Las preocupaciones imperiales

Los habitantes y los gobiernos del planeta deben poner atención a las palabras de los funcionarios del gobierno de USA, dada la peligrosidad encubierta que de tales locuciones se derivan. Para ser más específico, cuando un empleado del Pentágono, del Comando Sur o el mismo presidente expresan su preocupación por un país determinado, entonces en ese momento deben comenzar las preocupaciones (disculpen la redundancia) de los residentes y de los presidentes de la nación mencionada. La prensa histórica (las noticias de los años precedentes) nos da la razón: los burócratas imperiales se preocuparon por Cuba, Vietnam, Irak, Libia, Afganistán, Siria, Panamá…entre tantos y tal inquietud, al final, se transformó en miles de muertos, heridos, viudas, huérfanos, ciudades completamente destruidas, bloqueos económicos, presidentes presos o ultimados, museos robados, patrimonios culturales destruidos y una hecatombe sin precedente cuyas consecuencias derivarán en embarazosas situaciones imposibles de predecir.

Las preocupaciones imperiales, por lo general, están orientadas hacia países cuyas entrañas resguardan el codiciado tesoro (petróleo) del nuevo imperio y de las vetustas monarquías despóticas. Sus sórdidas miradas las dirigen hacia esos yacimientos, hacia allá tienen puestos sus ávidos ojos, sus garras y sus pesuñas. No es una simple coincidencia que Irak, Libia. Afganistán y Siria, naciones que continuamente reciben las hegemónicas embestidas de la OTAN comandada por EEUU, resguarden dentro su seno las mayores reservas petroleras y de gas del planeta. Es decir, los combustibles en extinción que ponen en movimiento el motor del mundo y que les asegura el confort al cual tienen acostumbrado a los habitantes del imperio.

No cabe duda, existen diversos problemas que abruman a los habitantes del planeta, por ejemplo: la pobreza, la contaminación ambiental, el calentamiento global, la violencia, la droga, el terrorismo, las enfermedades endémicas, entre otros, sin embargo, por extraña casualidad, tales trastornos son los efectos de las erradas praxis política, social y económica del capitalismo.

Es imposible negar que la pobreza de diversos países se derive de las presiones de los avaros centros financieros (FMI, OMC y BM), los cuales les imponen a las naciones préstamos en condiciones desventajosas que contribuyen a la desamparo de sus habitantes. Nadie podrá refutar que la contaminación de los ríos, de los océanos, del aire y de la tierra es consecuencia de los residuos tóxicos esparcidos en la naturaleza, dado que las grandes industrias convirtieron al planeta en el depósito de sus miasmas infectas. El calentamiento global, al igual que lo anterior, deriva de millones de toneladas de smog que las fábricas capitalistas diseminan en el aire. Es innegable que a los fabricantes de armas, la industria de la muerte, les corresponden un alto porcentaje de la violencia en la que está sumida buena parte del globo terráqueo. Es sorprendente que el imperio del norte intenta colocarse como el policía universal en materia de drogas, pero parece no interesarle que el mayor consumo y producción de drogas naturales y sintéticas se localiza en el "primer mundo". Así mismo, EEUU es el progenitor de grupos terroristas en diversos lugares de nuestro universo; tales bandas fanáticas los instauran, los financia y los arma para arremeter contra los gobiernos progresistas que no se entregan a los intereses de las grandes corporaciones financieras. Como corolario de la contaminación ambiental causada por las industrias localizadas en el primer mundo, de deduce que dichas fábricas son las responsables de diversas enfermedades endémicas que afectan a la humanidad, incluyendo la pobreza, el hambre y la obesidad, entre diversos males epidemiológicos engendrado por el capitalismo. Extrañamente, nunca he escuchado al presidente de USA, ni a los voceros del Pentágono, tampoco los senadores republicanos y demócratas de los EEUU y mucho menos a los gobernantes de la UE, los lictores del emperador Obama, alguna voz que retumbe en algún escenario del planeta para hacerse eco de una mínima preocupación para resolver los problemas nombrados en este párrafo.

