Con prisa, pero con sentido

Lo que era urgente en Venezuela, se ha vuelto apremiante. Las deudas de la revolución se han tornado agudas, hasta dolorosas. La debilidad del aparato productivo, por ejemplo, amenaza con generar brechas crecientes en las mesas venezolanas. Por otra parte, se atacan con fuerza las guaridas de los acaparadores. Y, me consta, hay un gigantesco esfuerzo en los ministerios y las instituciones acompañantes para enfrentar el problema de la débil productividad, pero hay que superar poderosos y enquistados molinos: burocracia, fragmentación, micropoderes subterráneos, egos inflados, competencias malsanas, redes de corrupción, etc.

La situación es difícil, y más aún cuando al acusar sólo al gobierno no se percibe la inminencia de una hambruna mundial. Los productos transgénicos nos niegan la posibilidad de reproducción de las semillas; buena parte de la producción agrícola planetaria no es para comer, sino para elaborar biocombustibles; la agricultura mundial es arrastrada por el mercado, y sigue al capital y no a las necesidades de las mayorías.

Así, todo se ha hecho extremadamente urgente. Ya no podemos darnos el lujo de ensayar con calma procesos a mediano y largo plazo… Y si bien esto nos reta y nos hace correr para resolver lo más que podamos, también crea una vorágine que puede arrastrarnos si actuamos sin la reflexión adecuada. Parafraseando al poeta Goethe, en aquello de avanzar sin prisa pero sin pausa, necesitamos andar con prisa (con mucha prisa) pero atentos al sentido del proceso y del horizonte que forjamos. No podemos cegarnos al apuntar al incremento de la producción-distribución, dejando de lado aspectos vitales tales como la creatividad, la forja de valores positivos, la intersubjetividad militante, es decir, la auténtica revolución.

Dicho de otro modo, requerimos doblar todos los aparatos estatales, los espacios institucionales, las universidades, las escuelas, los ámbitos comunitarios para desarrollar planes interconectados que se orienten a marcha forzada al incremento productivo en todos los órdenes, al mismo tiempo que nos dediquemos con toda la fuerza posible a profundizar nuestra formación vital para la creación permanente, la solidaridad revolucionaria, la organización cooperante, necesarios para fortalecer cada vez más el poder popular.

Nosotros, crónicamente optimistas, seguimos confiando en los poderes creadores del pueblo, siempre que se apoyen en un trabajo organizado, altamente solidario y sinérgico.

De aquí este título que intenta resumir lo que planteamos: Con (mucha) prisa, pero con todo el sentido que podamos.

juliovaldez055@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1338 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter