Imperialismo y Reino de Dios

“Imperio e imperialismo parecían palabras muertas, pero la realidad las ha resucitado. Hoy no basta hablar de opresión y de capitalismo para describir la postración de las grandes mayorías de este mundo. El Norte y las multinacionales lo someten, como no se había conocido antes. Y muy en especial Estados Unidos. Es el imperio actual.”
Jon Sobrino

“Cristianamente hablando, la consigna es muy diáfana (y muy exigente), y Jesús de Nazaret nos la ha dado, hecha mensaje y vida y muerte y resurrección. Contra la política opresora del imperio, la política liberadora del Reino. Ese Reino del Dios vivo, que es de los pobres y de todos aquellos y aquellas que tienen hambre y sed de justicia. Contra la agenda del imperio, la agenda del Reino”
Pedro Casaldáliga

En toda época y, según parece, en todos los pueblos, ha existido la idea de ser “el pueblo escogido” por sus dioses. Pero también en el mundo moderno secularizado puede infiltrarse subrepticiamente esta idea .Tal puede ser el caso de los países “desarrollados” respeto a los de “precaria” condición económica o cultural. Los primero parecen creer que el bienestar de que gozan es un privilegio natural para ellos que debe incrementarse indefinidamente, y que la miseria que sufren otros países o pueblos es sencillamente su lote histórico. Se ha trasladado la noción teológica de “pueblo escogido” al terreno secular. El evangelio previene contra esa pretensión .El episodio del paralítico (Mc 2,1-13), señala ser misión de los seguidores de Jesús promover la igualdad de los pueblos, mostrar que el amor universal de Dios no autoriza desniveles insultantes, que no hay razas, naciones, pueblos o sociedades que puedan considerarse privilegiadas por derecho propio. Todo racismo, exclusivismo y orgullosa superioridad son contrarios a Dios. No hay entre los pueblos quienes sean por designio divino superiores o inferiores, y es labor de los cristianos esforzarse por equilibrar situaciones, procurar que el desarrollo humano y la plenitud de vida sean patrimonio de todos.

Los sistemas políticos, sociales y económicos que se fundamentan en el poder militar encuentran su mejor y más ilustrativa denominación en la palabra imperio. Actualmente vivimos en una época imperial. El actual horizonte político imperial exige, en expresión certera de Jon Sobrino, una “espiritualidad del antiimperialismo” ,que debe traducirse en una praxis liberadora e inclusiva de los pueblos , países e incluso continentes a quienes el imperio oprime y excluye.

No es fácil ser y confesarse cristiano en la actualidad. La espiritualidad cristiana no consiste en el esfuerzo por adquirir la perfección moral mediante un acopio de virtudes .Esa tarea absorbería al cristiano haciéndolo vivir pendiente de sí mismo, sin tiempo para amar a los demás .Una espiritualidad de ese tipo llevaría al egocentrismo .El egocentrismo deshumaniza al hombre y es un obstáculo para una plenitud basada en las relaciones interpersonales. Son éstas las que marcan el sentido de la vida, no instantes aislados vividos desde un yo absolutizado. El cristiano está centrado en el Espíritu, pero éste es un centro que irradia y hace irradiar.

La espiritualidad cristiana debe ser antiimperial, como lo fueron la de Jesús de Nazaret y su anuncio de la llegada inminente del Reino de Dios y la de Pablo de Tarso en lucha contra el Imperio romano. Hay que tener en cuenta que Jesús vivió y predicó en un pueblo dominado por grandes poderes: el poder religioso de los judíos y el poder político de los romanos Se sabe que ambos poderes eran sencillamente brutales. El poder religioso oprimía al pueblo con el “yugo” de la Ley, hasta hacer que la pobre gente viviera “extenuada y agobiada” (Mt 11,29-30).El poder político explotaba al pueblo con impuestos insoportables y no dudaba en reprimir cualquier movimiento de liberación o rebeldía con el derramamiento de sangre (Lc 13,1). Jesús anuncia el Reino de Dios en un clima politizado y lo hace como juicio profético contra el gobernante de Roma y sus representantes en Palestina. La actividad de Jesús, su predicación y hechos se centra en la llegada del reinado de Dios. El reino no es una realidad de ultratumba, la salvación en el más allá, después de la muerte, sino irrupción en el más acá, ante la que hay que tomar partido y actuar. La espiritualidad del reino de Dios, que se encuentra en el centro del mensaje y de la vida de Jesús, nada tiene de espiritualista, sino que se inscriben en el horizonte de los movimientos de resistencia y de protesta, muy activos en tiempos de Jesús contra la política opresora del imperio.

El cristianismo y la espiritualidad de Pablo chocan también frontalmente con el Imperio romano. El punto de fricción es la distinta forma de entender la paz. El principio por el que se regía el imperio era “paz mediante la victoria y el sometimiento”; el principio de la cosmovisión paulina era “paz mediante la justicia “o mejor, alianza, no violencia, paz y justicia. La oposición de Pablo al imperio se basaba en su negativa a reconocer al César como Dios, Hijo de Dios, Salvador y Redentor del Mundo. La teología del apóstol Pablo se encuentra en las antípodas de la teología del imperio, que se consideraba “el núcleo ideológico del poder imperial” y el “corazón teológico del dominio universal romano”. Pablo se comporta como un iconoclasta del Cesar, en calidad de cristiano y de ciudadano del imperio, lo que resulta provocador, subversivo y revolucionario.

Es bien sabido que Jesús de Nazaret habló de un mundo configurado por la bondad graciosa de Dios, no por el poder impositivo del emperador. Jesús anuncia el Reino de Dios e invita a seguirle a ÉL. De ahí que los cristianos debiéramos ser, visceralmente, si se quiere, anti-imperio y pro-reino. Jesús señala la meta: construir una sociedad digna del hombre ,es decir justa , libre y creativa, próspera y sobria , solidaria y feliz , una comunidad humana ,el Reino de Dios en la tierra , que, entrelazada por las diversas manifestaciones y grados del amor fraterno , estimule a los seres humanos a avanzar en su realización y plenitud social y personal. Jesús identifica los obstáculos o impedimentos a la realización de ese proyecto, obstáculos que hay que sortear o derribar; son los falsos ideales de realización humana: las ambiciones egoístas de riqueza, prestigio y poder.

medida713@gmail.com


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