El presidente Obama, el "custodio de la democracia, la paz y la libertad" se preocupa denodadamente sobre los peligros que asechan a la democracia del mundo. Seguramente tales angustias no lo dejan dormir y Michelle, su esposa, cada noche le prepara una infusión de tilo con gotas de valeriana para que su consorte sea acogido, en sueño placentero, en los brazos de Morfeo. Desde la Casa Blanca Mr. Barack vigila con entusiasmo que los valores de la democracia se respeten, tal como se espera de un mandatario del primer mundo. Tiene claro que la libertad de expresión es uno de los pilares de la democracia, por eso aplica la "ley la patriota" para mantener vigilado a los norteamericanos y a todos los habitantes del planeta. La libertad de expresión tiene aplicación solo en las empresas transnacionales de comunicación (CNN, CBS, Televisa de México, ABC y El País de España…) para que divulguen únicamente lo que al Pentágono le interese. El gobernante de los EEUU es el garante de la instrucción y la salud que reciben sus gobernados, por eso crea universidades privadas y costosas, además, obliga los norteamericanos a comprar seguros de hospitalización bien onerosos, dada la precariedad de los servicios oficiales de salud en el país más armado del planeta. El pueblo estadunidense, como uno de los valores de la democracia, tiene derecho a vivir en país libre de violencia, para eso las grandes fabricantes del armas, productores de todo tipo de pertrechos, a cada hogar les puede asegurar la posesión de una pistola, un fúsil o una ametralladora que les consolide una vida en paz, tranquila y sin nervios. Extraños valores de la democracia norteamericana.

¡Cuidado, peligro! El presidente de los EEUU, algunos burócratas del gabinete y ciertos representantes de las cámaras legislativas del gobierno norteamericano están preocupados por lo que está aconteciendo en Venezuela y se sienten obligados en custodiar los valores de su democracia capitalista que, evidentemente, no se corresponden con los de la democracia socialista, participativa y protagónica de la Revolución Bolivariana. Debemos prepararnos ante estas palabras que no son más que las mismas arremetidas, las constantes agresiones que desde hace quince años experimentó, primero mi comandante Hugo y ahora el presidente obrero MM. Esto nos obliga a detenernos a reflexionar: toda esta acometida está vinculada con las más grande reservas de petróleo del mundo y los trillones de barriles de gas que resguarda el subsuelo de nuestra querida Venezuela. De seguro que dentro de los planes del Pentágono y el comando Sur es darle a nuestra patria el mismo tratamiento que los Bush y Obama le dieron a Cuba, Irak, Libia, Afganistán, Siria y Panamá. Qué carajo le importa a Mr. Obama la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos. A través de burdas mentiras y maniobras ladinas quiere disimular sus garras y pesuñas para que los países del globo no adviertan la sed de combustible robado de las que están ávidas sus voraces transnacionales.

Mr. Obama, "el custodio de la democracia y la libertad" si su munificencia es de dimensión universal, con intenciones de resolver todos los problemas del planeta por qué, en vez de gastar miles de millones de dólares en armas y en vez de estar llevando la guerra a diversas partes del planeta, no utiliza ese dinero para solventar las dificultades de países como Haití, Sierra Leona, Burundi, Madagascar, Eritrea, Zimbabue, Guinea Ecuatorial, Suazilandia, entre tantas naciones cuyas poblaciones necesitan ayuda desinteresada para solucionar el hambre y la pobreza que los acosa. ¡No sea hipócrita y mentiroso Mr. Obama!

¡Ojo América y el mundo! Debemos estar vigilantes antes las voraces pretensiones hegemónicas del imperio contra Venezuela. Hoy más que nunca tiene vigencia una de las estrofas de nuestro himno nacional: Unidas con lazos/ que el cielo formó/ la América toda/ existe en nación.



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Enoc Sánchez


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