El Whatsapp Mango y el SMS (Short Mango Service)

No es rara la costumbre de alabar las bondades que derivan de vivir en determinada época o lugar, en la nuestra por ejemplo, mucho se habla de las comunicaciones; ya que son radicales los cambios que en las vidas de las personas, se han producido en razón de las innovaciones tecnológicas en este campo, y además porque estos cambios se aprecian en términos relativamente breves -no de generaciones- sino de pocos años.

Por ejemplo, desde hace mucho existen los teléfonos entonces, pero tardó para que estuvieran en las casas del común de la gente, y su universalización tomó más tiempo. Así que, para muchos la fluidez de las comunicaciones de lo personal y familiar siguieron siendo lentas; y supongo que no recibir respuesta o noticias de asuntos de interés personal, debía ser más habitual que ahora, y de seguro también debía generar algún tipo de ansiedad, –tal vez más llevadera- a la que sufren los padres modernos cuando llaman a sus hijos al celular y éstos no responden.

Y aunque este nuevo estado de las comunicaciones que representó el teléfono con respecto a las carta y telegramas, fue un salto; no resolvía por ejemplo: problemas como el no saber de antemano quien quería comunicarse con uno y entonces no poder resolver el dilema de atender al novio o a la novia, o no atender una llamada de trabajo o la de un cobrador. Por lo que mucha gente acordaba previamente el día y hora en que se volverían a hablar (Ello para poder ejercer con más libertad su derecho de comunicarse o no comunicarse).

En cualquier caso, en aquellas épocas, tener noticias de la emergencia de alguien de tu entorno y en consecuencia poder ayudarlo; enterarte de una fatalidad; o darte cuenta que eras un indeseable, era cosas que podía te tomar tiempo.

En el presente, cosas como los celulares, los identificadores de llamadas, las rallitas del whatsapp, la D y la R de BBM, han resuelto todo aquello; incluso las videollamadas te permiten ver la expresión facial de tu interlocutor. Así pues, que hoy la extensión del tiempo que te toma darte cuenta de que estás siendo expresamente ignorado, lo determina nada más que tu estado mental. Por otra parte el entrarte de una fatalidad es algo que a lo sumo toma un día, a menos de que por propia voluntad te desaparezcas o contra tu voluntad te desaparezcan por estar hablando pistoladas.

Pero las reflexiones sobre los beneficios de lo anterior, se refieren a las informales comunicaciones privadas entre los seres humanos de verdad. Otra cosa son las comunicaciones entre los seres humanos de verdad y el poder político, sobre todo cuando son los primeros los remitentes y el último es el destinatario; en estos casos el poder político es por lo general esquivo a todos los avances y prefiere mantener la comunicación más bien a un nivel decimonónico o incluso medieval, lo cual se le suele tildar de "Formal". Ahora bien, cuando las comunicaciones son en un sentido inverso la cosa cambia un poco, ya que el Estado no suele desperdiciar una nueva tecnología, si esta le sirve para controlar, someter u obtener algo de sus ciudadanos.

Es así que por ejemplo, el Estado ha encontrado en las llamadas nuevas tecnologías de la información una estupenda herramienta fiscal, mediante la cual puede: colorearte las bondades de pagar tus impuestos, te recibe tus pagos e incluso es posible que te notifique vía electrónica de la existencia de un procedimiento administrativo o judicial que ha emprendido en tu contra, además de vigilarte. Otra historia será, si eres tú el que quiere obtener algo del Estado, valiéndote de estas maravillas de tecnológicas; ello será tanto o más inútil que recurrir directamente a un funcionario de carne y hueso. Si requieres respuestas sobre la prestación de un servicio monopolizado por el Estado, ni siquiera obtendrás de él las posmodernas mentiras de: "me quedé sin batería" o "no tenía cobertura".

Es así que –lo cual es una suposición personal- uno o varios ciudadano de nuestro país, en un acto de genialidad crearon valiéndose de un mango, lo que yo propongo bautizar como el "El Whatsapp Mango", el cual logra combinar lo tangible de un mango con la difusión en las redes sociales, y el "Short Mango Service" que también combina la tangibilidad de un mango con un mensaje de texto celular.

Estos inventos de baja tecnología, viene a resolver a favor del ciudadano; la facilidad que tiene el Estado y más a un sus funcionarios de ignorar con total impersonalidad, las peticiones y súplicas que formula el pueblo soberano -de cuyos intereses los primeros invocan ser protectores- cuando estás les son presentadas de modo digital.

Aun que si bien, toda nueva tecnología de la información pretende resolver un problema de la humanidad o el de alguna parte de ella, ninguna está libre de alguna deficiencia, que dé pie a mentiras y distorsiones comunicacionales (Más aun si está de por medio el poder político). Es así, que la historia un del involuntario mango mensajero tiene varias versiones.

Primera versión "El Whatsapp Mango": El día sábado 18 de abril del 2015, el Presidente Maduro recorre las calles de Maracay, manejando él mismo un autobús. Mientras conduce, lleva su ventanilla abierta y por esta los espectadores que se encuentran en la calle le lanzan papeles y carpetas las cuales contienes como de costumbre peticiones y proyectos. Todo aquello es transmitido en vivo por el canal del Estado, o mejor dicho por el canal del partido en el gobierno; el cual tenía instalada una cámara, que desde la derecha del presidente lo enfocaba a él y al público que estaba fuera del autobús. Hasta aquí sin novedad.

