De la Resistencia Indígena a la Lucha Armada en Venezuela

A propósito del decreto de Barak Hussein Obama, emitido el 9 de marzo de 2015

I-. El legado indígena permanece con nosotros

Por fortuna la huella de nuestros aborígenes ha permanecido a lo largo del tiempo no sólo en el inconsciente colectivo del pueblo venezolano, sino en muchas de sus prácticas cotidianas, pese a todos los intentos infructuosos de la clase dominante por borrar sus vestigios, su historia, su pasado. Su huella permanece en nuestro lenguaje, gastronomía, artesanía, música, arte, danza y sobre todo se refleja en la herencia indoblegable, rebelde, inquebrantable de la sociedad venezolana.

El espíritu de lucha y resistencia de los guerreros indígenas contra los invasores españoles, fue uno de los motivos de inspiración para que cuatro centurias después, en la década de los años 60, del siglo XX, los herederos de la gloria de Cayaurima, Guaicaipuro, Paramaconi, Tamanaco, etc, apelaran nuevamente a la lucha de resistencia esta vez contra otro imperio, el imperio norteamericano, y por añadidura, contra sus operadores políticos, económicos y militares.

De manera que la lucha armada que se libró en Venezuela en los años 60, tiene sus antecedentes en la resistencia anticolonial, éstas guardan relación con los cuadros de rebeldía, configurados desde el momento mismo de la invasión, cuyo imaginario está simbolizado en la gesta de Guaicaipuro y muchos otros indígenas que no se doblegaron ante el Arcabuz y la cruz. Por supuesto que allí podemos encontrar sus raíces primigenias, pero también la lucha armada tiene sus antecedentes en el Negro Miguel de Buriá, símbolo de la resistencia de los pueblos secuestrados en el continente africano, en José Leonardo Chirinos, Simón Bolívar, Zamora, etc.

Dado a que la historia oficial ocultó la huella dejada por nuestros indígenas, se consideró pertinente incorporar en este escrito un análisis breve sobre este tema.

II-. Historia Oficial al servicio de la clase dominante

La historiografía tradicional pretendió colocar a nuestros seres indígenas como seres dóciles que aceptaron sin corta pisa todas las imposiciones establecidas por la dominación española, así como también en tiempos recientes la academia y los medios de comunicación masivos trataron de hacer lo mismo con la lucha emprendida por el pueblo venezolano durante la década del 60, 70, Y 80, tal como se verá más adelante.

No hay que olvidar que la historia como disciplina científica que estudia y analiza el pasado de la sociedad, a lo largo del tiempo, ha sido manipulada por las clases dominantes, quienes han presentado una visión sesgada de la realidad social, acorde a sus intereses políticos, sociales, económicos y culturales.

En el primer caso, la historiografía tradicional no registró las sucesivas rebeliones de negros e indios por cuanto sólo le interesa mostrar una visión de de una América resignada, de pueblos fáciles de domesticar, pero América vivió y continúa en rebelión, y eso no le interesa a la historia oficial mostrarlo ni registrarlo.

En el segundo caso, la historia oficial tampoco registró la lucha armada. Por el contrario, realizó toda una campaña para desacreditar a los movimientos insurgentes venezolanos. El profesor universitario Luis Brito García, lo expresa en estos términos "contra las luchas sociales y la lucha armada en la segunda mitad del siglo XX en Venezuela los medios académicos y de comunicación masiva han divulgado los infundios de que fueron voluntaristas, desvinculados de las masas, surgidos como imitación de la Revolución Cubana, insensatos por su falta de posibilidades de triunfo, desasistidos de legitimación ideológica y estériles. (Brito, Luis; 2012, s/p)

Como vemos, se ha producido por parte de esta corriente histórica una invisibilización y tergiversación de las luchas pasadas y presentes del pueblo venezolano, es decir, desde la época colonial hasta nuestros días. Así se observa por ejemplo, la poca referencia en los textos escolares de las luchas de resistencia contra el imperio español primero y luego contra la potencia norteamericana.

