¡Que contradicción! Nos quejamos de la especulación y recitamos la Ley de Oferta y Demanda

La gente entiende que cuando le dicen que alguien está especulando, significa que ese comerciante o empresario está colocándole al producto que ofrece un precio superior al precio real de ese bien, y efectivamente, eso es lo que ocurre. El término especulación está asociado a operaciones con instrumentos financieros y operaciones con bienes o productos, especialmente con alimentos.

Cuando se produce un aumento anormal y prolongado del precio de un producto, de manera que este precio se encuentra cada vez más alejado del precio real, se genera una burbuja especulativa, que trae como consecuencia que los nuevos compradores de dicho bien, tengan que adquirirlo a un precio mayor.


En el sector alimentario, la especulación viene provocada, entre otras cosas, por el acaparamiento de productos, que hacen aumentar el precio del bien en el futuro, al no existir una oferta que cubra la demanda de dicho bien. Aquí se evidencia el vínculo directo que existe entre la especulación y la ley de oferta y demanda. De manera que si has tomado consciencia que con la especulación te roban, sepa que con la ley de oferta y demanda te están haciendo lo mismo, ya que funcionan bajo el mismo principio.

Dentro del postulado de la Ley de oferta y demanda, tenemos la siguiente ley: Cuando, al precio corriente, la demanda excede la oferta, el precio tiende a aumentar. Inversamente, cuando la oferta excede la demanda, el precio tiende a disminuir.

Lo primero que hay que tener claro es que el comerciante o empresario que es dueño del producto, tiene una ventaja sobre quienes necesitan ese producto- por eso es que EEUU quiere quitarle el petróleo a todos los países productores, para no depender de ellos y en consecuencia, estar en desventaja- . Por eso cuando el producto escasea, los consumidores, movidos por la necesidad y amenazados por la escasez se convierten en presas fáciles de la usura y la avaricia de los oferentes, quienes aprovechándose de la situación, aumentan a voluntad el precio de lo que ofrecen, hasta el punto que los consumidores no les sea posible adquirir el bien. En ese momento, se detiene el aumento y se estabiliza el precio en el punto máximo soportado por la demanda.

Fijémonos que en el caso planteado, la estabilización de los precios no obedeció a que la oferta alcanzó a la demanda, sino que el precio desestimuló la demanda; ocasionando que la mayoría de las personas se viesen imposibilitadas de adquirir el bien o servicio, y dejándole la posibilidad de adquisición a una pequeña élite económicamente aventajada. Esto es lo que comúnmente ocurre.

Si los oferentes de bienes y servicios no incrementaran los precios o los obligasen a no hacerlo, tendrían que aumentar la producción de bienes y la oferta de servicios para cubrir la demanda, con lo cual, más personas podrían acceder al bien o servicio ofertado; el aparato productivo se dinamizaría y los oferentes ganarían más dinero, producto de su trabajo y no del latrocinio.

Es importantísimo acotar que ese aumento de precio del que estamos hablando, es en realidad, un aumento del margen de ganancia y no de los costos de producción.

Una vez que entendamos esto que acabo de explicar y dejemos de recitar los postulados de la Ley de Oferta y Demanda como algo divino e inexorable, entenderemos mejor, incluso, el tema de la inflación, la cual es achacada siempre al Estado y a los consumidores, pero nunca a los dueños de los bienes y servicios que consumimos y que tanto en el proceso de producción, como en la comercialización juegan con la necesidad de la gente, presionando los precios al alza constantemente, para incrementar sus márgenes de ganancia a costa del hambre de sus congéneres.


 



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Juan Carlos Valdez


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