Venezuela es un país maravilloso con personas expertas en la crítica sin valor agregado, claro, existen sus excepciones, pero la norma dentro del proceso revolucionario lo evidencia, es menester trascender esa práctica con propuestas, con aportes, con construcción colectiva sobre las situaciones que afectan nuestra calidad de vida y el destino de nuestro país.
En el marco de los 15 años de aprobación de nuestra constitución, que enmarca que nuestro modelo de democracia es participativo y protagónico, surge el presente escrito, enfocado a enriquecer la propuesta revolucionaria de las bases de misiones, que Presidente obrero Nicolás Maduro Moros ha presentado al país para poder erradicar la pobreza extrema, y así cumplir con el compromiso que el Comandante Presidente Hugo Chávez asumiera con la Misión Cristo para el año 2019, pobreza cero.
Las bases de misiones contemplan la ejecución de proyectos socio productivos, que permiten la generación efectiva de medios de producción que rompan las brechas sociales y garanticen la superación de la pobreza extrema.
A lo antes escrito, propongo que a la par de dar respuestas estructurales a problemas estructurales, se vinculen, dentro de las bases de misiones, proyectos pilotos para el manejo de los residuos y desechos sólidos. Me explicaré mejor, una persona, genera aproximadamente 1 kilo de basura al día, y eso contempla los residuos orgánicos e inorgánicos. Ahora bien, la cultura que existe en nuestro país, es la paternalista, la que delega la responsabilidad completa del tema de la recolección y la disposición final de la basura al ejecutivo nacional, regional y municipal, (recomiendo revisar la Ley de Gestión Integral de la Basura, del año 2010). Es un error que se comete a diario y que desvincula al núcleo de la sociedad, a la familia, como parte vital para la transformación a un uso correcto y responsable de nuestros residuos y desechos.
Sería muy interesante, que cada base de misión, como plan piloto, contemple un plan integral de: Concientización, clasificación, recolección, tratamiento y una adecuada disposición final de la mal llamada basura, con un método responsable desde esta perspectiva, generaremos medios de producción en torno al vidrio, plástico, papel, aluminio, cartón (inorgánicos), que le permitirán a los habitantes de dichas comunidades, transformar un problema en una oportunidad.
Además, estos planes pilotos, pueden dinamizar las economías deprimidas que puedan existir en cada región, por ejemplo, para el tratamiento del plástico, se pueden articular esfuerzos con las iniciativas privadas para conocer qué tipo de material requieren para reutilizar el mismo, y cuáles son las necesidades que como empresarios demandan para mejorar su actividad económica, de no ser posible ese escenario, se pueden crear EPS (Empresas de Propiedad Social) de servicio, que, con el debido acompañamiento, supervisión y control del estado, puedan emprender las actividades necesarias para ofrecer el prestación del tratamiento de ese residuo y, a su vez, convertirse en un futuro, en proveedores de materia prima para otros sectores de la economía nacional.
El estado tiene el principal elemento para lograr el éxito en esta propuesta, cuenta con el talento humano que no se conoce por la cultura amarillista de nuestros medios de comunicación, pero allí están, desde ONG serias, investigadores particulares, hasta el mismo Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda.
El quinto objetivo histórico del plan de la patria nos hace el llamado para salvar la humanidad, la mejor forma de alcanzarlo, es aportando elementos para que la revolución cultural llegue a todos los rincones del país, debido a que el tratamiento actual a los residuos y desechos sólidos, solo delega las responsabilidades en manos de las autoridades y deja a un lado a los ciudadanos, es una oportunidad única para lograr dar pasos firmes hacia el nacimiento de lo nuevo, de lo contrario seguiremos en lo mismo, ser uno de los países con mayor recurso jurídico ambiental que no cumple.
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