¿Cómo aumentar el precio de la gasolina y no morir en el intento?

Aumentar el precio de los combustibles en Venezuela representa la prueba de fuego más incendiaria que la Revolución pueda enfrentar. La oposición se frota las manos porque no serán ellos quienes se atrevan a romper el paradigma económico más absurdo que pueda darse en algún país del mundo aparte de Venezuela. Y es que en nuestro país la gasolina y el diesel se regalan de forma casi criminal. Una gandola con una carga de 30 toneladas puede cruzar toda la geografía nacional de este a oeste o viceversa (unos 1.400 Km aproximadamente) con sólo ¡20 bolívares de combustible! pero lo insólito no es esto, lo vergatariamente bárbaro es que la carga (sea cual sea la que lleve la gandola) sufre un incremento en su valor bastante elevado que termina pagando el destinatario, y todo esto usando combustible casi gratuito. En todo caso el combustible es como el peaje, representa un porcentaje marginal en el costo total del viaje. Es un mito eso que dicen con respecto al aumento del combustible: QUE AUMENTARLO CAUSARÁ UNA CATÁSTROFE SOCIAL. Eso es falso.

El 99 % de la población está consciente del necesario aumento del combustible, de hecho, para todos los sectores de la vida nacional, no puede ni debe haber "privilegiados". TODOS deben asumir ese aumento sin derecho a pataleo. La razón es elemental: el combustible lo produce PDVSA y ésta es una empresa de TODOS los venezolanos, ergo, todos debemos pagar por igual el aumento. Otra razón que refuerza este argumento es que el bajo precio de los combustibles ha generado la práctica del contrabando de extracción por los fabulosos márgenes de ganancia que se obtienen trasladándolo a los países fronterizos.

Más allá del impacto negativo que estas medidas causarán en la población, debemos medir las consecuencias de su implementación. A la par de estas medidas se deben tomar otras preventivas que hagan menos traumáticos los efectos del aumento, a saber: 1.- congelación de tarifas de fletes y viáticos de transporte, tanto público como privado.

2.- congelación de tarifas de transporte público y privado.

3.- fiscalización en caliente para hacer cumplir la Ley de precios justos y penalizar monetariamente a los infractores. A los reincidentes suspenderle la licencia comercial.

4.- informar a través de campañas divulgativas los efectos positivos del aumento de los combustibles.

5.- las líneas aéreas extranjeras deben pagar la gasolina a precio internacional, las nacionales a precio local.

Ahora bien, ¿Cuál debe ser el precio de la gasolina? ¿Cuál su referencia? ¿Cómo aplicar el aumento? En mi pequeña encuesta personal de 40 personas un 70 % de los consultados coinciden que debe oscilar entre Bs. 1,50 y Bs. 2,00 el litro. Que su referencia debe ser nuestras propias necesidades y economía. Que en Colombia, Brasil, Haití, EEUU, Rusia, China o el polo norte la gasolina sea más cara no es nuestro problema, nuestro problema aquí es que ese aumento genere los cambios que la población exige para justificarlo, que esos ingresos no sean utilizados para tapar huecos fiscales sino para optimizar la red vial del país, no para poner más "bonita" una autopista o avenida sino para construir más y mejores carreteras, que las vías de penetración agrícolas sean transitables los 365 días del año y que el impacto social sea palpable y tangible. Todos coinciden que el aumento debe ser gradual. El litro de gasolina de 91 octanos cuesta actualmente Bs. 0,07 céntimos, llevarlo a Bs. 1,50 implica aumentarlo más de un ¡2000 %! Es bueno el cilantro pero no tanto. Un aumento del 100 % trimestral sobre el costo actual puede ser factible y permitiría medir su impacto en la economía en el mismo período.

Otro tema de conversación general es el hecho que el gobierno ha asumido implementar esta medida en medio de una guerra económica y con los precios del petróleo en niveles peligrosamente bajos. Diera la impresión que la razón del aumento no es lo extremadamente bajo de los precios de la gasolina, que ha sido un hecho históricamente recurrente sino la falta de recursos financieros para sostener el presupuesto de la nación, si esto se hubiese planteado en momentos de bonanza financiera con los precios del petróleo altos otro gallo cantaría. En este momento la dirigencia oposicionista hace mutis ante este planteamiento, su irresponsabilidad política no les permite asumir con valentía una posición ecuánime que demuestre madurez y sentido común, están tan apegados al manual de operaciones sicológicas que promueven con la guerra económica que no se dan cuenta de su torpeza. No se le puede pedir mucho en todo caso. El que tenga ojos que vea, el que tenga oído que oiga.

0,07/0,14/0,28/0,56/1,12/2,24... Esta es la progresión de las 40 mil lochas...

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Fidel Rodríguez


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