Quinto malo

¿Vale la pena votar?

Estoy absolutamente seguro de que Chávez respondería afirmativamente. Pero hubo un tiempo en que el Comandante que lideró la rebelión popular en febrero de 1992, dijo no a las elecciones. ¿Qué lo llevó a cambiar? ¿Por qué corrió el riesgo de entrar en el juego electoral democrático representativo y burgués para los comicios de 1998?

Creo que es necesario retomar algunos acontecimientos, comenzando por los hechos violentos que partieron en dos épocas la historia de Venezuela y de la humanidad en 1989. Hasta esa fecha el monopolio de la violencia estuvo concentrado en las manos del gran capital, en su expresión política y militar imperialista estadounidense y en los gobiernos títeres y dictatoriales que, dentro de la 4a. República, en el período conocido como del puntofijismo, se denominaron "democracia representativa".

Fue Carlos Marx quien calificó a la violencia "como partera de la historia". Las y los marxistas, en una reflexión crítica de la sociedad de clases conocida como capitalismo, estamos convencidos de que la violencia sigue siendo el recurso determinante para la radicalidad de los cambios.

La violencia no es el acto callejero de matar o agredir al otro, argumentando, en algunos casos, razones políticas para su ejercicio. La violencia, reducida a su expresión más banal, es un recurso retórico, argumentativo, de los dominadores y sus aliados en el campo político y teórico o teorético, para ejercer su dominio sobre las mayorías. Es un término utilizado para la descalificación del enemigo de clase, del proletariado, cuando se reviste de vanguardia revolucionaria y es enfrentado desde el poder burgués, con armas, muerte, represión y cárcel, tal como lo observamos en Venezuela durante las últimas cuatro décadas (ésta solo es una cifra referencial para acotar lo que aquí sustentamos) y, especialmente, en el año 1989 cuando las fuerzas militares y policiales, al servicio del imperio estadounidense, masacraron al pueblo venezolano que había decidido obtener la democracia que jamás se le había permitido.

Nos detenemos aquí un instante para resaltar que la violencia "intuitiva" (intuitiva de clase, conciencia proletaria o de la clase trabajadora) que estalla el lunes 27 de febrero de 1989, en Guarenas y otras ciudades del estado Miranda para extenderse, casi inmediatamente por toda Caracas y buena parte del país, en los días sucesivos, fue un acto de verdadera democratización de la violencia. El pueblo oprimido, las clases empobrecidas y trabajadoras, asumieron hacer uso de la violencia social para responder con el mismo lenguaje en el que siempre le habían hablado los poderosos: el de la violencia.

No olvidemos que el capitalismo y sus relaciones de producción están construidas sobre bases violentas y que la más dramática de ellas es la explotación de seres humanos, convertidos en mercancías, para poder obtener los bienes materiales que deben contribuir a incrementar y acumular el capital en el puñado de explotadores que domina al mundo (y a Venezuela, en el caso puntual que referimos). Es una violencia cotidiana, "sutil", que se vuelve casi imperceptible o "normal" y que termina siendo "aceptada" como si no hubiese forma de salir de ella.

No olvidemos, tampoco, que es en ese contexto de violencia "aceptada" o consensuada en el que el poder burgués se inventa el derecho y la democracia, como recursos para hacer parecer como iguales a quienes en realidad no lo son, en las relaciones sociales de explotación. De allí la gran diferencia (que no detallaremos aquí, por ahora) entre la "Democracia representativa" del poder burgués y la "Democracia participativa y protagónica" del poder popular, avanzando hacia la construcción de la Patria socialista, tal como la diseñaron Bolívar y Chávez en toda esta gesta independentista que aún no concluye.

Es esto lo que da sentido hoy a las elecciones parlamentarias 2015, en las que debemos acudir a votar por nuestras candidatas y candidatos para tener una Asamblea de diputadas y diputados revolucionarios, que trabajen con firmeza y sin venderse, para contribuir a fortalecer nuestras leyes, crear otras nuevas y avanzar en la derrota del dominio del capital, de la burguesía y de sus lacayos en el país.

Para decirlo con palabras del intelectual británico Alan Woods (La Revolución Bolivariana. Un análisis marxista. El Perro y La Rana. Caracas, 2006) "El caso de Venezuela demuestra que las elecciones parlamentarias pueden jugar un papel enorme en la movilización de las masas, en su organización y para asestar golpes contra la oligarquía. Esto permitió a la clase obrera recuperarse y reagruparse después de la masacre del Caracazo".



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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