Mientras esto ocurre, se difunde viralmente un video filmado desde el lado contrario, en el que se percibe que, alguien desde el público le lanza a Maduro lo que parece un maduro mango tipo dudú, como les decimos en Guayana a unos que son pulposos más que fibrosos, muy dulces y poco ácidos.

Cualquier imagen puede tener múltiples interpretaciones; pero varias imágenes secuenciales acompañadas de audio –es decir un video- reducen la multiplicidad interpretativa. Y a mi aquello, me pareció un símil tropical a los tortazos o pastelazos públicos que a las grandes figuras se les acostumbran a dar en otras latitudes. (Lo que aquí sería casi un crimen por la escasez de los ingredientes). Hasta acá sin novedad.

Luego de lo anterior, los órganos de propaganda que siempre emprenden acciones por ganar las batallas de la revolución en el mundo virtual, con un esfuerzo inversamente proporcional al emprendido por el resto del gobierno en el mundo real –pero con iguales fiascos por resultados-. Pisan el peine y el presidente sale en tv mostrando un whatsapp mango –que ya no parece dudú sino hilacha- y refiere la petición de una vivienda planteada por una compatriota.

Acto seguido: (Dos rayitas azules, el mensaje fue enviado, recibido y leído). Pero no solo eso el mensaje es respondido y el presidente genio de la botella le concede una vivienda a la compatriota. E inmediatamente surgen los chistes de mensajear a Maduro, con melones, lechozas e incluso patillas.

Posteriormente, aparecen varios artículos; dos de los cuales me llamaron la atención; un primer escrito, en el que, palabras más palabras menos, se denuncia como la propaganda oficial es capaz convertir un aparente acto de rebeldía, en una oportunidad, de la que -con una dosis de populismo- se puede sacar ganancias preelectorales; así como, el absurdo de que los ciudadanos -dada paquidermia del Estado- tenga que recurrir a tales formas de comunicación.

Y un segundo artículo, de unos de los Pangloss de la revolución que como aquel personaje del Cándido de Voltaire es capaz de encontrar lo positivo en cualquier adversidad o desatino. En este escrito refiere todo el cuento de la "informática al servicio del poder popular"; aun así el mismo refiere que no todo el mundo puede ir a un infocentro –sobre todos si están casi extintos- y que además la tecnología es engorrosa para algunos, etc. etc. etc.

Es así, que para él –nuestro Pangloss propagandista oficial-, el "whatsapp mango" es una especie de héroe en el mundo de las formalidades, que por ejemplo existen cuando de escribir una tesis o de llenar una planilla de banco se trata, y que supuestamente sólo los "bien educados" puede cumplir. (Formalidades que por cierto bajo fe de juramente yo le puedo afirmar que no han hecho sino aumentar, cuando de ir a una oficina pública se trata).

Antiguamente la palabra era algo sagrado, sobre todo en la época en que no existía la escritura o luego de inventada ésta, cuando pocos sabían leer o escribir; prevaricar, incumplir una promesa eran pues cosas delicadas. Por tanto la gente medía bien lo que iba a decir y mentir era una de los peores oprobios, por tanto tus palabras te podían acarrear graves consecuencias. En estos tiempos eso definitivamente ha cambiado, y mentir sólo es peligroso si a quien le mientes es al Estado, a un delincuente o a un torturador (Papeles que fácilmente pueden representar un mismo individuo a la vez).

Salvo lo último las mentiras son intrascendentes, a menos que el quedar en evidencia como mentiroso sea motivo de ridículo. Es así que en estos tiempos, no hay que resguardarse tanto de la ira de aquellos a los que les mentimos, sino de: las cámaras de videos, las "segundas partes" y de las grabaciones no editadas. Sino pregúntenle a Mario Silva.

Es de esta manera que llegamos a un giro –otra versión- en la historia del mango mensajero.

Segunda versión "SMS - Short Mango Service". El día sábado 18 de abril del 2015, el Presidente Maduro recorre las calles de Maracay, manejando él mismo un autobús. Mientras conduce, lleva su ventanilla abierta y por esta los espectadores que se encuentran en la calle le lanzan papeles y carpetas las cuales contienes como de costumbre peticiones y proyectos. Todo aquello es transmitido en vivo por el canal del Estado, o mejor dicho por el canal del partido en el gobierno… (… y todo continua igual que en la anterior historia del "whatsapp mango"…)

Hasta que aparece el video completo no editado en el que el Presidente Hada Madrina, luego de recibir el pequeño mango, (en cual ahora se ha convertido en un "SMS - Short Mango Service"), lo devuelve a alguien del público que de seguro al tomarlos debió leer en el pequeño fruto amarillo: "Your mensage can not be delivered", o quizá, "Your mensage ve be returned". Lo que en castellano se traduce como "Su mensaje no puedo ser entregado" o "su mensaje ha sido devuelto". El el respectivo o correspondiente orden, como se dice formalmente…



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