Quienes pretenden erigirse como los representantes mayoritarios del pueblo siguen dando tumbos y dejando una estela de zig zag en el acontecer político nacional, por un lado están los que se proclaman democráticos a ultranzas aunque estuvieron aplaudiendo en Miraflores el 11 de abril del 2002 cuando se derogaban todos los poderes, y por el otro los que convencidos de que en el plano electoral y democrático no tienen nada que buscar, juegan al uso de la violencia y la quema a ultranzas, llevándose por delante vidas humanas y destrozando cualquier institución que se les atraviese en su perturbado camino.
Los primeros, que siguen calculando sus acciones pensando en su proyección electoral, zigzaguean de acuerdo a lo que les conviene para aumentar su popularidad, pero algunas veces juegan a poner la cola sobre la candela a ver si esta puede aumentar; los otros que utilizan su plataforma electoral y temen a poder ser ilegalizados, se ponen a la cabeza del sector disociado que ellos mismos han creado y que ubica que la única salida para ellos es la violenta, no solo se pone a la cabeza de las guarimbas si no que también fuerza la barra para encender la violencia y buscar una mecha que encienda el país y busque una salida de facto que acabe con el orden constitucional establecido.
Entre esas dos aguas se ha movido la oposición en todos estos años y por ellas han pasado todos los factores que la componen zigzagueando entre esas dos corrientes.
En estos momentos, cuando desde Ramo Verde Leopoldo López y Ceballos, llaman a la oposición, nuevamente a movilizarse y se descubren planes de que buscan desestabilizar el orden constituido, lo que provoca sus traslados a otras prisiones, y cuando ambos, se declaran en huelga de hambre y lo más putrefacto de la rancia representación política, de la burguesía internacional visita nuestro país, la oposición nuevamente, se debate entre seguir los atajos o caminos verdes o mantenerse del lado de la institucionalidad democrática y el respeto a la constitución, por eso algunos de sus mas connotados representantes, unos se alejan de la candela y otros se acercan o coquetean con la misma, todo depende de si eso les ayudara a su proyección o les restara la misma.
Mientras su vida pasa entre zigzagueos e imprecisiones, el pueblo continúa construyendo su propio camino alejándose cada vez más de quienes solo siembran el odio y la desesperanza.