Se solicita Dakazo para el gobierno

El escenario político frente a las próximas elecciones legislativas

Hernán Luis Torres Núñez

Mis estimados lectores, estamos en la coyuntura de un año electoral con las próximas elecciones legislativas en puerta, anunciadas por el Defensor del Pueblo para finales de noviembre o principios de diciembre.

Aun cuando, las elecciones legislativas no suscitan el interés y el apasionamiento de las elecciones presidenciales, las que deben producirse este año tienen una importancia singular debido a la situación de crisis económica, política y social que vive el país. Una crisis que tiende a agravarse debido a que ya se comienza a recibir un volumen recortado de petrodólares prácticamente a la mitad. Una situación muy grave para un país que tiene una economía de puertos donde casi todo se importa por el exiguo nivel de producción interna.

Es algo obvio que la inflación galopando hacia la hiperinflación, la escasez de medicamentos, de alimentos, de repuestos y en general, de todo, está golpeando fuertemente y haciendo temblar el piso político que sostiene al gobierno. Las encuestas casi en su totalidad señalan un panorama adverso para el gobierno en términos de seguir gozando de mayoría en la Asamblea Nacional.

La pérdida de la mayoría en la Asamblea Nacional pondría al gobierno en una situación muy incómoda. Si la oposición gana el parlamento podemos esperar que haya una febril actividad de denuncias e investigaciones y solicitudes de comparecencia de los ministros a dar explicaciones. También sería una muestra de que se acabó la aparente invencibilidad del chavismo. De todas las formas posibles se buscaría la renuncia del Presidente Maduro o la convocatoria a un referéndum revocatorio con altas probabilidades de lograr este cometido.

El gobierno en virtud de la difícil coyuntura política parece haber decidido no tomar medidas drásticas en materia económica como subir el precio de la gasolina, a pesar de haber gastado bastante dinero en cuñas publicitarias a favor del incremento, dinero que aparentemente se despilfarró al no adoptar la medida de subir el precio del combustible. Tampoco parece que esté dispuesto a proceder a una nueva devaluación del bolívar por su impacto en la inflación y el consiguiente malestar de la población. No es un secreto para nadie que el gobierno no está alimentando de dólares a los mecanismos de SICAD ni SIMADI por lo tanto ahí hay una represión de dólares, también muchos están sufriendo las dificultades para acceder a los dólares viajeros o al cupo electrónico para compras por Internet, al reservarse la banca pública la cualidad de operador cambiario.

Mi tesis es que el gobierno está represando los escasos dólares que están entrando para las importaciones básicas de alimentos y medicinas, y por otro lado, para hacer caja en dólares para lanzar unos dos meses antes de las elecciones un DAKAZO. Como muchos recordarán fue una estrategia que le permitió al gobierno un repunte en su popularidad, al declarar el gobierno que no quede nada en las estanterías. La mayoría recordará las colas inmensas frente a los negocios de electrodomésticos que fueron vendidos a precios muy bajos.

En la actual coyuntura no creo que el DAKAZO tendría las mismas características, sino más bien una estrategia de abastecimientos de alimentos y otros bienes de primera necesidad a través de las cadenas gubernamentales de distribución. Por otra parte, me imagino que puede hacerse con un criterio selectivo de acuerdo a las circunscripciones electorales. Beneficiando a aquellas circunscripciones donde los electores han votado por el gobierno pero que hoy se encuentran en riesgo. No creo que el gobierno dirija recursos hacia aquellas circunscripciones donde el electorado sea tradicionalmente opositor, allí un DAKAZO no tendría ninguna relevancia.

El gobierno debe enfrentar primero el reto de minimizar la abstención en el chavismo, y en segundo lugar, evitar que quienes tradicionalmente hayan votado por el gobierno se vean tentados a hacerlo por la oposición en virtud del descontento con la situación económica.

Desde mi óptica muy particular, no veo que pueda haber otra estrategia efectiva que potencie las posibilidades electorales del gobierno, que no sea, generar un poco antes de las elecciones la sensación de que los problemas económicos se han solventado. Por supuesto, todo esto debe ser acompañado de una campaña comunicacional que lleve el mensaje que la guerra económica ha sido derrotada. Siempre he dicho que la política tiene que ver con las esperanzas que despiertes en la población, la capacidad de crear ilusiones colectivas, más que con mensajes que apelen a la racionalidad.

Por otro lado, la oposición también tiene que lidiar con la abstención en su sector. Dentro de esta, hay mucha gente que no confía en el Consejo Nacional Electoral y que está segura que el gobierno tiene la capacidad para hacer trampas y cometer un fraude electoral. En este sentido, esta percepción fue alimentada por los voceros políticos del sector opositor en repetidas ocasiones y ahora que hay una posibilidad cierta de vencer en los comicios, se devuelve como un bumerang que desmoviliza el voto opositor. Por otra parte, hay mucha gente en la oposición que piensa que ganar la Asamblea Nacional no tendrá mayor impacto en la situación actual.

La dirigencia opositora está frente al reto de convencer a su gente que ganar la Asamblea Nacional será un hito que puede significar el comienzo del fin del gobierno de Maduro, además debe convencer a sus seguidores que no hay posibilidad de fraude por parte del gobierno y que votar masivamente es la única vía para destronar al chavismo.

Como he señalado en otras ocasiones, una vez superadas las elecciones legislativas, y sin importar el resultado, el país despertará a una dura realidad económica y social en el 2016 que implique una fuerte devaluación y la consiguiente hiperinflación, el aumento del precio de la gasolina que también alimente la inflación, el recorte drástico en el gasto social que incremente los niveles de pobreza, alza en las tasas de interés, y quién sabe si la eliminación del control cambiario. Sin embargo, antes de la debacle tendremos un carnaval electoral, así que todo el mundo a preparar sus pitos, gorras y papelillo picado. ¡A votar a votar que Venezuela se va a acabar!

htorresn@gmail.com



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Hernán Luis Torres Núñez


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