella lluvia de plomo, descrita por el Libertador en la frase "nos cruzaban con todos sus fuegos", el corneta John Hill continuó tocando el Rodilla en Tierra sin interrupción. Los historiadores afirman que la legion perdió 17 oficiales y 109 hombres en los 15 minutos que se sostuvo la posición a toda costa, allí cae entre los primeros el comandante Ferriar.

Conforme a la disciplina inglesa de combate, el corneta Hill debió confirmar la orden de toque una vez muerto su comandante, no lo hizo, los oficiales al mando se sucedieron y cayeron uno tras otro, pero el corneta permaneció tocando. Una bala de los españoles quizo acallarlo, con la pierna rota siguió tocando en el suelo, era el único referente del mando en aquel infierno de muerte, otra bala le inutilizó el brazo, siguió sosteniendo el instrumento con la otra.

John Hill tocó el Rodilla en Tierra desde el piso, al lado de los cadáveres de sus compañeros, tocó viendo como su sangre se mezclaba con el polvo en aquellos 15 minutos eternos de destrucción. Allí se convirtió en venezolano el muchachito de Dublin, su gigantesca persistencia permitió que los Bravos de Apure se reorganizaran y junto con el Batallon de Tiradores realizaran la formidable carga que destrozó el muro realista y abrió el camino a la caballería de Paez. Una vez libre el paso, ya en fuga el ejército imperial, el atrevido corneta tocó descanso, fue el primer sonido de triunfo que se escuchó en la llanura.

John Hill enfrentó el arresto en su unidad, no entendieron los ingleses que hubiera seguido tocando el Rodilla en Tierra sin haber confirmado la orden de mando. Fue no obstante reconocido por el Libertador en el homenaje que les rindiera en Valencia despues de la batalla, donde se les rebautizó con el nombre de "Batallon Carabobo". En el momento se le llamó "el corneta del Libertador", y por instrucción de este se le otorgó un terreno en Paraguaná, donde vivió hasta las 95 años, pero la sanción a su desobediencia se mantuvo, tal vez por el excesivo celo o las envidias de algun burócrata, por tal razón no se le otorgó pensión.

Este curioso venezolano de ojos azules nacido hablando inglés, dió origen a una familia numerosa en Falcón, el apellido Hill identifica varias generaciones. Se sabe que más de 20 años después de Carabobo fue llamado para ejecutar el toque de silencio en el recibimiento de los restos del Libertador y que el General Paéz, reivindicando su participación heróica en la gran gesta venezolana, le otorgó la olvidada y merecida pensión de guerra.

El Presidente Chávez, estudioso acérrimo de la Batalla de Carabobo en todos sus detalles, amó ese instante supremo de la orden "Rodilla en Tierra", como expresión de la máxima determinación, disciplina, lealtad y ante todo, dignidad frente al enemigo.

Hombres y mujeres ¡rodilla en tierra!

 

*Psicólogo, Ph.D

 

miguelvillegasfebres@gmail.com



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