Roland Dennis no tienes la razón ni la verdad sobre los Colectivos

Monje: “¿Y usted no cree que la verdad, si es tal,

se impone también sin nosotros?”

Galileo Galilei: “No, no y no. Se impone tanta verdad

en la medida en que nosotros la impongamos. La victoria de la

razón sólo puede ser la victoria de los que razonan”

Bertolt Brecht: Galileo Galilei

En este difícil momento político que atravesamos sobre la crisis que nos ocupa el necesario avance y profundización del proceso bolivariano revolucionario, de agudización de la lucha de clases y de sus propias contradicciones frente a la hegemonía del capital mundial que repercute no solo en nuestro pueblo sino en la humanidad entera, en donde cada vez se hace más inminente y evidente la bestialidad del imperialismo expoliador, fascista, manipulador y criminalizador, desesperado mediante el accionar de sus teatros de operaciones por tratar de imponer su ruin lógica devastadora de la vida en el planeta.

Cuya política imperialista actual en contraste con los primeros años del siglo XX en que las grandes mayorías explotadas del pueblo debatían sobre: la insurrección y la forma que debería tomar su revolución, es decir, sobre la toma del poder y en qué forma hacer la revolución; en estos nuevos tiempos, concibiendo que el tiempo no es estático y está en pleno movimiento, la histórica clase explotada quienes seguimos siendo las inmensas mayorías mientras no acabemos y cambiemos esta realidad, debatimos desde cada trinchera de combate que agrupa la unidad de la lucha colectiva, del Colectivo y del Movimiento popular revolucionario en los barrios, en los campos, en las comunidades se plantea el presente debate fundamental puesto a la orden del día acerca de la independencia política, cuestión que pasa por la comprensión de las prácticas de la vida de la gente en su cotidianidad (no nada más sobre el análisis de las correlaciones de fuerzas como elemento político aislado de toda interpretación subjetiva individual).

Tal como desdeñan los opinadores de oficio que desde su mirada del mundo anarquista liberal por demás representada en la individualidad inquieta de Roland Dennis, figurado ultra radical izquierdista, híper, mega irreverente, quien en su vals solitario se obnubila –se ensombrece dentro de sí mismo- separándose de la política que se teje y se construye palmo a palmo en la comunidad que se está organizando, en donde actúan los Colectivos revolucionarios en la brega, lucha y trabajo político diario, creador de la irrupción núcleo territorial por la defensa de la patria e independencia productiva autónoma y autosustentable que impulso nuestro Comandante Chávez para ir en contra de la injustica social, la corrupción, la burocratización, violencia estatal y de la alienación capitalista permeado en la universalización del mercado que trastoca a todo ser consciente que se mueve y respira por su propia subsistencia contra la desigualdad, la discriminación y la sistemática opresión que no nada más imprime el Estado y sus órganos represivos; está también la euforia del liberalismo vulgar anarquista de mero discurso incendiario, de montoneras sin movimiento, de ensayos sin mayores efectos que se acuse de minúsculos focos de reivindicaciones fragmentadas y resquebrajadas en pedazos propio de su perspectiva dispersa, difusa, perdida en limbos que se desparraman ante el objetivo estratégico de toda revolución que en su fetichismo a ultranza no alcanza el desplazamiento tanto táctico como estratégico en medio de la ardua batalla de acumulación de fuerzas que requiere la combinación de todas las formas de lucha emprendida en la creación de condiciones sustentables que logre alcanzar la victoria del Poder Popular, del Estado Comunal, la independencia nacional y el Socialismo.

De tal manera, que abarquen mayor posicionamiento expreso en el fuego descarnado, cuando en todo proceso revolucionario el trazamiento de los objetivos no es practica sin idea como si se tratase de un tren sin freno sino que mediante la práctica cotidiana se va construyendo una nueva subjetividad, materializándose en otra realidad concreta resultado de la praxis revolucionaria impulsada por el método de interpretación dialéctica, enrumbando el camino que se construye haciendo ejercicio del trabajo productivo desde abajo con los de abajo en beneficio de la colectividad, en suma de la perseverante voluntad de trabajo voluntario, sustentable y autosustentable, del Colectivo creando poder visible y real en la organización territorial, en la Comuna, por medio de la defensa preventiva del territorio, el estudio crítico de la realidad para la transformación de las contradicciones antagónicas de clase, irradiando la unidad revolucionaria en el movimiento popular que luchan por su auténtica autonomía política en todas las dimensiones de la vida comunitaria, la definitiva independencia, la Patria Grande, el Socialismo y su máximo estadio social que exige la existencia de la humanidad en el planeta, como lo es, el comunismo; por encima de la satanización de veinte siglos por parte de la religión y sus correligionarios llámense, burguesías, contrarrevolucionarios y sus más acérrimas corrientes reformistas, anarquistas y posmodernos que juntos dan al traste a la inmovilización sin fuerza ni estrategia política concreta contra la ignominia del modo de producción del Capital y el imperialismo.

Por último, para quien se cree tener la verdad objetiva sobre la obra revolucionaria que edificamos a diario y defiende el Colectivo, los Colectivos populares revolucionarios de Caracas, referentes de combate del heroico pueblo de Bolívar en Nuestra América y para los pueblos del mundo que luchan por su libre autodeterminación a toda costa por la vida de nuestra gente con más nada que el peso del valor de la dignidad y la emancipación. Está ese invaluable aporte de Carlitos Marx, en cuanto al uso de la noción de “verdad como relación”, expreso en las célebres Tesis sobre Feuerbach, en la segunda tesis señala: “El problema de si se puede atribuir al pensamiento humano una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica es un problema puramente escolástico”.

Militante de la Comuna el Panal 2021 - 23 de enero

sergioconbolivar@gmail.com

 



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Sergio Gil

Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

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