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Venezuela es un país con un gobierno que desarrolla medidas socialistas para colocar la mayor riqueza nacional posible en manos de las mayorías; y con una oposición sostenida en el engaño anticomunista y del terrorismo de la inseguridad por un capitalismo que quiere acaparar el máximo de riqueza nacional entre las pocas manos de los privilegiados burgueses, dejando la mayoría en la pobreza y el engaño del terror infundido.

No sorprende entonces el aumento de sueldos que acaba de decretar el Presidente Maduro, pero si satisface comprobar que la Revolución está firme en su principio de combatir la pobreza frente a un capitalismo que la procura, aquí y en muchas partes. Ayer Italia mostraba las estatuas de la pobreza junto a las de Miguel Ángel en Florencia; y las elecciones del domingo en Grecia, tienen como motivación rechazar la pobreza en la que los hunde la Unión Europea.

No sorprende el aumento de Maduro, pues la gran tarea de la Revolución, en esta etapa, es la repartición de la riqueza nacional, lo cual se hace básicamente a través de sueldos y vivienda; y, hasta donde se puede, a través de salud, educación y distribución de alimentos.

Esta es la gran tarea socialista del gobierno Revolucionario, por la que se le debe juzgar.

La importación, la distribución y el abastecimiento de alimentos han sido las grandes tareas que la burguesía criolla se ha reservado como privilegio para hacer el capitalismo venezolano. Ningún gobierno les negó este privilegio, so pena de un castigo, siendo el preferido el Golpe de Estado. Incluso los dos gobiernos de la Revolución Bolivariana le han mantenido sus privilegios de dólares, importaciones y abastecimiento, aunque se vio obligado a montar en paralelo Mercal, PDVAL y Abastos Bicentenario para enfrentar la guerra de desabastecimiento en la que se embarcaron.

Ahora, el pueblo Revolucionario Chavista no puede equivocar a quien reclama.

A la burguesía capitalista criolla debe reclamarle el desabastecimiento y el destino de los millones de dólares que el Estado le ha dado para importar.

Al gobierno Revolucionario Chavista debe reclamarle no haber tenido mano fuerte e implacable para castigar la banda de corruptos que, entre otros delitos sociales, han impedido que Mercal, PDVAL y Abastos Bicentenario hagan sentir la diferencia entre un abastecimiento capitalista y un abastecimiento socialista. Para estos rufianes, uno no tiene más que pensar en el Decreto de Guerra a Muerte que firmó Bolívar, en los juicios por Traición a la Patria que se hicieron en Cuba al comienzo de la Revolución y en las condenas a doscientos latigazos que aplican a los ladrones en algunos países árabes. Estas medidas punitivas solo las podemos pensar, pues por delante de ellas está la Carta de los Derechos Humanos.

Castigar la Revolución Bolivariana por el desabastecimiento es tanto como matar la víctima y dejar libre al criminal.

El voto castigo debe ser contra la derecha que ampara el capitalismo criollo depredador y salvaje.

*Músico y Educador, actual Presidente Asociación de Jubilados y Pensionados de Cultura



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