El pueblo investigador

Durante la clausura del III Congreso de Ciencia, Tecnología e Investigación 2014, se hizo mucha insistencia en que el pueblo, con sus necesidades, debe ser el referente de la investigación que se desarrolla en el país. Este referente se fundamenta en la CRBV, en la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación y en el Proyecto Patria, en su primer objetivo. Esta centralidad del pueblo hace que todos los organismos de investigación se diseñen y operen desde el diagnóstico de las necesidades del pueblo.

Sin embargo, el pueblo no solo debe ser el referente de la investigación, sino que debe ser investigador, convencidos como estamos, aplicando el dicho que: “sólo el pueblo salva al pueblo, sólo el pueblo conoce al pueblo”. Y no se trata de llevar al pueblo la ciencia capitalista, elitesca y servil del imperio, sino de descubrir y desarrollar el potencial científico que está en sus entrañas, y que a lo largo de la historia le ha permitido sobreponerse a todas las calamidades.

El pueblo sabe identificar sus necesidades, hipotetizar sus soluciones, experimentarlas, consolidarlas e incorporarlas a su acervo cultural, a sus saberes populares; los organismos de investigación, entonces, deben ir al pueblo a descubrir con el pueblo los caminos de la ciencia, los métodos, las técnicas y los procedimientos que hacen parte de su cultura y desarrollarlos de manera conjunta. No colonizar científicamente al pueblo, sino emprender con él un camino de autoformación científica en la perspectiva de la ecometametodología, donde lo eco refiere al respeto integral a la realidad, complejidad y al pueblo investigador, en su historicidad y lo meta se refiere a la creatividad científica haciendo la mezcla más adecuada a la realidad y a las competencias investigativas, en métodos, técnicas y procedimientos nuevos y tradicionales, que conlleve al mayor grado de felicidad posible para el pueblo.

El pueblo investigador es una meta constitucional, establecida en la educación como proceso social esencial del estado, conjuntamente y se puede decir, integradamente con el trabajo; también autoformador, no como domesticador del ciudadano copiador, sino como un productor de innovaciones para construir una patria libre y soberana, amante de la paz y la felicidad.

Este proceso de creación científica debe iniciarse desde la educación inicial. Hay que dejar de lado la transmisión copiadora del conocimiento y encaminarse en la producción creativa del mismo: un pueblo investigador.

Doctor en Ciencias de la Educación
Docente universitario



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