Los aumentos semanales del sacudon económico, o Díaz Rangel no hace mercado

Con mucho respeto y cariño escribo esta nota relacionada con la columna de los domingos del profesor Eleazar Díaz Rangel en el diario Ultimas Noticias, la cual leo con regularidad.

No puedo dejar de asombrarme el comienzo de la nota del día de hoy, donde el balance que realiza el profesor Díaz, a 50 días del "sacudón económico", comienza con un "No se puede negar, sin embargo, que han disminuido aunque no desaparecido, las largas colas para la adquisición de ciertos productos. Uno puede concluir que se trata de los efectos del control con los captahuellas o cédulas para impedir que tantos compraran para revender o por encargo de comerciantes menores, incluidos buhoneros."

Y digo que me sorprende, simplemente, porque es muy tajante al afirmar "... uno puede concluir...", es decir; afirmar que las colas han disminuido por las "restricciones", y no porque comenzaron a aparecer los productos en los anaqueles, eso si, en la misma medida que vienen con los precios aumentados, basta ver el papel toilet, la harina de maíz, por mencionar algunos.

Yo no dudo de las buenas intenciones de estas medidas, inclusivo no digo que no sean necesarias, pero lo que si es cierto, es que los precios de "todos" los productos han aumentado considerablemente, y por eso están apareciendo, no tapemos el sol con un dedo, porque el sol sigue estando allí. Inclusive las colas continúan, solo que ya están apareciendo "más" productos que hace un mes, cuando hacíamos cola para comprar harina de maíz, pero no había leche, aceite jabón de lavar, ahorita por lo menos dos de tres se consiguen con la misma cola.

Lo mas triste es que las personas que hacemos mercado vemos como están los precios, y como van aumentando semanalmente, y el aumento del sueldo se vuelve sal y agua. Nada mas basta ver el precio del onoto, colorante en grano utilizadisimo en esta fecha para colorear la masa de las hallacas, cuyo precio está entre 1000 y 1150 bolívares el kilo. Y los que vivimos de hacer bollitos y hallacas, ya no sabemos en que precios los podremos vender si el aumento es semanal, la carne de segunda esta en 240 bolívares el kilo, el pimentón y el ajo porro a 140 bolívares el kilo y así para de contar, las cifras de los productos, pareciera que la unidad monetaria no es el bolívar, sino los cien bolívares, creo que no hay casi nada que no sea de cien, o mejor dicho, es poco lo que se hace con cien bolívares.

Así están las cosas, y los precios van subiendo y subiendo día a día, para cuando toque marcarlos dentro de un mes, estén bien altos y los comerciantes estén bien contentos ¡pues!, mientras el pueblo, estira como puede ese aumento de 600 bolos, que son como dos kilos de lagarto la reina, con los que quizás pueda hacer 30 hallacas, si se lo venden bonito y sin cartílagos.

Eso es como cuando la gente la van a jubilar, busca que le mejoren el sueldo, lo mas que puede para que lo jubilen con el sueldo mas alto que pueda alcanza. Así están los comerciantes, aumentando casi que diariamente los precios, vamos a ver que nos depara Diciembre que es donde hacen su agosto, y lo peor es que le seguimos dando dolares baratos, para que importen todo y no produzcan nada aquí, lo compren bien barato afuera y lo vendan bien caro aquí.

Del tema de la producción de la que habla el ministro, mejor no digo nada, porque seguimos viendo el tema de la producción desde la misma óptica industrial, capitalista, monoproductora, olvidándonos del desarrollo a escala humana y los beneficios de la expansión de la cultura del conuco como revolución cultural que no hemos asumido.

Que falta hace que nos pongamos creativos, y empecemos a ver como resolver este tema desde nuestra óptica nuestra americana, especialmente con nuestras técnicas y nuestra cultural originaria como inspiración, probablemente, no necesitaríamos mas hospitales para la diabetes infantil y adulta, y tendríamos una población mas sana, física y espiritualmente. Una población que consumiera mas frutas y verduras, y menos coca cola y doritos, chogui, todas esas bolsitas de veneno que amortiguan el hambre, y que pueden costar lo mismo que seis cambures comprados al buhonero de la esquina.

A mi que me digan comeflor, no me importa, hay mucho por hacer, pa' luego es tarde...

 

tibisaymaldonado@gmail.co



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Tibisay Maldonado Lira


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