Manifiesto feminista: Terrorismo Ovárico

Ricos en estrógenos y penas, en ciclos y pesares en secretos de cuatro paredes los ovarios son la cuenca de este terrorismo corriente, del terrorismo cotidiano y por momentos imperceptible, es así, y ¿qué sería la mujer sin esas glándulas? a ¿qué estaríamos condicionadas una vez que el partero declara que es una niña?

El feto desde el momento de su crecimiento en que se conoce el sexo, se divide en una encrucijada de perjuicios, si nacemos niñas estamos condenadas a la violencia, si a la violencia!, pero no de aquella arcaica que solo comprendía el sufrimiento físico, no!

La violencia silenciosa esa que se vuelve costumbre y ley, a ritmos que podemos llegar a pensar en su justificación social, la violencia que conductualmente condiciona, la violencia a las mujeres que se hace y planifica por la misma mujer, la violencia que te roba el sueño y que te hace sentir diferente por momentos, esa violencia imperceptible a los sentidos, esa que debemos recoger en el aire de nuestra propiedad, encerrarla y ajusticiarla.

En la actualidad, si lo que callamos se hiciera estadística, la fuerza se desnivelaría y los miedos se mitigarían, las fragancias fuesen otras, no redactaríamos leyes sino manifiestos populares y la belleza quedaría absuelta de las rejas de lo predeterminable.


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