En ambos casos, el descrédito y la subvaloración de las luchas de resistencias se ven reflejadas tal como se ha señalado por los intereses de la clase dominante quienes utilizan a sus intelectuales para tergiversar la historia y acomodarla a su conveniencia.

Por ello en este artículo nos interesa reivindicar ambos procesos de liberación, uno contra la monarquía española y otro contra el imperialismo yanqui.

A-. Visión Eurocéntrica

Quién suscribe el presente análisis, publicó en Aporrea el día 27-12-2012, un escrito donde destaca que "Con la llegada de los españoles, el conquistador pretendió mostrar a los indígenas como seres sin alma, como bestias. Bajo este pretexto, en nombre de dios y de la iglesia católica, cometieron uno de los genocidios más atroces de la historia, con el objeto de apropiarse de sus riquezas y de su fuerza de trabajo, incluso para muchos historiadores es con la llegada de Cristóbal Colón, con que se inicia la historia de América". (Espinoza, M; 2012, P. 1,2)

Para palpar la visión eurocéntrica de forma concreta, resaltaremos un fragmento de un texto escolar que se cita en un libro publicado por Correo del Orinoco, página 26 y 27, titulado "Nuestra lucha por la independencia". Allí se dice lo siguiente:

"La epopeya del descubrimiento y la conquista es fundamentalmente, una epopeya popular. No sólo por sus hombres que cortaron horizontes y abrieron a los siglos las puertas gigantescas de un nuevo hemisferio-como Cortés, como Mendoza, como Pizarro y como Bilbao- sino por la cruz que venía a la par de la espada. Esta era la herramienta del héroe aislado en el mundo agreste; aquella el signo de paz, de igualdad y de amor entre los fieros defensores de la fe y los conquistadores para el reino de Jesús más que para el reino de Fernando e Isabel".

En contraste con este planteamiento positivista, el historiador haitiano-venezolano Paúl Verna, afirma: "…todos en su afán de lucro y oro, venían a quitar a los indios las tierras de sus ancestros, sus tierra, y lo más sagrado, su libertad, para convertirlos en esclavos…con el vocablo Encuentro se quiere cubrir con un velo de olvido y con explicaciones falacias, en nombre de la civilización, del progreso, de la religión y aún de Dios, el más grande genocidio de la historia de la humanidad ¡qué infamia!" (Verna, Paúl; 1995; p.29)

B-.Historiadores hispanistas y etnocidas

Por si fuera poco escritores como Guillermo Morón, Rufino Blanco Fombona, Mario Briceño Irragory, entre otros, no sólo tergiversan la historia, sino que sienten un gran desprecio por nuestros aborígenes. La profesora Angelina Lemmo, escribió un libro para desmontar los argumentos de Morón, el cual tituló De cómo se desmorona la Historia. Allí en la página 65 de su obra editada por la Biblioteca UCV, coloca una cita de este historiador, el cual señala:

…"¿Se deben conservar las comunidades indígenas? Esto no lo puede desear nadie. Las comunidades habrán de desaparecer poco a poco (…) hay que tener la esperanza de que en un futuro próximo- cuando se haya conquistado la selva y cuando se haya llenado todas las tierras con pueblos y ciudades- no quede ni un solo grupo que hable Caribe ni otra lengua aborigen. El problema del indio será puramente etnológico. Pretender lo contrario es predicar un retorno, en el proceso de la cultura, a estadios ya superados por el país". (Lemmo, A; 1973, P. 65)

El antropólogo Pedro Pablo Linárez en su libro La Insurrección Armada en Venezuela, p.18 cita a Joseph Fontana, quien sostiene que "la función del historiador, es justificar las acciones de la clase dominante en el poder", agregando luego Linárez "y desde luego que esta función la ejercen los historiadores presentándose bajo el manto de elegantes posturas académicas y aparente neutralidad en el intento de ocultar sus verdaderas intenciones de legitimar el orden establecido" (Linárez, Pedro; 2010, p. 18)

