La noche del 25 de septiembre de 1.828 atentado contra Simón Bolívar en Bogotá

Mientras se desarrollaba la Convención de Ocaña la Asamblea Constituyente entre el 9 de abril y el 10 de junio de 1828, Bolívar fue informado de que Santander y sus amigos habían comisionado a un oficial para que fuese a Bucaramanga y lo matara, pero no concedió mayor importancia al consejo, afirmando que Santander no era en realidad tan malvado como para llegar a eso.

En efecto, luego de culminada este encuentro pre-separatista, el Libertador retorna a Bogotá, y se dirigió inmediatamente a la catedral, pues deseaba evitar todo contacto con los liberales y masones de Santander. Allí en la gran plaza, en presencia de las autoridades locales y nacionales - el Gabinete, la Suprema Corte, el gobernador y sus oficiales-, Bolívar asumió el poder como Presidente. Recibió las respectivas felicitaciones, también se le sirvió un banquete en el palacio, en el que Bolívar brindó por la República de Colombia. Todos sus generales de alto rango: Urdaneta, Mariño, Páez, Soublette, Arismendi, Flores, Córdoba, Montilla, Bermúdez y Salóm, le aseguraron su lealtad.

El nombre Francisco de Paula Santander era el único que faltaba en esa lista de hombres famosos de la revolución.

Bolívar delineó un “Decreto Orgánico” el 27 de agosto que le facultaba plenos poderes (Ley Habilitante para reorganizar el Estado). No obstante, Bolívar no asumió el titulo de dictador; en vez de ello, recibió el nombre de Presidente – Libertador.

De allí, que Santander pasó a ser el cabecilla de una proyectada conspiración contra Simón Bolívar. El nuevo lema de estos liberales fue: “No habrá libertad mientras viva el Libertador”.
Los miembros de la conspiración respondían diversos intereses: “Sociedades de Salud Pública”, como ellos mismos lo calificaban en sus reuniones secretas, jóvenes escritores como Vargas Tejada; individuos aislados como el francés Horment, de quien se decía que era un espía pagado por el desmoronado imperio español; Florencio González y Marino Ospina. También participó subversivamente el coronel Guerra, Jefe de la plana mayor, y el comandante Pedro Carujo. La conducción de la rebelión se puso en manos de siete responsables para accionar el plan; al ser eliminado Bolívar y sus ministros, Santander debía asumir la presidencia.

El plan estaba diseñado para el día de San Simón, protegiéndose en la confusión general de las festividades.

Sin embargo, fue modificado el plan, decidiéndose asesinar al Libertador en un baile de máscaras, pero Bolívar escapó de la trampa, gracias a la intuición de su amada Manuela. Sus ministros le alertaban que existía un complot revolucionario en su contra y convencieron a Bolívar de que Santander debía ser exiliado.

El 5 de septiembre, sin previo aviso, el Libertador anunció: “Santander se irá bien pronto del país, de un modo o de otro”, a los pocos días fue designado embajador en Washington; con ciertas dudas, aceptó el cargo, pero continuó su agitación contra Bolívar. Sus informantes secretos lo mantenían al tanto del desarrollo de la conspiración; si esta triunfaba acudiría al llamamiento del pueblo, pero con las manos limpias de sangre, debido a que el era el “Hombre de las Leyes”.

El 25 de septiembre los acontecimientos tomaron otro giro de lo planificado, el complot había sido descubierto, el comandante Pedro Carujo y el coronel Guerra, se aventuraron en su objetivo actuando precipitadamente. Se formaron tres grupos; el primero capturaría a Bolívar a toda costa, el segundo debía apoderarse de los cuarteles y el tercero, estar preparado para cualquier eventualidad.

El palacio de San Carlos estaba cercado a media noche por los conspiradores que conformaron el primer grupo para el asalto´- doce ciudadanos unidos a veinticinco soldados al mando del venezolano Carujo. Manuela escuchó un ruido inusitado y despertó a Bolívar, que empuñó la pistola y la espada para hacer frente a los anárquicos. Su amada no se perturba y le vino a la cabeza la idea de escapar a Bolívar por la ventana y lo empujó por la espalda, Bolívar saltó al suelo que estaba casi a tres metros ¡Ve a los cuarteles! le gritó, al tiempo de caer en la calle pasaba su reportero y lo acompañó. El general se quedó en el río (bajo las arcadas del puente del Carmen) y mandó a este a saber como andaban los cuarteles, con el aviso que llevó, salió y fue para el cuartel del Batallón Vargas. Manuela encontró al Libertador montado a caballo en la plaza, entre mucha tropa que le daba vivas al Libertador. Cuando regresó a la casa le dijo: “¡Tu eres la Libertadora del Libertador!” Así transcurrió la mañana trágica del 28 de septiembre.

Los conspiradores habían sido capturados y conducidos al palacio, donde les esperaba Bolívar para escuchar sus declaraciones. Allí se encontraban el general Pepe París, afecto del Libertador, quien volviéndose hacia los conspiradores, dijo: “¿Y a este hombre venían ustedes a matar?”, a lo que respondió el francés Horment: “Era al poder y no al hombre”.

De esta manera, culmina otro episodio de magnicidio de los veinte mortales contra su vida.

Hoy el Libertador de 6 naciones descansa en un mausoleo creado únicamente para el y de esta manera, evitar la compañía de algunos conspiradores o traidores silenciosos en su época que lo rodeaban en la Iglesia Santísima Trinidad de Caracas – Panteón Nacional.

Dedicado a los discentes y discentas PNF Policía Nacional Bolivariana, Investigación Penal y Custodio Penitenciario de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), Acarigua.


wpuerta2012@hotmail.com


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