El costo ambiental de la gasolina

La discusión sobre el costo de la gasolina se encuentra distorsionada por una visión economicista, ignorando los costos ambientales

La discusión sobre el precio de la gasolina tiene por objeto democratizar el debate sobre un asunto de interés nacional. Es evidente el desangre económico que se deriva del gigantesco subsidio al consumo de gasolina, superando los 14.000 millones de dólares en el 2013, partiendo del costo de oportunidad de exportar 310.000 barriles diarios a $125/barril FOB. Este subsidio es insostenible y contraproducente al interés nacional. Una de las alternativas es que los consumidores cubran al menos los costos de producción.

El costo promedio de explotación, mejoramiento y transporte es de US$ 10/barril (PDVSA Gestión 2013). El refinado $12/barril. La refinación de cada barril de petróleo produce 72 litros de gasolina, entre otros productos. El costo neto es así de Bs. 6,90 por litro, partiendo de la tasa de cambio SICAD2, la más cercana al mercado real. Si se incluye el margen de ganancia previsto en la ley de precios justos (30%), el precio de venta al público debería ser de al menos Bs. 9 por litro. Si partimos de la tasa de cambio preferencial (Bs. 6.3/US$) conduciría a un precio de venta de Bs.1 por litro.

Sin embargo, esto es sólo el componente económico del costo de la gasolina. Como una retribución por la gigantesca deuda ambiental que le estamos dejando a nuestros hijos y nietos, deberíamos al menos compensar las emisiones de carbono provenientes del consumo de gasolina.

La combustión de un litro de gasolina provoca la emisión de 2,35 kilogramos de CO2. A este valor hay que sumarle las emisiones aguas arriba, en las etapas de explotación, mejoramiento, transporte y refinado. Las emisiones durante el ciclo de vida de la gasolina se colocan así en 2,75 kg de CO2 por litro.

Las emisiones provenientes del consumo de gasolina durante el período 2014-2025 se estiman en 740 millones de toneladas. La plantación de 2,4 millones de hectáreas podría absorber tales emisiones en 40 años, con un promedio de 400 árboles por hectárea. Si esta reforestación se realiza en cuencas hidrográficas abastecedoras de agua a los principales centros poblados, se generaría como beneficio adicional la garantía del suministro de agua a generaciones futuras, el control de sequías e inundaciones, la disponibilidad de áreas de recreación y esparcimiento y la restitución de hábitats para plantas y animales. La estabilidad depende del uso de mezclas de especies de árboles nativos de cada zona. El costo sería de aproximadamente 2.400 millones de dólares (Bs. 120.000 millones de bolívares a la tasa SICAD2), equivalente a Bs. 0,45 por litro de gasolina. Al incluir este costo, el precio de venta al público sería de Bs. 9,45 por litro.

 

COSTOS DE LA GASOLINA EN VENEZUELA 2014

El costo de oportunidad es el precio de exportación, de tal manera que aun estableciendo un precio de venta al público de Bs. 9,50 por litro, el subsidio se mantendría en Bs. 29,50 por litro.

Como consecuencia del consumo de gasolina, cada año se diseminan por el aire de calles y carreteras del país 1800 millones de litros de un aditivo altamente tóxico, el oxigenante MTBE (metil-terbutil.eter), cuyo propósito es aumentar el octanaje. Se utiliza en una concentración de hasta 10%. Afecta el sistema nervioso, el hígado, los riñones y el sistema gastro-intestinal. En animales de laboratorio se ha demostrado que produce cáncer en los riñones, el hígado, los testículos y otros órganos. Se disuelve fácilmente en el agua y contamina los acuíferos. Se encuentra prohibido en la mayoría de los países industrializados, sustituido por el etanol. Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, no se ha utilizado en cantidades significativas en ese país desde el 2005. Venezuela lo importa desde Estados Unidos, aunque se podría sustituir por producción nacional de etanol, tal y como lo hace Brasil, uno de los principales exportadores mundiales de este producto. 

Jc-centeno@outlook.com

Universidad de Los Andes



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Julio Cesar Centeno

Ingeniero; estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California. Profesor de la Universidad de los Andes. Director Ejecutivo del Instituto Forestal Latino Americano. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS, Holanda.

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