III-. La resistencia Indígena/ una visión crítica

Dentro de este contexto, existen a su vez investigadores y pensadores con una posición crítica de la historia contrapuesta a los intereses de las élites en el poder. En tal sentido, hay estudios que demuestran que no hubo docilidad por parte de nuestros ancestros. La lucha de los indígenas cubrió todas las formas de resistencia. Se desarrolló en forma pacífica y en forma de guerra. En tiempos de paz, se expresó mediante conductas pasivas, que en muchos casos formaban parte de la táctica de combate; y en condiciones de guerra, la resistencia adquirió ribetes de máxima expresión a través de planes de combate. Entre uno y otro plano mediaron diferentes formas de lucha que hablan de la multiplicidad de las formas de resistencia nativa.

Luis Beltrán Acosta en su obra La Verdadera Resistencia Indígena contra la Corona afirma que "los pueblos indígenas…desarrollaron el espionaje y contraespionaje como tácticas ofensivas y defensivas, en su lucha contra los españoles. Formaron verdaderas redes o correajes informativos para el trabajo de inteligencia y contrainteligencia, que les permitía tener conocimiento sobre los pasos que iban dando los españoles. (Beltrán Luis; 2009, p.179.

Para este mismo autor los indígenas eran diestros en todas las áreas de la guerra. Abrían sus operaciones con el objeto de impactar y desmoralizar a los europeos. Eran comandos ofensivos de acción rápida, y siempre operaban de forma sorpresiva, para distraer ó preparar trampas, emboscadas o el cerco contra las fuerzas invasoras…Su entrenamiento implicaba, la utilización de las más rigurosas pruebas físicas frente al dolor y abnegación a la causa colectiva de nuestros pueblos ancestrales. (Beltrán, Luis; 2009, p.189)

Continúa afirmando el investigador Beltrán Acosta que "La historia de las enseñanzas de la lucha militar indígena, señala que la guerra de guerrillas fue la forma de lucha militar más utilizada por los llamados indios de guerra. (Ibiden, p.193)

Otros investigadores de la corriente histórica crítica como Guillermo J. Colmenares Rueda, en su obra Las Sociedades Tribales Caribes de Caracas: su cultura ancestral asienta que "las sociedades tribales ancestrales de la región, eran agrupaciones guerreras…que en aspectos de combate, se impartía a los miembros de la comunidad desde la niñez; y la fortaleza y resistencia que estos pueblos presentaron, ante la invasión española del siglo XVI." (Colmenares, G; 2008, P. 280)

Los antropólogos Mario Sanoja e Iraida Vargas destacan que "el armamento de los guerreros caribes consistía principalmente de arcos, flechas, guaykas o lanzas macanas y hachas de piedra pulida. La imagen transmitida por la historia tradicional ha mostrado a dichas armas como instrumentos atrasados e ineficientes, pero en realidad eran tácticamente superiores a los de los europeos. Los indígenas utilizaban potentes arcos manufacturados con maderas duras y flexibles como la macanilla, cuya longitud era de aproximadamente dos metros. Las puntas de flechas empleadas en la guerra eran generalmente también de madera de macanilla o de hueso, incluyendo algunas armadas con agijones de raya, las que producían heridas muy dolorosas. (Sanoja, Mario; 2008; p.28, 29)

El espíritu indoblegable de los indígenas se puede evidenciar en la afirmación realizada por el historiador Federico Brito Figueroa, en su libro Historia Económica y Social de Venezuela Tomo IV P.1063, cuando afirma lo siguiente" La violencia es una realidad concreta no sólo al observar la captura legal e ilegal de los indios, en las expediciones, depredatorias contra sus aldeas y en el propio sistema de explotación esclavista, sino también al constatar las acciones de protesta de los explotados contra los explotadores, manifestadas a través de la oposición armada, la destrucción de las edificaciones construidas por los conquistadores, asaltos a los conventos e iglesias, organización de rebeliones indígenas…"

IV-. La Lucha Armada en Venezuela

La lucha armada librada en Venezuela durante los años 60 del siglo XX, fue entre otras cosas una expresión de rebeldía, de lucha, de confrontación de una generación que se enfrentó a un modelo societal instaurado en Venezuela por Rómulo Betancourt cuyas directrices políticas sociales, económicas y culturales estuvieron alineadas a las políticas emanadas desde el Departamento de Estado Norteamericano.

Así como en el siglo XVI, nuestros guerreros indígenas se sublevaron contra el imperio español, ya que éste trastocó, alteró y modificó su religión, sus relaciones de producción, su cultura, en fin su cosmovisión; durante los años, (1960-1969), se libró una lucha cruenta en estas tierras, la mismas de Cayaurima y Guaicaipuro, esta vez no contra el otrora imperio, España, sino contra Estados Unidos.

Nuestros jóvenes apelaron a la guerrilla, se fueron a las montañas para resistir la represión feroz del gobierno de Betancourt y sus sucesores en Miraflores. Muchos de ellos se inmolaron contra las acciones entreguistas de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera, a las empresas transnacionales. Expoliación en el siglo XVI, expoliación en el siglo XX. Ambos imperios no sólo saquearon nuestras riquezas, sino que usufructuaron la fuerza de trabajo de millones de hombres y mujeres condenados a vivir en la miseria, condenados a vivir bajo el signo de la explotación, de la dominación.

La Guerra de Guerrillas, el espionaje, el contraespionaje, el correaje, entre otras, fueron tácticas utilizadas por nuestros aborígenes para sorprender a los invasores. Siglos más tardes, nuestros guerrilleros acudieron a mecanismos similares para sorprender al enemigo. Ambos acontecimientos demostraron que la lucha contra cualquier invasor siempre va a ser justa, necesaria y libertaria, que los pueblos pueden hacerla y que además hay hombres y mujeres con dignidad, valor y entereza. Que no hay pueblo vencido y que siempre va a estar presente el espíritu indoblegable y rebelde capaz de enfrentarse a cualquier imperio. Tanto ayer como hoy, eso quedó demostrado. Barack Hussein Obama, ignora que casi un siglo costó a los españoles imponer su dominio sobre estas tierras, somos herencia Caribe y jamás nos doblegamos contra imperio alguno.

miguelespinoza1783@gmail.com

 

Bibliografía

Berna Paúl. El Descubrimiento, El Genocidio de los Indios y Gibraltar, Ciudad Martirio de Venezuela. Briceño y Asociados, Caracas, 1995.

Beltrán Acosta, Luis. La Verdadera Resistencia Indígena Contra la Corona Española. Ediciones Akurima, Caracas, 2009.

Brito Figueroa, Federico. Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo IV. Ediciones de la Biblioteca, 1987.

Brito García, Luis. La Lucha Armada y la Lucha Social en Venezuela. Correo del Orinoco, Caracas, 2012.

Colmenares Rueda, Guillermo. Las Sociedades Tribales Caribes: su cultura ancestral. Ediciones FACES-UCV, 2008.

Espinoza, Miguel. Enterremos la historia oficial. Desenterremos la historia velada. Aporrea, Caracas, 2012.

Lemmo, Angelina. Dé Cómo se desmorona la Historia. Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 1987.

Linárez, Pedro Pablo. La Insurrección Armada en Venezuela. Colección Memoria de la Insurgencia, Ediciones de la UBV, Caracas, 2010.

Sanoja, Mario y Vargas Iraida. La revolución bolivariana Historia, cultura y socialismo. Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2008.

Villaparedes, Gustavo. Iracara: Memorias de un guerrillero. Cromañon. Editora San José, Caracas, 1979.



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